RETO OMEGAVERSE 2021

Día 25: Prendas con aroma- KakuHidan

Summary:

Hidan recibe la gabardina de Kakuzu tras la ruptura de su propia gabardina en una misión que se complicó. La gabardina definitivamente huele como él. Kakuzu sabe que con eso protege a su Omega. Hidan se queda mudo por la acción de su alfa. Pain cree que son idiotas.

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Desde su última misión la gabardina característica de Akatsuki de Hidan había terminado sumamente arruinada. Había terminado quemada y agujereada, simplemente insalvable. Hidan y Kakuzu miraron el pedazo de tela con expresiones variopintas, es decir, Hidan miraba su gabardina con una gran lástima porque era la única prenda que tenía que podía cubrir su cuerpo entero —porque no era fanático de su pecho cubierto— mientras que Kakuzu lo miraba con irritación porque significaba que sería un gasto más que podría haberse evitado.

Hidan estuvo casi una semana en la guarida de Akatsuki, en parte porque no habían misiones para ellos y en parte porque no tenía un uniforme que lo caracterizara como miembro de una organización peligrosa. Había visto a Konan y a Kakuzu hablar y tomarle medidas para hacerle una nueva gabardina, pero realmente no les prestaba toda la atención debida porque tampoco le interesaba tanto llevar la gabardina, podría conseguirse una chamarra como la chamarra vieja que utilizaba cuando lo reclutaron.

Sin embargo, cuando Kakuzu irrumpió en su habitación con una bolsa trasparente cubriendo una gabardina supo que la idea de una chamarra más ligera había sido descartada.

—¿Qué es todo esto, Kakuzu?— Cuestionó Hidan enarcando una ceja y acercándose a examinar la prenda cubierta.

—Una de mis gabardinas que mandé a lavar.— Respondió antes de sacarla de la bolsa y ponérsela, permitiendo que su aroma siempre controlado perfumara toda la tela.

Hidan ladeó los labios en una mueca disgustada por haber creído que le había comprado una nueva.
Luego lo pensó mejor y esbozó una sonrisa. Ahora sí tendría su chamarra, sólo debía encontrar la manera de convencer a Kakuzu de comprársela sin pedírselo directamente.

—Ah, yo pensé que era para mí. ¿Qué voy a ponerme ahora? Hay frío afuera, no puedo ir por ahí sin camisa, tú sabes cómo reacciona mi cuerpo con el frío, 'Kuzu.— El mayor miró al Omega albino, reflexionando un poco de sus palabras.

Ciertamente el cuerpo de Hidan sobre reaccionaba con el frío, dejando duros sus pezones y eso era algo que no quería que nadie viera. Su gabardina nueva no estaría hasta dentro de dos semanas más porque Konan la mandó a hacer en un pueblo lejano para mayor seguridad de su guarida, aunque según Tobi ella se lo había pedido a Orochimaru (el anterior Omega de Akatsuki) porque hacía bonitas costuras a pesar de estar loco.

Eso le dejaba con dos opciones. Comprarle algo nuevo a Hidan arriesgándose a que esté eligiera una prenda excesivamente cara y reveladora o...

Sí, miró su gabardina recién lavada y sonrió. La había mandado a lavar porque estaba llena de sangre seca, pero él podría lavar su otra gabardina esta noche porque sólo estaba sudada y con un poco llena de polvo. Podía darle su gabardina a Hidan, aprovechando que ya le había implantado su aroma. Su sonrisa bajo la mascarilla se ensanchó más.

—Tienes razón.— Kakuzu asintió ante lo dicho por Hidan.— Lo mejor será que te dé algo para cubrirte.— Hidan sonrió aún más y cerró los ojos para dar una declaración con soberbia, sin embargo, los abrió de golpe, bastante sorprendido cuando una gran tela caliente lo rodeó desde los hombros hacia el frente.

Kakuzu acababa de darle su gabardina. Su rostro se sonrojó violentamente, dejándolo sin saber qué hacer o qué decir.

—Con esto ya no tendrás frío.— Kakuzu comentó, sentándose en su cama y quitándose la máscara para acostarse con cansancio.

Hidan se quedó en silencio por primera vez en mucho tiempo. Enmudecido por la sorpresa gratificante de portar la gran capa de su Alfa. Pasó saliva y se sentó en su propia cama antes de relajar sus facciones y sonreír con cariño.

Está bien, la capa de Kakuzu igual era bastante buena.

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—Le dio su gabardina.— Kuro informó a Pain, apareciéndose de la nada en su oficina.

—Uh... Supongo entonces que su pleito interno se ha acabado.— Respondió confiado, soltando un suspiro cansino.— Son verdaderamente unos idiotas.

Pain miró hacia afuera, con la lluvia cayendo con fuerza en ese maravilloso lugar en el que tanto disfrutaba estar. Esos dos habían peleado por el asunto de la gabardina perdida del Omega en la misión que se había complicado. Pero tal parecía que Kakuzu sabía solucionar los problemas maritales incluso antes de siquiera pensarlo bien.

Que gran don.