This Is My Desire

25. Lámpara de Aceite

Debe elegir, Yeosang aprieta el agarre, debe hacerlo, quiere protegerlos.

Ya no quiere ser solo el que espera a que termine todo para ir y revisar heridas, que sabe pudo haber evitado si tan solo tuviera el valor de usar la espada.

San se ha herido incontables veces por defenderlo, ahora quiere ser él quien evite sus heridas.

Ve a Wooyoung quien se ve preocupado, sabe que su amigo le grito solo por ayuda, sabe que este solo le hubiera pedido levantarse si en verdad estaban en una situación crítica.

No quiere defraudar a nadie y lo peor de todo es que los conoce tan bien, que es consciente de que al final si no sale ninguno lo culpara, de hecho, intentarán animarlo.

Está harto de eso, ya no será solo una carga.

Duda solo unos segundos que parecen eternos, pero al final sale de su escondite y se pone detrás de Wooyoung, este le sonríe sabiendo lo difícil que fue tomar la espada.

—Jongho está herido —informa San— no sé qué tan mal está, pero... —se muerde el labio, sabe que su hermano lo golpeará si se atreve a ir y ayudarlo.

—No podemos llegar hasta ahí —murmura Yeosang viendo cómo los otros tres apenas se mantienen.

—Concéntrense —les gruñe Wooyoung y los dos vuelven su atención.

San le dispara a un Alfa que estaba demasiado cerca de los músicos quienes detienen al fin la música.

—Solo salgan de aquí —les grita y estos se dan cuenta de que si huyen en ese momento el rey podría cortarles la cabeza, pero también están al tanto de que pueden morir por una bala accidental.

Salen corriendo, no importa ya lo que pueda suceder después. Ahora solo se escucha el metal chocando y el sonido estridente de las balas al ser disparadas.

Yeosang hace lo que puede balanceando su espada que se siente demasiado pesada, pero logra cubrir a los Alfas que se encuentran disparando, se siente orgulloso cuando el metal se funde con la piel de uno de los caballeros que estaba por atacar a San por la espalda, su vestido blanco se vuelve rojo y frunce el ceño, pero sigue, pronto se acostumbra a la sensación de la piel desgarrándose por su causa.

Se pregunta, si ese Alfa tenía una pareja o alguien que esperaba por él, se siente culpable y las lágrimas brotan por si solas, sin embargo, continúa, girando sobre su propio eje para cortarle la garganta a otro más, luego le clava la espada a otro en el pecho, y continuó.

Jongho se da cuenta que ignorar su herida fue mala idea, escupe sangre, de repente cada respiración parece un tormento, y el palpitar de la herida resuena en su cuerpo como un recordatorio constante de su vulnerabilidad en medio del fragor del combate, pero sigue moviéndose, no es momento para temer, aunque cada movimiento le provoca un agudo siseo de dolor, aun así, Jongho se niega a permitir que esto lo detenga, empujando sus límites físicos en pos de la victoria.

—¡El rey huye! —grito Mingi llamando la atención de todos los caballeros, en ese momento de distracción, toman ventaja.

Muchos caballeros caen al suelo sin siquiera poder reaccionar. Manchan de sangre el piso, y se ahogan en su propio miedo hasta que su vida se termina.

—Jamás aparten sus ojos de mi durante una pelea —gruñe Hongjoong mirando los cuerpos sin vida de los caballeros— no me subestimen —patea el cuerpo sin vida de uno de los tantos Alfas.

Seonghwa siente una mezcla de horror y tristeza al ver la brutalidad en los ojos de su Omega. Para él, la violencia y la sangre son una carga, un recordatorio de la paz que dejó atrás al elegir estar con Hongjoong en lugar de casarse con Lyora.