Epílogo

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10 meses después

"Mi querido lector,

Los últimos días han sido muy emocionantes. Llenos de bodas y compromisos que no esperaba comentar en esta columna por lo poco probables que eran. Desde luego, ninguna ha sido tan comentada como aquella boda apresurada que todos nos perdimos y nos sorprendió una mañana de mayo del año pasado. Suspiro cada vez que pienso en el mar de cotilleos que nos perdimos; algo que no les afecta en lo más mínimo a los condes W. El mundo deja de ser importante cuando se da rienda suelta al amor.

Pero dejando de lado mi pequeña rencilla por no haber sido invitada, vuelvo a lo que en verdad interesa. Imagino que debes estar tan deseoso como yo de tener en tus manos: Viento en la Almenara. Es una cuenta regresiva que me tiene con las uñas destrozadas, y de muy buena fuente sé que muchos ya han declarado sus intenciones de dormir afuera de las librerías de ser necesario. Aunque no es de extrañar, ya que se trata de la coalición de dos escritores tan controversiales que han llenado a Aurennor de suspiros, anhelos, pecado y sueños húmedos. Y no me vengas con puritanerías, porque si me estás leyendo, sabes muy bien que así es.

Sollozo por estos días de espera, aunque me queda el consuelo de que tengo el mío asegurado. Alguna ventaja debía sacar esta autora por mantener informada a la ciudad de lo que realmente importa, ¿no lo crees?

Te deseo suerte y que puedas deleitarte en dos días con las letras de nuestro demonio tentador, el Erudito de las Sábanas, y nuestro ángel, la mujer que dejó sin voz a más de uno cuando se reveló como tal, la Ama de los Suspiros.

Recuerda como yo que la paciencia es una virtud,

Lady Ventisca".

―¿Quién no compraría nuestro libro con tal publicidad? ―me pregunté en una risa.

En verdad, las ocurrencias de Alexander no tenían límites y por eso el Dios del engaño no le llegaba ni a los talones. En su pluma, el chisme era una verdadera obra de arte al ser tan jocoso como la dama más cotilla, y tan pícaro como el mujeriego descarado que era; por eso su columna gozaba de tanta popularidad.

Y como él mismo había dicho, ser amiga de la afamada lady Ventisca me dejaba beneficios: como leer la columna gratis y un día antes de su publicación, especialmente cuando hacía mención a nosotros.

Si seguía así, se volvería el hombre más rico de todo Aurennor, después de todo: lo atrevido y lo prohibido era lo que vendía, según sus propias palabras.

―Rencilla... casi que lo saca en todos sus números desde la boda. ―Volví a reírme―. ¡Y eso que fue uno de los padrinos! No puedo imaginarme si realmente lo hubiéramos dejado por fuera.

Toques en la puerta se escucharon; al dar consentimiento, mis doncellas ingresaron en la habitación.

―Todo está listo, condesa ―dijo Daisy con emoción.

―Y el aroma ya se siente por todo el jardín ―suspiró Becca.

Emocionada, me asomé por la ventana y me maravillé al ver el camino de velas que guiaba a nuestro santuario que resplandecía en la oscuridad. Esa noche sería la primera floración de las damas y había preparado todo para que fuera un evento solo para nosotros, porque más allá del significado que tenían las flores y el lugar en sí mismo, era una celebración de vida.

―No creo que Ellie y Marcus hayan podido retener más tiempo al conde ―dije y corrí al escritorio. Tomé un pequeño sobre rojo, al estilo de la Sociedad, y lo dejé en manos de Daisy―. Debe estar por llegar a casa, se lo das, por favor.

La dama de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora