EL término headcanon se utiliza cuando un personaje o grupo de personajes no siguen la linea temporal o personalidad de una serie o personaje. Es decir, son historias que los fans empiezan a tomar como ciertas, pero no lo son.
En este libro, coloca...
Takano Masamune se encontraba sentado en su escritorio trabajando. Era un escenario normal para él, departamento casi vacío, horas extras que no le pagarían y una irritante pero constante picazón en la nariz por culpa de sus gafas.
-Joder.-El pelinegro ya no sabía que hacer, el cansancio lo traía loco desde hace días, donde no había podido dormir lo suficiente y ahora cualquier cosita—tan mínima que fuera—lo molestaba en demencia. Se quitó las gafas para que la molestia parara por un rato y se acarició el puente de la nariz.
No podía quitárselas por demasiado tiempo porque estar trabajando sin ellas sería un suplicio, uno lleno de dolor de cabeza y parpadeos incesantes que trataban de enfocar mejor las cosas que estaban en toda su cara. Detestaba sus gafas un día así, pero detestaba más los putos genes de su madre que le habían heredado la miopía.
-¡Carajo!-Grito bajito, golpeando con un poco de fuerza su espacio de trabajo y haciendo saltar del susto a su pequeño, pero lindo, editor castaño que era de los pocos en permanecer aún en el departamento junto a su jefe.
Onodera lo miro de reojo, frunciendo el ceño por haberse desconcentrado al escucharlo. No obstante, su expresión cambió al verlo detalladamente. Algo bueno que tenía el editor en jefe era su capacidad para hacer frente al estrés de un trabajo como ese, siendo capaz de sacar adelante cualquier cosa sin importar nada. Pero ahora parecía estar más irritado que de costumbre.
El castaño se dedicó a mirarlo fijamente por un rato, dándose cuenta de que el mayor solía quitarse las gafas, limpiarlas y luego volvérselas a poner con un semblante de resignación. El menor rodó los ojos y suspiró al percatarse de las razones que lo tenían tan enojado, echando hacia atrás su silla.
-Takano-san.-Onodera puso sus manos en su espalda mientras esperaba que su jefe le prestara atención. El pelinegro alzó la mirada del manuscrito y le hizo una seña con la cabeza para que supiera que lo estaba escuchando.-Tenga.-Acercó su mano a la cara del mayor, mostrándole una pequeña curita.-Póngasela en la nariz.-El menor se la dejó en su escritorio.
-Jeh... que observador eres.-La sonrisa ladina de Takano solo hizo sonrojar y molestar al castaño, entendía perfectamente lo que le estaba sugiriendo. El mayor no perdería ninguna oportunidad de molestarlo.-Pero sabes que no sé ponerme estas cosas.-Agarro la venda adhesiva con sus dedos y la movió de lado a lado enfrente de la cara de Onodera, consiguiendo enojarlo aún más.
-¿Acaso es un bebé?-El editor en jefe alzó los hombros en señal de indiferencia, haciéndolo suspirar. Agarró la curita de entre sus manos de nuevo y la abrió.-A ver.-Solo lo haría porque no había nadie cerca que los estuviera viendo, en otra situación, no se lo colocaría.
Onodera acomodó un mechón de su cabello detrás de su oreja para evitar que le tapara la vista y se inclinó sobre su jefe, tratando de pegar la venda adhesiva de tal manera que no se fuera a soltar tan rápidamente, todo esto frente a la fija mirada del editor en jefe. Fue bajando con lentitud la curita y la aferró con cuidado al puente de la nariz del pelinegro, ahí en esa parte donde las gafas reposaban todo el día. Acarició la venda varias veces para pegarla bien.
-Ya está.-Y antes de que el castaño pudiera hacer cualquier otra cosa, Takano lo agarró de las mejillas y lo bajo aún más hasta que sus labios se unieron en un fugaz beso.-¡Mmm!-Onodera lo empujó rápidamente, temiendo que cualquiera entrara y los viera haciendo tal escena.-¡Takano-san!-Replico sonrojado.
-Es que te veías muy lindo, no lo pude evitar.-El mayor sonrió mientras acariciaba la curita en su nariz, ya no sentía la picazón de antes.-Gracias, eres una gran enfermera.-Se puso sus gafas de nuevo, dispuesto a volver a trabajar.
-¡¿Enfermera?!-Replicó el menor con molestia.-¡No lo volveré a ayudar!-Se fue refunfuñando entre dientes, aunque en su interior estaba feliz de haber conseguido aliviar el estrés de Takano.
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La verdad... es que a mí también me pasa esto y últimamente me ha resultado muy molesto traer mis gafas puestas, por eso me pongo una curita, aunque a mí me la coloca mi mamá XD
