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— Hey, espera un momento. —habló el castaño, siguiendo a Park por toda la extensión del pasillo.

El mencionado rodó los ojos, estaba cansado de la insistencia de Riki desde hace ya dos días. Resopló conteniendo su enojo y giró sobre sus talones para encarar al adverso.

— ¿Qué quieres, Nishimura? —intentó notarse neutral y tranquilo, pero tal vez las facciones de su rostro no demostraban tan bien aquello.

— Yo solo quería avisarte que hablaré con Sunoo. —carraspeó incómodo.— En verdad lamento todo lo que hice, en serio lo lamento.

— ¿Por qué dices esto? —frunció el entrecejo.— No debes preocuparte. A nadie debe interesarle lo que pase y haga con mi vida. Solo déjame tranquilo. —hizo el ademán de irse, más la mano del castaño en su brazo lo detuvo.

— Solo quiero arreglar las cosas. Así como tú me lo dijiste... —se detuvo y dio un leve suspiro.—... Somos humanos y cometemos errores como tal.

Sunghoon hizo un pequeño mohín, lo que Riki había dicho era muy cierto.

— Lo reconozco, sé que hice mal. —lo miró fijamente, tratando de transmitir la realidad de sus intenciones.

El rubio tenía aún el beneficio de la duda. ¿Podía ser cierto lo que Nishimura le decía? Ya no sabía que pensar, estaba tan cansado física como mentalmente.

Aquellos dos días después de la discusión con Sunoo fueron realmente complicados. Por más que lo buscaba para darle la verdadera razón de todo, el pelinegro no hacía nada más que evitarlo.

Sunghoon se sentía perdido. ¿Cómo llegaron a tal punto?

Si antes al rubio le hubieran dicho que estaría completamente enamorado de un chico totalmente diferente a él, de seguro se reiría estruendosamente. Pero a veces siempre pasa cosas inesperadas. ¿Cierto?

— Solo quería decirlo. —culminó el castaño, soltando a Park para irse por el camino contrario.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

Sunoo dio un suspiro cansino, por fin la clase de Trigonometría había terminado. No quería ver más de fórmulas y números por ese día, su cuerpo pedía a gritos ir a su apartamento y acurrucarse con Maeumi. Aquello sí que sonaba perfecto.

Para el pelinegro era extraño, se sentía extraño. ¿Desde cuándo le aburría uno de sus cursos favoritos?

Lo único que podía merodear por su cabeza era todo lo relacionado con Sunghoon. Y realmente se maldecía internamente por eso. Se sentía ridículo por no poder dejar de pensar en aquel rubio y en lo que Jungwon le había dicho después.

Se sentía confundido, desorientado en las millones de posibilidades de lo que pasaría si hacía algo o no. Sumado a ello, Sunoo tenía algo de vergüenza el conversar o estar cerca de Sunghoon, por lo que se le ocurrió tratar de evitarlo. Siempre se recriminaba el haberle reclamado por algo que no tenía sentido. Después de todo el pelinegro sabía que no había algo oficial o, al menos para él. Y si se ponía a pensar, aquello realmente lo decepcionaba, lo hacía sentir herido.

Suspiró fuertemente, asegurándose como más de mil veces que su vida era un completo desastre. Para Kim todo sería más fácil si nunca se hubiera atrevido a salir de su zona de confort, si no habría aceptado el arriesgarse por alguien más en contra de todas sus inseguridades.

Guardó todas sus cosas en la mochila y esperó a que los demás salieran del salón. Se sintió aliviado al notar que el lugar ya estaba vacío y sin más que esperar fue a buscar a Jungwon en la planta baja de la facultad, específicamente donde estaba el aula de Historia Universal.

Sucker for you. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora