Prologo

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Tres niños se sentaron juntos esperando a que esas personas salieran de la habitación oscura por donde entraron.

Se tomaron de las manos para darse fuerza los unos a los otros observando atentamente esa puerta que en cualquier momento se abriría y sellaría sus destinos para siempre.

Uno de los dos varones, el rubio, inició a llorar a lo que la única niña le apretó aún más su mano en modo de apoyo.

-Estaremos bien - le susurro la pelirosa.

Ni siquiera ella se lo creía, pero le gustaba pensar que así sería.

Por otro lado, el otro niño, que poseía una cabellera azabache, solo se mantenía serio mirando como la mano de la niña se entrelaza con la suya, tratando de mostrar serenidad, del mismo modo que él lo hacia, aunque si lo que en realidad quería era salir corriendo de ese lugar, sin embargo, si ella era valiente entonces él también lo seria por ella.

Uno de los dos hombres que había entrado salió de la habitación llamando la atención de los tres niños.

Este los observó de pies a cabezas pero se detuvo en sus manos entrelazadas, sonriendo de lado, burlándose de la manera en la que se mantenían unidos. No seria por mucho tiempo.

-Es una pena - se puso de cuclillas frente a ellos.

Tenía el cabello castaño que apenas se veía por la venda envuelta en su cabeza cubriendo su ojo derecho, llevaba una especie de túnica negra. Su brazo derecho estaba escondido dentro de este mientras que el izquierdo era cubierto por una camisa blanca que sujetaba un bastón.

"Este hombre es realmente atemorizante" pensó la pelirosa apretando el agarre con sus amigos.

-Ustedes hubieran sido un gran y poderoso equipo dentro de Raíz. Es una lastima que él no me permita llevármelos conmigo-

"A quien sea que se refería le agradecía de no haberlo dejado con ese hombre" pensó el azabache.

-Es hora - interrumpió otro hombre saliendo de la misma habitación de donde había salido el primero- Esta listo.

El hombre con la tunica negra les dio una ultima mirada antes de marcharse por el pasillo hasta desaparecer.

-Entren- señalo el hombre que esperaba pacientemente en el marco de la puerta a que los niños iniciaran a moverse.

El primero en hacerlo fue el azabache, seguido de la pelirosa que jalaba consigo al rubio, quien no dejaba de murmurar que tenia miedo.

En ningún momento se soltaron las manos. Era una manera que tenían de decirse que pasara lo que pasara lo afrontarían juntos.

Entraron a la habitación con mucha cautela, observándolo todo.

Las luces estaban apagadas pero un reflejo verde que venia del suelo facilitaba la visión. No habían ventanas, pero si muchos escritos en el suelo y en medio del cuarto tres círculos vacíos.

Los hicieron posicionarse en estos a un metro del otro haciendo que finalmente se suelten.

El azabache miro a la pelirosa con angustia, tenía un mal presentimiento sobre los que pasaría con ellos.

Ella se giro hacia él y le sonrió, susurrando entre labios que todo estaría bien. Él solo atino a mostrarle una leve sonrisa. Aunque si en el fondo tenia el presentimiento que a partir de ese momento todo cambiaria.

Y el azabache en definitiva no se equivoco. Pues a raíz de ese acontecimiento se desencadenaron sucesos que aunque fueron necesarios... fueron muy dolorosos.


Nota de la autora: A partir de hoy 23/05  iniciare a editar la historia, no se preocupen que solo será la parte de la redacción por que la trama seguirá intacta. Gracias por leer. No se olviden de votar y comentar si les gusto.

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