EL término headcanon se utiliza cuando un personaje o grupo de personajes no siguen la linea temporal o personalidad de una serie o personaje. Es decir, son historias que los fans empiezan a tomar como ciertas, pero no lo son.
En este libro, coloca...
-Oh...-Takano se detuvo en la entrada al edificio donde vivía, quedando de frente a aquella chica que alguna vez representó una amenaza para él.-Buenas noches.-El chico hizo reverencia apenas la mujer se percató de su presencia.
-Buenas noches...-An hizo lo mismo, apretando las manos alrededor de las correas de su bolso.
-Ah, lo lamento, pero no sé su nombre.-El editor en jefe trató de ser lo más amable posible.-El mío es Takano Masamune.-Volvió a hacer una reverencia.
-Kohinata An.-La castaña lo imitó, algo avergonzada por haber olvidado presentarse antes. Aunque, bueno, nunca se habían encontrado en las mejores situaciones ni como conocidos normales.
-Un placer, Kohinata-san.-Takano acomodó su bolso sobre su hombro, al tiempo que pensaba que ya debía despedirse y empezar a preparar la comida que compartiría con su subordinado.
-El gusto es mío, Takano-san.-An se enderezó y sonrió ante su acompañante.
-¿Viene a ver a Onodera?-Pregunto, tratando de hacer algo de conversación para no parecer grosero.
-Ah, sí.-La chica asintió con la cabeza.-Pero, como siempre, se demora.-An río, levemente incomoda. No es que sintiera un sentimiento especialmente negativo hacia el hombre, pero no estaba segura de que debía decir en su presencia. Es decir, ¡era el novio de su mejor amigo por sobre cualquier otra cosa!
O algo así.
-Eh...-El pelinegro puso su mano en su cuello y se lo rascó un poco, pensando en sí lo haría o no.-¿Te gustaría... esperar adentro?-Takano señaló hacia su apartamento.
-Oh, bueno...-La castaña se sorprendió ante la proposición, pues nunca espero algo por el estilo de él en específico. Aún así, pensó que rechazar la proposición sería, cuando menos, sospechosa. Es decir, estaba haciendo frío y ya había estado esperando por mucho tiempo de pie, por lo que estaba cansada. Era de mala educación rechazar la proposición cuando era obvio que la necesitaba, incluso a ojos extraños.-Sí, me gustaría, muchas gracias.-Asintió.
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Onodera llegaba con precaución a su apartamento, sin querer hacer ni un solo ruido que pudiera ser escuchado por sus vecinos. Su jefe le había propuesto que cenaran juntos como de costumbre pero él la había rechazado, como de costumbre. Pero el castaño sabía que el mayor no se rendiría tan fácilmente y seguramente sería arrastrado hasta su apartamento otra vez, si no es que no terminaban en su propio apartamento.
El menor apresuró el paso apenas vio como la puerta del apartamento de su jefe se abría lentamente, entrando en pánico. Se apresuró a entrar a su casa pero las llaves se le escapaban de las manos por lo nervioso que estaba. O bueno, eso se decía Onodera, incapaz de aceptar que sí quería que lo obligaran para ir a comer y tal vez... algo más.
-Gracias por la comida y el té, Takano-san.-An salía sonriendo del apartamento al lado, sosteniendo su bolso con sus dos manos. La sorpresa en el rostro de Onodera al verla era demasiado evidente.
-No es nada.-Takano no había salido de la entrada de su casa así que el menor solo podía escuchar su voz.
-Espero que me mande la receta de ese atún, Takano-san.-La chica se despedía cuando, de reojo, alcanzó a ver a su amigo.-¡Ricchan!-Exclamo sorprendida, el pelinegro asomó la cabeza por detrás de la puerta para verlo.
-Ah, eh...-Onodera se sonrojó al verse descubierto, caminado hasta acercarse a los otros dos.-¿Qué hacen...?-El castaño se calló al darse cuenta de lo que iba a decir.-¿Qué hacen juntos?-
-Oh, Ricchan.-La castaña metió la mano en su bolso y sacó un paquete.-Mira, mi mamá te lo manda, un pequeño regalo de su viaje a Estados Unidos.-Se lo dio sonriendo.
-Ah, gracias.-Onodera lo tomo y sonrió con nerviosismo.-¿Viniste a traérmelo?-
-Sí.-La chica asintió.-Y me encontré con Takano-san abajo.-Señaló al editor en jefe.-Quién, amablemente, me dejó esperarte en su apartamento.-Ambos se miraron y rieron, enfrente del confundido Onodera.
-Ah, que amable...-El menor entrecerró los ojos, mirando a su jefe con duda, quien le regresó la mirada con burla.
-¿Estabas espiando?-Pregunto el mayor, con los brazos cruzados sobre su pecho y sonriendo levemente.
-¡Claro que no!-Exclamo con fuerza, sonrojándose.-¡Solo acababa de llegar!-
-Y estabas viniendo para comer juntos.-Afirmó Takano, divirtiendo a An.
-¡Claro que no!-Respondió Onodera, aún más avergonzado de estar haciendo una escena como esas enfrente de su amiga.
-Bueno.-La chica se acomodó el bolso en su hombro.-Ya debo irme, es tarde.-An se despidió con la mano y desapareció en el momento en que el ascensor cerró las puertas.
-¿Por qué estaban juntos?-Pregunto Onodera al verla irse.
-¿Qué? ¿Celoso?-Takano se apoyó en la puerta.
-¡Claro que no!-El castaño bajo la voz al recordar que estaba gritando en el pasillo. Tosió incómodo.-Solo quería saber de qué hablaban.-
-Pues si quieres saber si ella me dio fotos de ti cuando estabas chiquito y gordito.-Onodera se sonrojó fuertemente, su boca se abrió en una mueca y las palabras no salían de sus labios, así que empezó a balbucear como loco.-O si le mande fotos de ti cuando te quedas dormido en mi apartamento o en el trabajo...-El mayor se hizo a un lado, señalando con sus dos manos la entrada.-Pasa.-
-So-solo porque voy a eliminarte eso del celular.-Y Onodera entro rápidamente al apartamento de su jefe, con el ceño fruncido y las mejillas rojas de la vergüenza.
Takano sonrió levemente y cerró la puerta lentamente. Sería una larga noche.
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Estar enamorados de la misma persona pero llevarse relativamente bien:
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