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— Estoy más que satisfecho. —dijo el peliazul sobando su pancita.

— Será porque, no sé... ¿Te comiste casi cuatro hamburguesas? —habló Sunghoon con sarcasmo en cada palabra.

— No bromeo cuando digo que muero de hambre. —se encogió de hombros.— Y además, no almorcé por culpa de ustedes y sus problemas sobrevalorados.

— ¡Hey! —le reprochó el rubio.

— Ya Sunghoonie, déjalo tranquilo. —intervino Sunoo, tomando la pequeña y cálida mano de su chico.

— Ustedes parecen perro y gato. —bromeó esta vez Riki, soltando una risita nasal.

— Mejor llamaré al encargado para pedirle la cuenta. —se rindió Park.

— Creo que Sunghoon se ha vuelto un tanto gruñón.

El mencionado tratando de ignorarlo, cumplió su palabra y rápidamente un joven de dulce sonrisa fue hacia su mesa.

— Disculpe, queremos saber la cuenta en total.

El joven asintió, y dándole una última mirada a Sunoo, y fue a la caja para solicitar el ticket y el total del monto monetario que tenían que pagar.

— No me cae. —murmuró.

— ¿No te cae quién?

— A ti no te cae casi nadie. —otra vez el comentario de Jungwon.

— ¡Yah~! —resopló.— Es solo ese estúpido, no me da buena espina.

— ¡Sunghoon! —le reprochó el pelinegro.— No puedes llamar a alguien así.

— Se los dije~ —canturreó el peliazul.

— Uh, disculpen, aquí está la cuenta.

Riki tomó el ticket y luego sacó su billetera para pagar lo que estaba impreso.— Yo invito hoy.

— Hey, no. Todos podemos pagar. —habló el rubio.

— Claro que sí, no es necesario que tú pagues todo. —agregó Sunoo.

— Por mí no hay ningún problema que se ofrezca. —concluyó Yang, haciendo que Sunghoon virara los ojos.

Mientras los dos chicos se ponían de acuerdo en quién pagaría. Nadie pudo darse cuenta de la incesante y brillante mirada que el joven tenía hacia Sunoo. Y bueno, el pelinegro no era consciente de ello por haber estado limpiando sus anteojos con concentración y la naricita de botón media fruncida. Una imagen tan tierna que podía derretir cualquier corazón.

— Está bien, está bien. Solo hoy ¿De acuerdo? —habló el rubio.

— No te preocupes. —sonrió levemente. Extendiendo los billetes hacia el mesero.

Sunghoon frunció rápidamente el entrecejo debido a que aquel chico no recibía el dinero por seguir viendo de más al pelinegro.

— Disculpa. —dijo firme, rodeando con su brazo la cintura de Sunoo y con la otra mano chasqueando los dedos para captar la atención del chico.— Mi amigo te está dando el dinero.

El pelinegro se sintió un poco descolocado por el agarre repentino de Sunghoon, dejó sus lentes en la mesa y decidió observar lo que pasaba a su alrededor.— ¿Uh? —murmuró medio perdido para luego sacudir la cabeza.

— Toma, está completo y en efectivo. —dijo Riki amablemente.

— Lo lamento y, muchas gracias por su preferencia. —dio una venia.

Él que más disfrutó la escena fue Jungwon y es que tenía cierto gusto por ver al rubio enojarse. Nunca perdería la oportunidad de verlo de esa manera, era una diversión sana para él.

Sucker for you. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora