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Sunoo se encontraba caminando por las pequeñas áreas verdes de su facultad, soltó un gran suspiro luego de volver a recordar la situación "comprometedora" de Sunghoon con aquella pelinegra. Riki no le estaba mintiendo, él mismo pudo verlo y comprobarlo, de alguna manera, Sunoo se sentía decepcionado. Él realmente hubiera soportado escuchar de todo ya que lo más lógico era conocer mejor a Sunghoon.

Y vaya que si estaba conociéndolo.

Sunoo sabía que nunca se hubiera puesto a coquetear tan descaradamente con alguien. Ni siquiera le tuvo respeto a él y su momento de conversación. Simplemente lo dejó de lado por una chica más... Tal cual Nishimura le aseguró.

El pelinegro negó lentamente con la cabeza, no esperaba eso de Sunghoon. Por ahora solo quería buscar una máquina expendedora y comprar alguna barra de cereal para saciar su hambre, pero de lo que estaba seguro es que no volvería a la cafetería. Podían decirle exagerado o muy penoso con cosas que ni al caso, pero le incomodaba de cierta forma ver las interacciones íntimas de otra personas, por más pequeñas e insignificantes que estas sean.

Aseguró la correa de la mochila en su hombro y se dispuso a acelerar el paso si que es no quería escuchar la campana y tener que volver a regañadientes a su clase sin comer algo siquiera.

— ¡Sunoo! ¡Espera!

La voz le resultó demasiado familiar, mas el pelinegro no sabía si detenerse era lo adecuado. Resopló algo cansado y decidió seguir su camino. No iba a darle el gusto a alguien que no pensó en él por irse de atrevido con otras personas. No, eso sí que le había molestado ahora que lo analizaba meticulosamente. Le faltó el respeto de alguna forma.

— ¡Espérame!

Sunoo acomodó mejor sus lentes y empezó a ignorarlo.

Sin embargo, no contó con que Sunghoon fuera uno de los mejores en la clase de atletismo y pudiera alcanzarlo con facilidad. El pelinegro sintió como era sostenido de la muñeca con firmeza pero sin alguna muestra de fuerza exagerada. Tragó saliva y esperó a que Sunghoon se pusiera frente a él.

— ¿Por qué te fuiste?

El rostro del más bajo se desfiguró en una mueca de indignación e incredulidad, esa pregunta fue la más estúpida que pudo haber escuchado en toda su estadía en Seúl.

— Espera. ¿Es en serio, Sunghoon? —lo miró despectivamente, no sabe cómo, pero todo le estaba generando una gran molestia.— ¿Querías que me quedara viendo la interacción que tenías con la chica?

Y bueno, esta vez fue el momento del rubio para sentirse totalmente descolocado y sorprendido.

«¿Por qué se parece tanto a una escena de celos?» Sunghoon estaba dándose ilusiones que ni al caso venían.

— ¿Me estás escuchando?

— ¿Estás celoso? —replicó el rubio con una sonrisa que empezaba a ampliarse.

— ¡¿Qué?! —gritó y dando un fuerte resoplido, decidió darse la vuelta para ir a su aula respectiva. ¡Al diablo con el hambre que sentía!

Sunghoon logró reaccionar y antes de colapsar por el pánico, detuvo al pelinegro tomándolo del antebrazo.

— Espera, espera, no te vayas. —le suplicó. Sí, así es. Park Sunghoon está dejando todo de lado para tratar de detener al chico que ha calado muy en el fondo de su corazón.

— ¿Y ahora qué? —habló dejando de forcejear.

— Lo lamento mucho, Sunoo. —dijo con sinceridad, deslizando su mano desde el antebrazo hasta sostener la nívea y delgada mano del pelinegro.

— ¿Por qué dices eso? —Sunoo pareció dispersar toda su mala gana y decidió escucharlo. Disfrutando del cálido toque que le propinaba la mano de Sunghoon sobre la suya.

— Cometí un grave error, sé que estuvo mal. Es que ella, ella... —trató de no exasperarse, pero es que no encontraba las palabras correctas para decir la verdadera razón de sus acciones y el que verdaderamente lo lamentaba.

— Tranquilo, quizás no fue momento para hablar. Entiendo la persona que eres y-

— ¡¿Qué?! No, no. Yo ¡Ah! En serio, lo siento, de seguro ya has escuchado todo lo que dicen de mí. ¿Verdad? —a estas alturas de su vida y al frente de Sunoo, realmente se sentía avergonzado de lo que era antes.

— Bueno, sí. La verdad que sí. —se sintió extraño porque no quería hacer sentir mal al rubio.— Pero no te preocupes, yo no soy alguien para juzgarte. Nadie es perfecto y no debes hacer caso a lo que los demás digan de ti.

— Pero yo no quiero que tú tengas ideas erróneas de mí. —habló rápidamente, con algo de inseguridad y tristeza inundando su organismo.

— ¿Yo? —el pelinegro no pudo decir nada más ante eso.

¿Qué trataba de decir? No lo entendía.

— Soy consciente de la actitud estúpida que he tenido, de las personas que quizás lastimé por diversión, pero yo... Yo en verdad quiero cambiar, no quiero ser más ese chico que piensa que puede tenerlo todo con facilidad, quiero ser alguien que pueda merecerte y del que tú puedas estar orgulloso.

— ¿Qué? —Sunoo frunció levemente el ceño en claro acto de confusión.— ¿Sunghoon, qué rayos estás diciendo?

— Que quiero demostrarte que ya no soy como hablan los demás de mí, que puedo cambiar por ti.

— ¿Por mí? Park, no es necesario que te fuerces a ser algo que no quieres. —replicó con paciencia.— Y si quisieras deberías hacerlo por ti mismo, yo no soy alguien en tu vida y-

— ¡Pero sí quiero! —interrumpió.— Y no solo por mí, lo hago por ti y porque quiero que no solo seas "alguien", yo realmente quiero que formes parte de mi vida. —volvió a tomar con más firmeza la mano de Sunoo y, aunque moría de nervios, estaba decidido.

— Sunghoon, espera yo...

— Me gustas, me gustas demasiado y... Y sé que tal vez parece demasiado precipitado, pero no he podido evitarlo. Ya no puedo y tampoco quiero hacerlo. —el pelinegro lo miró con demasiada sorpresa. ¿Qué se supone que tenía que hacer?— Y deseo que por favor puedas darme una oportunidad, solo una para conocernos mejor y demostrarte que puedo ser mejor..., por favor. —su voz se suavizó a medida que hablaba.

Sunoo pasó saliva con dificultad y al igual que el rubio, sus mejillas empezaron a arder y colorearse de un efusivo tono rosa.

— Park... yo, uh, en verdad no me esperaba nada de esto.

El pelinegro se sentía totalmente cohibido.

Prácticamente... ¿Sunghoon le había confesado sus sentimientos por él? Pero ¿En tan poco tiempo? Sunoo no podía procesarlo bien, era algo tonto, demasiado absurdo.

En tantas cosas en su cabeza, no pudo reaccionar rápidamente al fuerte abrazo que obtuvo por Sunghoon.

Sintió como el rubio se aferró a su cintura y escondió su rostro en la curvatura de su cuello. Sunoo se tensó un poco ante la cercanía, pero tampoco podía negar que la agradable calidez le hacía sentir bien.

— Por favor~ —escuchó el débil susurro en los labios ajenos.

Sucker for you. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora