El odio que Seungmin y Minho sentían el uno por el otro era mutuo, pero en una noche de fiesta con copas de más, terminan haciendo lo que jamás imaginaron.
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No podía creer lo que había escuchado, simplemente era imposible.
— ¿Cómo que somos destinados?
— ¿Qué? — frunció el ceño— Yo no dije eso.
— Jisung , lo dijiste. ¿Por qué?
Él Omega sabía que había metido la pata hasta el fondo. Minho fue muy claro al decirle que no debía confesarle a Seungmin que eran destinados, pues el quería ser quien se lo dijera a su tiempo.
— Siempre arruino todo por mi bocota suelta — se dio una palmada en la frente— Lo siento, no debía ser yo quien te lo dijera.
Seungmin sentía su estómago revuelto, el sentimiento que estaba sintiendo era extraño. ¿Se sentía feliz o triste?
— Dime todo —ordenó.
— Sólo sé que te pusiste mal aquella vez porque tú lobo interior estaba pidiendo con desesperación a tu alfa —explicó— El doctor dijo que cuando eso sucede, es porque son destinados.
— No es verdad, nosotros nos odiamos —quiso convencerse de eso aun sabiendo que ya no era así. Que incluso Minho le había pedido que fuesen una pareja.
— Aunque quieras negarlo, ustedes lo son —jugó con sus manos debido a los nervios— Seungminnie, sé que es extraño, pero lo son.
— Yo... debo irme — se levantó a toda prisa sintiéndose mareado a causa de eso, se sostuvo de la silla y cuando se calmo tomó su bolso.
— Espera, Minnie—le detuvo— ¿Estás bien?
¿Qué si estaba bien? Joder, ni siquiera sabía como se sentía. Es decir, acababa de enterarse de que el Alfa que tanto aborreció —y ahora el padre de su hijo— era su destinado. Era algo difícil de asimilar, y quizá fuese una buena noticia si no estuviera pensando en que Minho solamente le había pedido que fuesen pareja por aquello.
¿Qué pasaría si no lo fueran? No creía que le hubiese pedido eso si no supiera que son destinados. Seguiría odiándole como siempre, insultándole y tratándole como una mierda.
— Estoy bien, iré a casa — se soltó de su agarre para caminar a toda prisa sintiéndose cansado a los pocos pasos, así que se detuvo y decidió ir más lento. Necesitaba pensar en lo que acababa de saber, era demasiado para el pobre Omega.
Tomó una taxi y en lo que llegaba a casa, comenzó a pensar sobre la situación. Siempre había escuchado que, cuando un alfa y un omega eran pareja, se hacía una conexión más fuerte al momento de marcarle en el cuello, pero con los destinados era distinto. Con aquellos no hacía falta la marca para sentirse conectados, ni para que sus lobos interiores se reclamasen.
Pues al estar destinados ya ellos mismos lo sabían, y harían todo lo posible para poder estar juntos. Aunque claro, la marca seguía sirviendo para evitar que algún otro Alfa quisiera acostarse con el omega y para que tuviese su olor impregnado.
