Acto tres

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⚠️Este capítulo contiene menciones de abuso y acciones violentas. Por favor y lea con precaución⚠️

Lo siento mucho. <3

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Amélie Avery Malfoy.

Agosto de 2015.

Agarró otra caja y la apartó para hacer más espacio. Ella no necesitaba más espacio. Tenían toda una mansión para guardar cosas, pero ella deseaba ser práctica, para ahorrar tanto espacio como fuera posible.

Amelie sonrió. Un arco tímido cruzó su boca mientras escogía las cosas que llenaban los paquetes. Sus ojos cayeron tiernamente sobre los peluches colocados en uno de ellos.

Solían pertenecer a Talia y Teddy.

Sus pequeños corazones, los volvió a dejar antes de volverse a otra caja, e hizo lo mismo allí. Ella sonrió. Ella resopló ante los libros apiñados en ese.

Eran los viejos libros de Talia. Amelie recordaba haberle leído cuando era pequeña, ya no era tan pequeña, pero todavía adoraba cuando leían juntas.

A veces, cuando la vida se ponía un poco pesada para su hija, venía llamando a la puerta de Amelie, viendo cómo su madre estaba garabateando algo en su libro de cuero, y preguntaba si podían bajar. Amelie siempre supo lo que eso significaba.

Se acurrucaron frente al sofá, en el piso junto a la chimenea, y no importaba si era pleno verano o si hacía frío y oscuridad afuera, siempre lo hicieron, y Amelie leyó. Leía, leía y le leía a su hija, con la cabeza en el regazo, y se pasaba los dedos por el pelo. Era su actividad favorita.

Talia no vivió para parecerse demasiado a Amelie, no como el pequeño Teddy.

Él era ella en carne y hueso. Se parecía a su padre, el pelo rubio, la nariz afilada, pero no se parecía en nada a él. Teddy fue cuidadoso, gentil, tranquilo. Por lo general, lo encontraba en el jardín, recogiendo flores que luego colocaba sobre su almohada. Hablaba con los pájaros y se aseguraba de darles el desayuno antes de comer cualquier cosa él mismo. Tenía sus ojos y su alma.

Amelie y Teddy eran muy parecidos, como si él fuera una versión diminuta de ella de nuevo.

Si bien Talia era franca, abierta, directa al grano, nunca se apartó de un desafío. Ella era dura, honorable, buena. Tenía el corazón más bondadoso y, a veces, Amelie veía demasiado a Draco en ella. Amaba el espíritu que llevaba Talia. Le encantaba que le recordara a Draco.

Amelie negó con la cabeza, sintiendo el calor que se extendía a través de ella. Sintiendo la brillante sensación que le causaba su perfecta pequeña familia.

Sus brazos se hundieron en otra caja. Ella sonrió a los vestidos de princesa.

A Talia le encantaba organizar fiestas de té y siempre hacía un berrinche porque su padre no llevaba vestido. Llegó tan lejos que no se le permitió estar cerca de ella cuando ella estaba girando de ese lado. Narcissa le hizo uno, y cuando Talia menos lo esperaba, Draco se unió a sus fiestas con un vestido de princesa.

Ella nunca se enojó después de eso.

Amelie dejó pasar esa caja, hasta que su corazón dio un vuelco. Era uno de los viejos trajes de Draco, el hermoso traje negro que siempre usaba. Hasta el día de hoy, no podía creer cómo una persona podía poseer tantos del mismo tipo.

Se lo llevó a la nariz y enterró la cara en el suave material. Él. Era su olor. El aroma más perfecto que jamás haya existido. Hogar. Olía a casa, eso nunca cambió, y él tampoco. Su Draco. Su hermoso Draco.

Cursed / Draco Malfoy (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora