EL término headcanon se utiliza cuando un personaje o grupo de personajes no siguen la linea temporal o personalidad de una serie o personaje. Es decir, son historias que los fans empiezan a tomar como ciertas, pero no lo son.
En este libro, coloca...
-Hah...-Y Onodera sentía que las palabras sobraban al momento de entregarse a Takano. Cada vez era diferente y de cualquier manera, muy satisfactorio.
No obstante, algo del poco sentido común que aún mantenía lo hacía enfocarse en algo que en su momento no le pareció importante, pero ahora que lo veía tan de cerca...
-Takano-san se ve más guapo con gafas...-Onodera no consideraba que esté fuera el momento más agradable para considerarlo. Principalmente porque estaba siendo empujado hacia la cama con fuerza mientras se sentía rebotar gracias a la inercia del colchón, con sus piernas a ambos lados de la cadera del pelinegro y un palpitante pero creciente deseo en su interior, literalmente.
Y aún así, su mente se ocupaba en otro lugar mientras las manos del mayor se marcaban en la parte interna de sus muslos. Onodera veía a Takano todos los días con sus gafas mientras se encontraban en el trabajo, pero muy pocas veces había tenido el privilegio de verlo con ellas mientras lo hacían. Nadie entendería lo genial que se sentía hacerlo con el pelinegro mientras este usaba gafas, era como una distracción para no poder desviar la mirada de sus increíbles ojos.
-¿Dónde rayos estás?-Pregunto el editor en jefe del departamento de Esmeralda, con un ligero ceño fruncido. El pelinegro estaba molesto, y era comprensible su enojo. La persona que estaba penetrando debería solo pensar en él mientras se lo hacía, pero ahí estaba Onodera, observándolo con su típica cara roja y una mirada perdida que no le hacía más que dar rabia.
-¿Eh?-El menor parpadeo varias veces, saliendo de su ensoñación para enfocarse en el amante que tenía por arriba.
-¡¿En que tanto piensas?!-Takano se agarró del espaldar de la cama para poder tener más apoyo y por fin consiguió llegar a lo profundo del interior del castaño*. Onodera gimió y se aferró a las sábanas con sus manos.-¡Mierda!-Nada más tocarlo en ese punto exacto hizo que el menor lo apretara hasta hacerlo llegar al clímax, desparramándose por completo en su interior sin ninguna vergüenza y dándole unas cuentas estocadas más para alargar lo más que pudo ese delicioso placer que lo recorría desde la punta de los pies hasta la última fibra de su negro cabello.
-Hah... Hah...-Onodera se deslizó hacia el lado, sacando al joven intruso de su interior y cayendo cansado en su propia cama.
-¡¿En quién pensabas?!-El mayor estaba molesto. Takano agarró las mejillas del castaño con sus manos y lo obligó a mirarlo antes de dormirse.-¡Dime!-
Tal vez fue que Onodera estaba cansado. Tal vez fue que el pobre chico estaba quedándose dormido. Cualquiera que fuera la excusa, el menor se arrepentiría al día siguiente de lo que estaba por decir.
-Pensaba en lo mucho que me gustas con gafas...-El castaño sonrió levemente y alzó su mano para acariciar el pómulo izquierdo de su confundido jefe.
Luego de eso, Onodera se rindió ante la idea de mantenerse despierto y por fin se durmió.
Takano estaba...
Excitado de nuevo.
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*Takano:
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