Capítulo XII

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Capítulo XII: Al medio día, segundo encuentro.

Durante el camino, Diluc había podido ver muchos recuerdos de su infancia en los que ambos niños siempre estaban juntos, ya fuera buscando flores bonitas para regalar a su padre o a Adeline, jugando a las espadas con las ramas de un árbol, persiguiendo lagartijas, leyendo un libro sobre aves o salpicándose con el agua de un lago. Reconoció que todos ellos eran recuerdos de veranos pasados, momentos llenos de alegría y vigor, donde no había más preocupaciones que simplemente pensar en qué hacer mañana.

A día de hoy, la dicha de aquellos tiempos se había extinguido tan fácilmente como la llama de una vela.

-No esperaba que recordaras tantas cosas- de repente, Diluc se halló diciendo esto irreflexivamente, tal vez influenciado por el sentimiento de nostalgia que era difícil de evitar. Él mismo se había forzado a olvidar muchas cosas, y las que no había olvidado, se habían teñido de hiel y recelo, por lo que verlo tan vívidamente ahora, y en un estado tan puro e impoluto, fue simplemente imposible de manejar sin dejar un poco de su propio corazón en ello.

-Son los recuerdos más felices que tengo- contestó el niño, con una expresión en blanco y gotitas de agua cayendo desde su cabello -así que suelo revivirlos a menudo. Tú ... - Kaeya lo observa, dudando por un momento de si acaso es apropiado preguntar - ¿Tú no lo haces? - el pelirrojo hace una mueca apenas recibe la pregunta. Recordar generalmente era más una tortura que otra cosa. El pasado era un período de tiempo cubierto por la tela del engaño, lleno de cosas de las que no se podía confirmar hasta qué punto eran reales ni hasta dónde llegaban las mentiras, sin embargo lo cierto era que lo extrañaba y muchas veces se encontraba a sí mismo pensando en aquellos tiempos; el anhelo traía consigo traición y los deseos, por mucho que le quitaran el sueño, eran inalcanzables. Sin importar qué, el pasado no podía recuperarse y ciertamente no estaba dispuesto a gastar energía en añoranzas sin sentido.

-No mucho- él miente, y aunque tiene muchas razones para explicar el por qué de su profundo rechazo, a Diluc no le puede importar menos el excusarse a sí mismo.-De todos modos, ¿qué pasa con estos recuerdos?, pareciera que hay algunos con los que puedo interactuar y otros con los que no- aún recordaba claramente a su propia versión  infantil apuntarlo con el dedo y el choqueante momento en que simplemente atravesó a los niños como un fantasma.

-Eso...es normal que no puedas interactuar con un recuerdo, solo es eso después de todo- Diluc entrecierra los ojos, eso claramente era erróneo. El niño parece leer su expresión a la perfección cuando suspira. -Lo que pasó con el Luc que conociste antes fue un caso especial, estaba reviviendo ese recuerdo para no olvidarlo así que como estaba compartiendo parte de mi consciencia con él, te reconoció- el pelirrojo lo observó anonadado, ¿realmente podía hacer algo como eso?. Sin manera de comprobarlo, esta vez fue su turno para suspirar y lo dejó pasar.

-Hay otra cosa que me intriga, pareciera que solo hay recuerdos de nosotros juntos- él apuntó de manera sutil la falta de memorias en donde estuviera su padre o los miembros del personal de la bodega, además, que los recuerdos fueran siempre de los veranos anteriores y que excluyeran todo lo demás fue también otra cosa extraña que había estado molestándolo.

-Es porque son los que te estoy mostrando, quiero decir, los que prefiero que veas- Diluc le lanza otra mirada sospechosa y el niño sabe que debe explicarse. - Para moverse por este espacio debemos atravesar los recuerdos. Es...como si fueran puentes, necesitas ir a través de ellos para poder llegar al otro lado, en este caso es lo mismo, lo único que estoy haciendo es elegir por cuáles vamos. Y también es porque son las que me son más fáciles de recordar- el pelirrojo escuchó con atención y piensa detenidamente en su explicación, como masticando cada palabra.

En el ojo de la Tormenta - Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora