En el ojo de la Tormenta - Genshin Impact

Capítulo XXIV

Capítulo XXIV: Al anochecer, último encuentro.

"Los años que toma develar una mentira oculta no se comparan a los que se necesitan para contar una verdad sincera".

Cuando Diluc abre los ojos se da cuenta de está en otro lugar, y pese a la oscuridad que reina en la habitación a la que ha sido teletransportado, rápidamente reconoce que está en su propia taberna, en el tercer piso, en realidad. Quizás esto le hubiese resultado más digno de su atención si no fuera porque justo frente suyo estaba Kaeya, parado al costado de una ventana, su frente reposando brevemente en el marco de madera mientras observa la tormenta desde ahí, con uno de sus dedos dando golpecitos rítmicos al vidrio que solo se detienen cuando el sonido del trueno interrumpe su tamborileo.

-Kaeya- Diluc está sorprendido pues por primera vez en mucho tiempo ve al Kaeya actual, con su cabello largo y ropa llamativa, al mismo tiempo también le provoca una ligera sensación de sospecha cuando ve que este no chorrea agua de todos lados como los demás niños, ¿se trataba esto de un recuerdo, tal vez?, pero eso no tenía sentido, nadie tenía acceso al tercer piso de su taberna, y nadie podría subir a menos que él mismo le diera la llave de la reja que sellaba la entrada, por lo que no era posible que Kaeya tuviera algún recuerdo reciente de este lugar.

-Te tomaste tu tiempo, Maestro Diluc, ¿no te habrás quedado dormido en los laureles, verdad? - aquel tono socarrón le resulta terriblemente familiar, y a la vista de que este Kaeya no solo mantiene su apariencia actual, sino que también reconocía su presencia, Diluc empezaba a creer que finalmente había dado con el real. - Ah, ¿de casualidad te encontraste con mis otros yo?, eran bastante adorables, mojados como cachorros abandonados bajo la lluvia- el hombre bromea, pero al pelirrojo nada de toda esta situación podría parecerle ni un poco chistoso.

-¿Tú también los viste?- él podría haber elegido cualquier otra frase a modo de saludo, sin embargo la pregunta aparentemente inocente de Kaeya logra captar su atención, pues ninguno de los Kaeyas había mencionado haberse encontrado con su yo adulto, por tanto, parecía ser que los chicos se habían guardado aquel detalle para ellos mismos, y ya que Diluc tampoco había preguntado, simplemente se salieron con la suya. Como era de esperarse, la naturaleza sinuosa del capitán nunca decepcionaba.

-Lo hice, fue una experiencia bastante curiosa, casi como dar un paseo dentro de un álbum de fotos, demasiados recuerdos- un rayo cae cerca y Kaeya inmediatamente cambia el tema. - ¿Y qué versiones de mí conociste?, ¿fueron amables contigo? - Diluc sabe claramente que el caballero le estaba dando el rodeo a propósito, sin embargo él decidió seguir su juego, y aunque a regañadientes, si meterse en esta pequeña charla le daba un tiempo fuera antes de tener que hacer frente a estos complicados sentimientos que sentía y no sabía cómo abordar...bienvenido sea.

-A tres de ellos- Kaeya se ve desconcertado por unos instantes antes de volverse reflexivo.

-Que extraño, yo solo conocí a dos- el hombre suspira, fingiendo pesadumbre - que vergüenza, de seguro has visto muchas cosas en tu camino aquí, ahora me siento desnudo ante ti- juega, esperando ver las reacciones del otro.

-No bromees- Diluc rechaza sus palabras de inmediato, pero no es que vaya a detener al otro de sus jugarretas solo con eso.

-No lo hago- casi se ríe mientras niega con una expresión sincera a la cual Diluc responde con una mirada estoica. Viendo al otro tan poco convencido, simplemente suspira con falso lamento y chasquea los dedos.

Diluc siente una incómoda aunque breve sensación de vértigo, sin querer se tambalea hacia adelante y sus manos alcanzan a afirmarse de un mesón, lo observa confundido para luego mirar a su alrededor, solo un leve vistazo le confirma que se han movido al primer piso del Obsequio del Ángel como por arte de magia. Aún algo desorientado tras la barra, mira a Kaeya que se encuentra cómodamente sentado en un taburete frente a él.