11. Odio

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—Lo siento —Jongho comenzó a sentir que lloraba, no quería alejarse de sus Alfas, pero no quería llevarlos al campo de batalla. No quería que ellos vieran la clase de monstruo era, por primera vez el miedo de la sangre se reflejó en sus ojos.

—¿Seguro? —Yeosang lo miró sabiendo que algo andaba mal.

—Sí, tenemos que retomar el viaje, ahora que tenemos la llave, tenemos que seguir... —trato de formar una sonrisa, pero solo formó una mueca. La maldita reliquia del tuerto que los había atorado en Fear, pero ahora al fin estaba en sus manos.

Era una pequeña llave de oro, pero esta llave era especial, aunque todavía no lograba encontrar porque, la habían examinado, sin embargo, lo único que encontró fue que, en la cabeza de esta, sobresalía una pluma. Sin embargo, confiaban en que pronto descubrirían que era lo que se escapaba de sus ojos.

—¿Les avisaste que te ibas? —preguntó Wooyoung tratando de ayudar a Yeosang.

—No —bajo la cabeza.

Al momento de despertar se sintió tan mal, se acurrucó un rato, aspirando el aroma de ambos Alfas, como si quisiera tatuárselo, dándose cuenta del deseo que lo había hecho viajar, no podía traicionarse a sí mismo, por lo que se levantó de la cama, miro a sus Alfas dormir, la paz reflejando sus rostros.

No pudo, no podía arrastrarlos a su vida tan peligrosa.

Entró en pánico, después de que todo se hubiera tranquilizado se dio cuenta de lo que había hecho, no solo se había atado a un Alfa, sino que se dejó atar por dos Alfas que desconocía hace una semana...

Ellos tenían una vida... Tenían la taberna y por lo que había llegado a ver ellos estaban bien con su vida.0

No quería arrebatarles esa paz, pensando de manera equivocada que esa paz perduraría si desaparecía, así los dejaría vivir esa vida tranquila que ellos poseían.

Apenas pudo recordar recoger la llave antes de salir huyendo de la casa...

—Deberías despedirte —Yeosang se acercó para tratar de hacerlo entrar en razón. Estaba viendo lo tanto que le afectaba a Jongho y no quería que se enfermara por culpa de no ver a sus Alfas.

Además, las marcas en su cuello no se curarán del todo hasta que sus Alfas también recibieran su respectiva marca.

—Estoy de acuerdo —San se acercó para acariciar la espalda de su hermano— creo que ellos pensaran que hicieron algo malo —le disgustaba un poco la idea, pero era consciente del peligro que era para su hermano alejarse sin más.

—No puedo —miró el muelle esperando encontrar a sus Alfas, pero sabía que ahí no había nadie, después de todo no les dijo nada— Si hablo con ellos no podré irme...

Sintió una gran opresión en su pecho mientras escuchaba las gaviotas, todo se desmorono en cuanto por sobre todo el ruido escucho el grito de sus Alfas, despidiéndose de él, fue ahí que sus ojos se volvieron una fuente constante de lágrimas, en lo que el barco se alejaba, se abrazó tratando de tragarse el agrio sentimiento.

Mingi había despertado gracias a que cuando sus brazos buscaron la calidez del cuerpo de Jongho no lo encontraron por lo que se asustó y sin perder el tiempo bajó a buscarlo.

No había ninguna señal de su Omega así que despertó a Yunho, ambos buscaron hasta que recordaron que Jongho era un marinero, fueron lo más rápido que pudieron y fue entonces que vieron justo el momento en el que el barco zarpaba. No pudieron hacer nada y solo vieron como su Omega se alejaba quien sabe por cuánto tiempo.

—¡Por favor, cuídate!

—¡Vuelve pronto!

Ambos habían gritado para despedirse, al menos querían lograr eso, aunque hubieran deseado poder despedirse.

This Is My DesireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora