Capítulo XIII

145 18 7
                                    

Capítulo XIII: Inicia la partida.

No recuerda bien cuándo fue que su padre les enseñó a jugar ajedrez, pero sabía bien las muchas veces que se había pasado tardes completas jugando con Kaeya. Aquella persona siempre había tenido un don para crear planes e idear estrategias, pero en el tablero fue donde Kaeya hizo patente sus habilidades incipientes hasta concretar el hecho de que, en efecto, era muy bueno en ello. Si no fuera por Adeline que le enseñó un par de trucos y que les dio a probar a ambos incontables veces el sabor de la derrota, tal vez Diluc nunca hubiese podido tener partidas tan cerradas con Kaeya. Pero así es como habían sido, siempre persiguiendo la cola del otro. No dejaban espacio a crear una distancia emocional ni una brecha muy grande en cuestión de diferencias de habilidades; si ninguno quedaba atrás, entonces nunca podrían separarse, como a la luz que siempre le sigue la sombra y viceversa, el complemento perfecto de la una a la otra. "Es natural", era lo que había pensado Diluc en ese entonces, sin dudar jamás de las competencias de su compañero, ni mucho menos de la virtud de su lazo.

Ahora, en cambio, se preguntaba cuánto se habían distanciado. Habían pasado largos años desde su última partida de ajedrez, y ahora...

-Jaque mate- dice Kaeya cuando derriba a su rey, pero Diluc sabía que el juego había estado perdido varios movimientos atrás, incluso antes de que lo pusieran en jaque con la caída de su reina.

-Has mejorado- tuvo que admitir al momento en que observó al solitario caballo blanco, rodeado en el monocromo campo de batalla.

-No realmente- él niega con voz ligera, jugando con el rey de las blancas que cuelga en la punta de sus dedos, rastros de agua mojan la pieza y pequeñas gotas se deslizan por ella hasta caer, haciendo un sonido de "drip" cada vez que su tensión superficial estalla contra la superficie del tablero de cuadrillas. -Es solo que hemos jugado muchas veces- dice, justo antes de dirigirle una mirada que Diluc no sabe descifrar - más de las que puedas recordar- y hay una sinceridad oculta que se pierde en su expresión de indiferencia, siempre enmascarando una emoción tras otra.

Diluc de repente piensa que es extraño, había perdido el juego, pero en realidad no se sentía particularmente molesto por ello.

-Antes dijiste que ese niño interfería, ¿qué querías decir con eso? - la pregunta toma por sorpresa a Kaeya.

-No me digas, ¿realmente tuviste esa duda durante todo este tiempo? - al chico se le escapa una carcajada risueña que esconde con su mano. Pese al gesto despreocupado, su mirada dice que está deliberando si ceder a su pregunta o no. Al final, parece decidir que no es problema irse un poco de la lengua, su premio de consolación al perdedor, si así se le quiere decir. -Ese niño es más fuerte que yo- acepta él, sin demasiados miramientos ni sentimientos encontrados -cuando está cerca no puedo controlar el espacio como quiero, y también...es más astuto de lo que parece- Kaeya hace una pausa en su discurso para examinar a Diluc - es mejor si eres cuidadoso cuando trates con él - el chico advierte con una sonrisa divertida que solo provoca insatisfacción en la otra persona.

-Es curioso, él dijo lo mismo de ti- Kaeya no se pierde el tono irónico, por lo que esta vez se ríe abiertamente, sin ocultar sus dientes perleados tras el gesto tímido de su mano.

-Después no digas que no te lo advertí - Diluc bufa apenas escucha estas palabras que fueron pronunciadas sílaba por sílaba cubiertas de sorna; estaba recordando haber recibido muchas veces tales advertencias de la misma persona durante su tiempo de caballero, pero en ese entonces nunca habían estado recubiertas por ese tono ácido que Kaeya había hecho tan suyo desde su reencuentro tras años de separación. - De todos modos, lo mejor sería ir avanzando- el joven se levanta y hay un ligero sonido de chapoteo conjunto a sus movimientos. El otro hombre levanta una ceja cuando lo ve moverse, claramente cuestionándolo con la mirada y Kaeya suspira ante eso. - El trato era jugar una partida y entonces yo te ayudaría, independiente de si ganabas o no, las cosas tontas que dijo ese niño no son mi problema, además, sé en qué condición se encuentra mi cuerpo actualmente y no planeo morir aún, ¿sabes?- "En serio, esta persona..." Diluc pensó mientras veía al chiquillo sonreír con tanta autosuficiencia y lleno de sí mismo; a este punto ya empezaba a preguntarse qué le desagradaba más, si la personalidad de Kaeya en sí o el haber tenido desde el principio el presentimiento de que este asunto terminaría de esta manera. Ahora es su turno de suspirar.

En el ojo de la Tormenta - Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora