Capítulo VIII: Sueño profundo
Mientras que Lisa volteaba con ferocidad las páginas de un grueso libro, Jean se movía por la sala como león enjaulado, esperando a que Albedo saliera de la sala con Kaeya.
Hace solo media hora habían estado de camino hacia la sede cuando Kaeya le dijo que su mareo se estaba volviendo peor. Jean tuvo que ingresar con él al cuartel sosteniéndolo por los hombros, y cuando los caballeros se acercaron preocupados tuvo que inventarles que el capitán estaba medio borracho, cuando en realidad las piernas del hombre ya ni respondían.
Solo cuando llegó al laboratorio de Albedo se dio cuenta de que la visión cryo sostenida por su cinturón estaba parpadeando débilmente y cuando Sucrose salió nerviosa a recibir a la maestre, lo primero que llamó su atención fue el débil brillo que emitía aquel cristal, en suma al hombre desmayado que descansaba inerte en el sofá. La pobre salió corriendo histérica en busca del jefe alquimista. Entonces cuando la chica volvió agitada detrás de Albedo y Lisa, el joven rubio simplemente cargó al capitán entre sus brazos como si no pesara nada y se lo llevó hasta uno de los cuartos junto a Sucrose, mientras que la bibliotecaria se quedó con Jean.
Y hablando de la bibliotecaria, el interrogatorio había sido llevado a cabo con éxito, Albedo le había acompañado para jugar el papel de policía bueno, así que después de un par de choques eléctricos y preguntas precisas, Warlock no se demoró en soltar la sopa. Resulta que después de descubrir que el capitán Kaeya había obtenido información incriminatoria, le solicitó una reunión para llegar a un acuerdo. Por supuesto, esto no era más que palabrería barata, pues cuando el capitán se presentó, lo emboscó conjunto a algunos acaparadores. El plan era atraparlo y suministrarle una pequeña cantidad de Memento, una pócima para borrar recuerdos hecha a base de Atropa borealis, más conocida como belladona, una planta venenosa capaz de provocar diversas aflicciones a quien consumiera sus toxinas.
El objetivo de utilizar tal recurso era que el capitán olvidara los eventos recientes y le diera la oportunidad de eliminar cualquier evidencia, sin embargo, el capitán había puesto más resistencia de lo esperado, así que en un movimiento desesperado, uno de sus secuaces lanzó toda la pócima hacia el capitán. En ese punto del interrogatorio, Lisa había estado a punto de electrocutarlo de nuevo, por lo que, aterrorizado, el hombre se encogió sobre sí mismo mientras gritaba que incluso en grandes dosis la pócima no era letal y que solo debería causar problemas en la memoria biográfica del sujeto afectado, conjunto a otros efectos secundarios como mareos y bochornos. Después de suministrarle la pócima, el capitán perdió la consciencia, así que simplemente dejó que uno de sus secuaces lo dejara cerca de la ciudad, con la esperanza de que el plan diera resultado.
-No tiene sentido- Jean, que aún se paseaba por la habitación, habló de repente, llamando la atención de Lisa. -Si los efectos de la pócima son sutiles, no tiene sentido que Kaeya haya reaccionado tan fuertemente a ella. Warlock debe estar mintiendo- condenó Jean con una mirada tan fría como incriminadora. Lisa por su parte suspiró y regresó su mirada al libro.
-Lo sé, sin embargo no pude sacarle nada más a Warlock. Ese hombre... no creo que estuviera mintiendo- dijo ella con un tono que llamaba a la tranquilidad. La rubia suspiró y derrotada fue a sentarse junto a su compañera.
-Pero si no está mintiendo, ¿entonces qué? - aflijida, juntó sus manos sobre sus piernas y las apretó, con la mirada enfocada en ellas. Su vista se distorsionó cuando una mano delicada se posó en sus puños blancos con una suave caricia.
-Que alguien diga la verdad no significa que esté en lo correcto- razonó Lisa, aún acariciando con suavidad las manos de la Maestre. Jean tendía a perder el foco cuando se trataba de asuntos del corazón, cuando más fuertes eran sus sentimientos, más difícil era tener la mente clara. Ella lo entendía. -Viendo la situación, solo podemos suponer que Warlock está equivocado, y es por eso que estoy buscando la respuesta correcta- Lisa le mostró el libro, conjunto a una sonrisa conciliadora y Jean finalmente pareció comprender algo. Sus ojos azules brillaron de una forma distintiva antes de que se apoyara en el hombro de Lisa y susurrara.
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En el ojo de la Tormenta - Genshin Impact
ФанфикAnte un problema aparentemente menos importante de lo que parece, Kaeya se encuentra en una situación más complicada de lo que esperaba. En un viaje de misterios y recuerdos de un pasado lejano, Diluc tendrá que enfrentarse a aquello de lo que siemp...