4 Algunas cosas son raras por naturaleza

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Regresamos de la playa y todo fue un poco extraño, la pasamos muy bien y corrimos con la dicha de que no lloviera; Anthony se comportaba raro y cuando por accidente rozamos las manos cuando me dio un vaso con agua, se asombró y dio un paso hacia atrás.

Ya en casa todo siguió siendo normal y había vuelto a leer, el paseo me sirvió para enfocarme en muchas cosas y encontrarme de cierta manera, lo que me tenía preocupada eran parciales finales de este mes. A finales de mes comenzaban los exámenes del segundo trimestre y quería salir bien, esta semana se pasaron con los trabajos extras y me preocupaban las calificaciones.

Comencé a desempacar mientras hablaba con Sofía y le contaba cómo me había ido. Encontré en mi bolso el abrigo de Anthony, le conté lo que pasó con el beso y el abrigo. La mujer casi me deja sorda con tantos gritos.

—No es para tanto, deja de gritar.
—le dije despegando el celular de mi oído.

—¡COMO QUE NO ES PARA TANTO! Lo haz besado y te dio su abrigo, ya era hora que se te cumplieran las historias que lees todo el tiempo. —Dijo riendo.

—Cállate, te va a oír alguien. Creo que también tiene mi liga del cabello. —Le dije

—¿Y qué? ¿Besa bien? ¿Por qué tiene la liga? —Comenzó el interrogatorio, la verdad me estaba preparando para este momento.

—Ahora que lo mencionas, sí, besa muy bien. No hubo contacto con nuestro cuerpo, pero me tomó por la mejilla mientras me besaba y te juro, fueron los 20 segundos más deseables de toda mi vida. Luego la cagué yéndome. —Dije. —La liga la dejé en la silla del gacebo cuando me iba a tomar la foto y él la tomó, luego no la volví a ver.

—Lo bueno es que sabes que aún te gusta y que tienes buen futuro. —Dijo riendo.

—Sí, creo que es bueno, la parte de que aún me gusta, no el hipotético futuro que acabas de pensar. —reí un poco y miré la maleta con desagrado —No quiero desempacar. Estoy cansada y asoleada. –Me estaba muriendo de dolor. Me ardía la cara y la espalda. Miguel me estuvo halando la tira del sostén para molestarme y me dolía aún más.

—Fuiste a la playa 3 días ¿Esperabas regresar sin lesiones en la piel o qué? —Dijo mientras se reía. —Te dejo para que duermas, devuelve ese abrigo o muchas cosas sucederán. Hazme caso. —Colgó.

Pensé en escribirle a Anthony por el abrigo, pero el miedo me aturdió y lo más original que hice, fue subir la foto con su abrigo y etiquetarlo en Instagram.

Tardo alrededor de dos horas en comentar o dar me gusta. Su comentario fue gracioso 'El abrigo te da el toque, flamenco'. Alguien por favor puede decirme qué coño es 'flamenco', no soy un animal y no tiene sentido su comentario; pero he de decir que es originalmente estúpido poniendo apodos.

Me arme de valor y le escribí

***

Me quedé tu abrigo, mañana te lo devuelvo limpio.


Quédatelo, no tengo problemas con eso.

¿Seguro? No hace falta que me lo des, ni siquiera lo ensucié.

Tómalo como un reglo de cumpleaños adelantado, además combina bien con tu pijama.

Mi cumpleaños es en un mes. ¿Tienes algo en contra mi pijama? 

En realidad, me gusta mucho. Por eso quiero que te quedes el abrigo.

Vale, gracias.

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