¿Abajo o arriba?

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-¿Onodera?-Takano se apoyó sobre el colchón, acomodándose hasta sentarse contra el respaldo de la cama. Froto sus manos contra sus ojos para tratar de aclararse la vista. El editor en jefe se sentó por un momento en la esquina de su cama, para después colocarse algo de ropa y salir en dirección a su sala en busca de pequeño subordinado.

-Pues... no lo sé.-Escucho una suave voz cerca de la cocina.

-Así que aún no se ha ido.-A Takano le alegraba el haber cruzado aquella barrera con Onodera, consiguiendo que el menor ya no escapara mientras estaba dormido. Sonrió en su interior, quería que no se le notara la emoción.

-No, no, no sé, en serio. ¿Por qué le preguntaría algo así a Takano-san?-Parecía que el castaño estaba conversando con alguien más por teléfono... ¿sobre él?-¡¿Por qué querría saberlo usted?!-

El mayor camino de puntillas en la dirección donde venía el sonido, escondiéndose detrás de una pared y observando al pequeño mientras discutía con aquella otra persona.

-¿Usted le preguntó? ¿Y qué le dijo?-Onodera mantenía un pequeño sonrojo sobre sus mejillas y un leve ceño fruncido.-Tiene razón...-Se cruzó de brazos.-Pero no sabría como preguntarlo sin que suena raro, Kirishima-san. ¡Estoy seguro de que usted puede pero yo no!-El menor alzó la voz al tiempo que apretaba su mano y el rojo en sus mejillas aumentaba.

-¿Preguntar qué?-Los hombros de Onodera temblaron fuertemente del susto, volteando a ver hacia su jefe rápidamente, quien estaba mirándolo seriamente con los brazos cruzados uno sobre el otro.

-Ah, y-ya me tengo que ir.-El menor puso su mano sobre su boca y susurró unas palabras hacia el teléfono.-Ahora tengo un problema...-Onodera colgó la llamada, no sin antes escuchar la irritante risa del editor en jefe de Japun al otro lado del celular.

-¿De qué estabas hablando con Kirishima-san tan temprano?-El pelinegro camino hacia él mientras Onodera comenzaba a alejarse cada vez más.-Ujum.-Puso sus manos una a cada lado de la cabeza del menor y lo acorraló contra la pared.

-De na-nada...-El castaño desviaba la mirada cada vez que Takano trataba de intimidarlo.

-Parecía una interesante conversación.-El pelinegro lo tomó de los brazos, pegándolo más a la pared y obligándolo a verlo.

-¡Su-suéltame!-Onodera se retorció con violencia.-¡No era nada importante!-

-Pues estaban hablando de mí.-Apretó sus manos alrededor del antebrazo del menor.

-Uish, por eso.-El castaño frunció el ceño y lo miro fijamente, molesto de que no lo soltara.-Usted no es tan importante, Takano-san.-

-Mmm...-La brillanté mirada avellana del editor se oscureció sutilmente, pero lo suficiente para que Onodera lo notara.-Como quieras.-Lo soltó, para luego suspirar y alejarse.

-¿Ta-Takano-san?-El menor puso sus manos sobre su pecho y le dirigió una mirada preocupada a su jefe. ¿Acaso lo había lastimado?

-Jum...-Takano exhaló por la boca al sentarse en el sofá de su casa y cubrir el espaldar con sus brazos. Ritsu lo observaba desde atrás de una pared, como analizando su comportamiento.-¿Qué quieres ahora?-Dijo el mayor, cerrando los ojos y bajando la cabeza.

-Na-nada, solo que...-El menor apretó sus labios y puso sus manos en la punta de la pared.-Bueno, no quería decir eso, perdón...-Escondía su cuerpo tras aquel muro, solo dejando visibles sus ojitos de cachorro.

-Te perdonó si me dices de que hablabas con Kirishima-san.-La voz del pelinegro sonaba fuerte, demasiado autoritaria para los nervios del pequeño que estrujó la pared entre sus manos y se sonrojó fuertemente.-¿Y ajá?-

 Headcanons.➖Sekai-Ichi Hatsukoi.➖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora