Capítulo IV

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Capítulo IV: Uniendo las piezas, parte 2.

No hacía mucho desde que Kaeya había salido del cuartel cuando se encontró con los primeros guardias que estaban de turno para realizar las rondas de la tarde. Los hombres lo saludaron con el saludo formal típico de los caballeros antes de reportar el estatus de su deber, el cual se resumía a "un día normal en el tierra de la libertad" y el moreno asintió contento ante esto, dándole un par de palmaditas en el hombro a uno de ellos e insitando a ambos a que siguieran con su buen trabajo. Gracias a eso, los caballeros se fueron contentos.

Por el camino, un ancianito se le acercó casualmente para contarle sobre el último cotorreo que le había chismoseado su esposa sobre la hija de una de sus vecinas, y con el mal ejemplo que parecía ser la joven, el mayor argumentó cómo de buena esposa sería su bella nieta, que casualmente pese a sus buenas cualidades estaba tristemente soltera. Con lengua plateada, Kaeya evitó las insinuaciones del amigable abuelo y de seguro supo como esquivar la bala. Siguiendo su camino escaleras abajo, el capitán finalmente llegó al área Este donde estaba la puerta lateral y, por supuesto, también la capitana encargada de logística, Hertha. Sus pasos no demoraron en llegar hasta el tablón de anuncios donde se encontraba la mujer.

-Capitana Hertha, ¿cómo va todo? - tanto el tono de su voz como su sonrisa se vieron impecablemente amables, esperando poder iniciar su interrogatorio con buen pie.

-Sir Kaeya, me alegra verlo- cuando se giró hacia su superior, la mujer realmente pareció darle una honesta bienvenida, incluso uno podría ver cierto alivio reflejarse en las líneas de su cara. - Vino a verme por lo de la última vez, ¿verdad? - la capitana acunó sus manos en su pecho en un gesto que buscaba calmar su nerviosismo, algo ciertamente extraño en ella que generalmente tenía una actitud bastante implacable. Aquel pequeño lenguaje corporal no pasó desapercibido por Kaeya, quien por cierto, ya se estaba lamentando de tener que jugar nuevamente a las adivinanzas por la frase lanzada sin ningún tipo de contexto. El asunto con su memoria se estaba volviendo cada vez más molesto.

-Si, respecto a las finanzas de bienes públicos... - aún sin estar seguro por completo, se arriesgó a lanzar el cebo de manera tentativa, esperando a que la persona frente suyo pudiera completar la frase para finalmente salir de las dudas.

-Entonces definitivamente no eran ideas mías- la capitana se lamentó antes de soltar aquello que parecía estar carcomiendo su conciencia, sin tener idea que Kaeya celebraba internamente su acierto; por fuera, sin embargo, asintió con una actitud solemne.

-Me gustaría volver a confirmar con usted la información, por favor, reporte de manera completa el asunto- haciendo gala de sus habilidades sociales, simplemente hizo la pregunta y la mujer pareció más que dispuesta a colaborar.

-Como sabrá, hace un par de meses se han estado reportando un incremento en los ataques de hilichurl a los cargamentos de bienes, por lo que perdimos un montón de productos, así que los de seguridad han estado como locos trabajando para no dejar en ningún momento los cargamentos sin supervisión. Sin embargo, cuando le pregunté a uno de mis conocidos de ahí sobre cómo les había ido recientemente, me dijo que los caminos de hecho estaban igual que lo que es usual, así que me pareció muy extraño, pero no le presté más atención en ese momento- ella frunció el ceño, reprendiéndose a si misma interiormente - luego noté que en contabilidad los objetos que estaban registrados no coincidían con lo que estaba llegando, quiero decir, la calidad del producto no era justa al precio por el que se costeó- terminó por explicar la mujer, con un gesto amargo en la cara. Kaeya por su parte llevó una mano a su mentón, pensativo.

-¿Hace cuánto notaste esto? - le preguntó y ella no demoró en responder.

-Solo unos cuantos días antes de que se lo notificara a usted la semana pasada, para ese entonces, honestamente no estaba muy segura de qué podían significar estas incongruencias, o tal vez simplemente no quería creer que... - "que tenemos a una rata dentro" completó el moreno en su mente, pero se lo calló y en cambio le brindó una sonrisa comprensiva a la capitana.

En el ojo de la Tormenta - Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora