22. Veneno

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Las espadas chocaron creando un fuerte ruido que disgusto a Seonghwa, todavía no terminaba de acostumbrarse al constante ruido metálico que hacían al chocar.

Hongjoong sonrió mientras protegía a su Alfa, se sentía bien hacerlo, tampoco se molestó en ver hacia atrás, sabiendo que Seonghwa también le protegía las espaldas.

Fue rápido como siempre, su espada se clavó en sus costillas, cuidando en no darle en un punto donde lo matara de inmediato, quería verlo desangrarse, esta vez disfrutaría de ver como se ahogaba en su propia sangre.

Disfrutó del suelo manchándose de rojo, aunque luego frunció el ceño al darse cuenta de que este suelo no era el de su barco, sino que era el de la habitación de un príncipe.

Y no de cualquiera, era de su príncipe.

—No ensucies con tu desagradable olor —pateó al Alfa, solo humillándolo más, este gruñó, pero no podía hacer nada, se moriría desangrado en solo unos minutos— estabas tan confiado al principio ¿Qué se siente tener mi pie en tu cara? —preguntó con una sonrisa sádica— pobre Alfa, pensó que podría conmigo —hizo un puchero en tono burlón— ahora te pudrirás y nadie recordará tu nombre —piso con más fuerza haciendo que el Alfa jadeara de dolor— que quede claro, soy el capitán Hongjoong, un Omega y no me avergüenzo de serlo —la suela de su zapato se llenó de sangre y saliva— no dejaré que le hagan daño al príncipe —pateo la garganta del Alfa y este se ahogó, sus ojos se agradaron mientras se llenaban de lágrimas.

Seonghwa vio todo esto, quedando helado, se dio cuenta de que en realidad Hongjoong nunca peleo enserio con él, sino lo hubiera matado desde hace tiempo, desde su primera pelea.

Se sintió aliviado de ver que esos ojos llenos de rabia ya no lo mirarían nunca. En verdad no era ni la mitad de fuerte a pesar de que había entrenado durante toda su vida, su niñez fue eso, estudiar para ser un buen rey, pero jamás fue suficiente.

Las palabras de Geonhak llegaron a su cabeza. «Eres demasiado dulce, un rey no debería tener esos ojos» Ahora comprendía a su hermano mayor. Siempre fue demasiado idealista, siendo amable y hasta blando, ahora veía porque jamás podría liderar toda una nación.

Hongjoong pateó al Alfa una vez más antes de alejarse, otra vida se sumaba a su libro, había quitado tantas que ya no sentía nada, sus manos ya no temblaban como al principio.

Había veces que se asustaba de cuanto las disfrutaba.

—Seguro no es el único —dijo Hongjoong llamando la atención de su Alfa— toma tu espada y vamos, el castillo fue tomado —anunció y Seonghwa temió lo peor.

Hongjoong tenía la razón, habían atacado más traidores.

Jongho se encontraba salpicado de sangre, habían atacado cuando dormían, pero no fue ningún problema.

Dos Alfas habían entrado al cuarto, Jongho estaba acurrucado en medio de sus Alfas, pero el olor distinto lo despertó, vivir en Fear y en el barco le había enseñado que en cualquier momento podrían atacarlo.

Abrió los ojos cuando escucho una respiración pesada, además el olor asqueroso a metal le lleno su nariz, le que se dio cuenta. Estaban por matarlo.

—Eso es jugar sucio— se quejó.

Al encontrarse en medio sería complicado, miró hacia todos lados sin saber qué hacer, hasta que vio su apertura. Su espada estaba en la cabecera, así que nada más se estiro para tomarla, esperando que sus Alfas continuara durmiendo, pero eso fue inútil.

—¿Qué está sucediendo? —Yunho se alertó de inmediato. Pero no pudo pronunciar más palabras cuando el líquido rojo y caliente salpico parte de su rostro, siendo Jongho quien se llevo la peor parte.

This Is My DesireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora