Capítulo 24

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El carruaje se detuvo al pie de la escalinata y después de despedirme de mis acompañantes, inicié el recorrido ascendente con el sobre que resguardaba el escrito contra mi pecho. En el largo pasillo experimenté el burbujeo de la emoción que se iba haciendo cada vez mayor con cada paso dado.

De repente, la luz tenue se alimentó de las arañas del esplendoroso salón y aparecieron aquellas grandes personalidades enmascaradas que disfrutaban del célebre ambiente. Sonreí encantada por el aire que me rodeó y con fervor busqué a Ethan entre todos ellos. En su lugar, divisé una llamativa dama de dorado que le hacía honor a su apodo. La Hacedora de Sueños, resguardada tras un antifaz de igual color, cerró su abanico de un movimiento y caminó sonriente hacia mí.

―Oh, querida. ¡Al fin llega!

―¿Me esperaba, lady Colton? ―pregunté con algo de asombro.

―Creo que todos, niña mía.

Su brazo se enlazó al mío y sonrió al frente. En ese momento me hice consciente de que todas las miradas cercanas estaban posadas en mí, aunque trataran de disimular lo contrario.

―Ahm... ¿acaso saben algo que yo no?

Su risa musical se escuchó y me instó a caminar a su lado.

―Es imposible detener el avance de un rumor, más cuando es tan... jugoso. ―La vi sonreír de lado.

―Si no es mucho atrevimiento de mi parte, ¿podría explicarme qué tipo de rumor me ronda esta vez? ―pregunté, tratando de contener la rabia.

Los pasos de la dama se detuvieron y ladeó su cuerpo para escudriñarme a profundidad. Sabía que me había sobrepasado. Ella no era la culpable de que los rumores se alzaran ya fuera para alabarme o para atacarme, pero... estaba tan cansada que no había medido mis palabras.

―Lo siento, lady Colton, yo...

―Las mujeres siempre nos vemos acechadas por los chismes, querida, lo entiendo perfectamente. ―Extendió sus labios rojos hacia un lado―. Pero si somos inteligentes, siempre podemos usarlos a nuestro favor, ¿no lo cree?

Sus palabras me recordaron mucho a lo que había dicho Ellie días atrás y le di la razón. La desesperación me hubiera orillado al desastre, pero había sido gracias a mi querida amiga, a la ayuda de Ethan y del mismo marqués de Winslow, que había sabido contrarrestar los rumores.

―Entonces, me gustaría saber de qué trata todo esto para montar mi plan de ataque.

―¿Plan de ataque? ―Ante esa voz rasposa, dibujé una media sonrisa y me di la vuelta.

Allí estaba él con su cabello negro y su rostro velado por su característico antifaz.

―Lord Blackwood.

―Siempre es un placer tomarla por sorpresa, mi querida lady Suspiros. ―Tomó mi mano y dejó un beso en el dorso, sin romper la conexión entre nuestras miradas―. Entonces, damas, ¿debo temer por mi seguridad ante tales planes?

―Depende, milord ―respondí, siguiéndole el juego―. ¿Está usted en el campo enemigo o es aliado?

―Aliado siempre, mi señora ―dijo en una pequeña reverencia.

Ambas nos reímos.

―Lady Colton me comentaba que, al parecer, un rumor me ronda. ―Me incliné un poco hacia adelante y susurré―: Les confieso que últimamente me he visto envuelta en varios.

―Ah... bueno, milady, creo que el culpable de este nuevo rumor soy yo. ―Ante mi cara de asombro, Ethan copió mi acción previa al continuar―: Puede que, accidentalmente, haya revelado mis intenciones de pedirle una coalición para un proyecto nuevo que traigo entre manos.

La dama de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora