Día 8: Celos- KabuOro

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Summary:

Kabuto está harto de Sasuke. Está harto de toda la atención que hace que su Omega le preste.
Kabuto es un alfa celoso.

Los celos son peligrosos, pero los suyos en particular lo eran más.
Eran enfermizos.

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Dos años. Habían transcurrido dos malditos años desde que ese mocoso del clan maldito había llegado a la guarida y todos los días se había encargado de hacerle la vida miserable.

Yakushi Kabuto estaba harto de todo eso. Estaba seguro de que el chiquillo alfa, Uchiha Sasuke, creía que no se daba cuenta de todo lo que estaba haciendo para alejar a su precioso y malvado Omega de él. Lord Orochimaru, el Omega más perverso conocido en las 5 grandes naciones estaba cegado por la necesidad y el poder de poseer un cuerpo fuerte y poderoso por las tragedias de su pasado en las cuales ser un Omega representaba puros impedimentos. Pero, era exactamente por eso, por esa necesidad de nunca dejar de ser fuerte, de ser el mejor y que todo lo sabe, que se había obsesionado con el entrenamiento de su próximo recipiente corpóreo tanto como Sasuke de vengarse de su hermano mayor.

Tardaban horas a veces en la soledad del bosque, a solas. Kabuto ni siquiera podía imaginar cuál era el motivo por el cuál Orochimaru no le dejaba estar cerca del entrenamiento. Dudaba demasiado que fuese porque podía salir dañado, porque dudaba que fuese eso, había estado presente en miles de combates de Orochimaru contra adversarios igual o más fuertes que Sasuke, había conocido su pasado Akatsuki y se enfrentó a adversarios tan siniestros como Rasa, así que terminar herido por un entrenamiento tendría que ser la excusa más nefasta que alguien tan inteligente como su Lord Orochimaru podría inventarle. No, esas seguramente eran implicaciones de ese mocoso Uchiha pretencioso para permitirle la cercanía al Sannin. Orochimaru haría cualquier cosa que Sasuke le dijera porque estaba profundamente vinculado con sus motivos de trabajo, porque no quería perder los avances que lo aseguraban a conseguir su cuerpo, por eso mismo no temía en ceder cosas, incluso si eso hería a alguien tan importante como su alfa.

Por supuesto que su sangre hervía cada vez más y más con todo eso. Sabía que el chico se burlaba de él porque no podía hacer nada honesto para controlar a Orochimaru, porque hacerlo significaría un Omega enojado y bastante peligroso.

La cordura de Orochimaru no estaba del todo bien, era por eso que desafiarlo a realizar algo que no quería, que lo alejaba de sus planes, siempre resultaba en un altercado frustrado y amenazante de jutsus milenarios atentando contra su vida.

Pero se sentía herido y abandonado cuando cada que despertaba su primera misión tenía que ver más con la logística, con la metodología de sus proyectos que con estar cerca de su Omega. Herido de saber que cada que despertaba solo era porque el lado vacío en su cama era frío, con el significado rancio de que se había ido con ese oportunista alfa.

Y no, definitivamente no lo había estado espiando a hurtadillas desde hacía un par de meses. No, tampoco había estado planeando una venganza contra el Omega por estar cerca de un niñato que lo único bueno que tenía eran sus ojos malditos, porque hablando de habilidades y valor él mismo se consideraba el segundo más impresionante después de su Omega, por algo era tan temido como él aunque siempre actuase como una sombra manipulable.

Pero sobre todas las cosas, no había amarrado a Orochimaru a la cama usando el control supremacista que le otorgaba su voz alfa para tomarlo todo lo que quisiera esa noche y las que le seguían. Por muy fuerte que fuese Orochimaru no dejaba de ser un Omega, uno que siempre cometía el error de olvidar que llevaba su marca en el cuello que lo convertía en su propiedad, en el cumplidor de la voluntad y deseos de su alfa, y que si había llegado lejos con sus deseos de poder con el Uchiha era porque se lo había permitido. Pero estaba celoso, estaba sumamente celoso y enfermo de lo que estaban haciendo ellos dos a sus espaldas, por eso había tenido que recurrir a algo que prometió que sólo utilizaría en situaciones de extrema necesidad.

Esa era su extrema necesidad. Los celos son peligrosos, pero los suyos en particular lo eran más.

Eran enfermizos.

RETO OMEGAVERSE 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora