12 Noche de películas

43 4 2
                                    

El sábado y el domingo pasaron sin más, solo desempacamos y limpiamos la casa. Dormía en una sola habitación con Sof, Vi, Anthony y Miguel. Con las camas, pues dormíamos donde nos agarrara el sueño, eso no iba a cambiar sin importar en donde estuviéramos.

Era lunes en la noche y nos pusimos a ver una película, 'Desde mi cielo'. Sí esa historia en la que al final siempre dice 'basado en hechos reales' y su final te trauma, esa.

Sof estaba dormida, estuvo ayudando a mi mamá en la cocina todo el día mientras yo sacaba yucas con Anthony. Miguel se llevó a Vi a dar un paseo por el pueblo por eso no ha estado en la casa en todo el día aunque me pregunto si habrán hecho otras cosas.

Anthony y no nos pusimos a ver la película, le quedaban 30 minutos y yo estaba llorando.

Tengo cierta debilidad por estas películas, termino preguntándome qué hubiese pasado si en lugar de ella soy yo. Me gustaba ver historias de asesinos en serie y luego buscaba las adaptaciones. Este caso lo vi, sé que el asesino real de la niña fue sentenciado en 2018, pero la película fue estrenada en 2009 y se supone que el asesinato fue cometido en 1973. La justicia a veces me causaba impotencia, mucha importancia. Todo eso lo pensaba mientras veía la película y lloraba.

—¿Quieres que la quite? Ya se está acabando y luces mal –Dijo Anthony sentándose en el colchón.

—No, estoy bien; solo pienso mucho en que soy afortunada de que no me sucediera algo así ¿Sabes? –Me miró un momento y seguí hablando. —Gracias a Dios o al destino no me sucedió, pero tiene que ser muy horrible para las familias y para la misma víctima. Era solo una niña y como ellas hay millones.

—Sí, creo que todos los que no hemos pasado por esa experiencia somos afortunados. A veces la realidad sobrepasa la ficción y crea traumas pero a la vez conciencia. –Se acercó a mí. –Ven aquí y deja de llorar. –Me dio un abrazo y estuvimos así hasta que yo paré de llorar.

—Gracias. –Le dije mientras me calmaba y la película acababa.

—¿Por qué? –Me susurró.

—Normalmente Miguel se rie cuando me ve llorando y lo único que quiero es un abrazo y –me detuve y lo abrace con las fuerza –tú me lo diste sin que te lo pidiera.

—A veces solo necesitas entender el origen de todo para poder ayudar. Y tú estabas muy tensa porque tienes miedo a que eso te suceda –Nos apartamos y nos miramos. Estábamos muy cerca, sentía su respiración y el olor de su perfume muy cerca.

—Te... -me interrumpió

—Via si no hago esto ahora me arrepentiré mañana. –Sin decir más, me beso.

Un beso apasionado, su mano pasó por mi espalda pegándome a él y su otra mano estaba en mi mejilla y comenzó a bajar por mi cuello. Pasé mis dedos por su cabello y hacía caricias en su pecho. De un momento a otro me tendió en la cama, él encima de mí y comenzó a besar mi cuello. Lo deseaba. Deseaba que algo más sucediera, deseaba que fuéramos solo él y yo por hoy, por esta noche, por estas horas. Y la verdad no me importaba Sof.

Escuché el carro de Miguel aparcarse y no separamos.

—Yo –me miro un poco nervioso –lo siento, no quería que te incomodaras; no pienses que me estoy aprovechando o que...

—No te disculpes, —lo interrumpí, no quería que se disculpara por algo que yo también quería que sucediera —yo sí quería. Tranquilo.

—Via, lo siento no quería que pasara algo. Aquí no. –Me miraba preocupado.

—Anthony, todo está bien. –Le dije. Realmente no quería que pidiera disculpas por eso, yo quería, le quería a él.

Me miro bastante nervioso mientras Miguel y Vi entraban a la casa.

—¿Quieres algo de comer? –Joder, que estúpida. No podía preguntarle otra cosa, es como si no me importara lo que pasó.

—Vale ¿Vemos otra película? –Asentí. Por suerte no fue más incómodo y comprendió que Miguel estaba cerca.

—Hola, –dijo Vi mientras entraba a la habitación –creo que son los únicos despiertos.

—Sí, Sof está dormida. Mis abuelos se fueron a su casa y mis papas están encerrados en su habitación. –Le dije a Vi y a Miguel que venía detrás.

—¿Qué hacían ustedes? –dijo Miguel y yo miré a Anthony nerviosa.

—Veíamos 'Desde mi cielo' pero ya acabó así que íbamos a ver otra película, Via iba por comida. ¿Quieren verla con nosotros? –Le preguntó a Miguel y a Vi.

—¿No lloraste Via? Es un gran logro. –Dijo riéndose- Yo tengo sueño, no sé tú, Vi. –Vi asintió

—Yo también. Véanla ustedes. –Sacó el pijama de la bolsa y se metió al baño, Miguel iba detrás pero Vi lo sacó del baño.

Busqué las botanas y nos quedamos viendo una película de Alan Rickman, no pude prestarle atención porque estaba pensando en lo que había pasado hace unos minutos. La película había terminado y no supe ni la mitad de lo que sucedió.

Vi y Miguel se habían dormido, iba a cambiarme al colchón de Sof pero estaba durmiendo en una posición extraña, le habían salido como 4 piernas extra que cubría todo el colchón, tendía a patear y a hablar dormida, así que no era una opción dormir con ella.

Eso solo significaba que me tocaba dormir con Anthony. Lo miré esperando que me dijera que sí, intenté decirle algo pero era como si mis cuerdas vocales se hubiesen esfumado.

—Puedo dormir en el sillón si no quieres compartir colchón conmigo. –Me miro un poco desilusionado.

—No somos niños, puedo dormir contigo y no tengo ningún problema con ello. Solo no quería incomodarte o invadir tu espacio. –Dije halando la sabana de los backyardigans que había traído.

—Puedes quitarme el aire si quieres y no me incomodarás ni molestarás. –Le pegué con la almohada en la cara y me reí, quería que dejara de ser incómodo y el me devolvió el golpe, solo que con menos fuerza de la que yo le había pegado.

—¿Podemos dormir ya? –Le pregunté.

—Sí, si quieres. O puedes seguir pegándome con esa almohada hasta que se te canse el brazo. O hacer como si ninguno de ellos estuviera en esta habitación, solo nosotros dos. –me dió una sonrisa pervertida.

—¡Anthony!

—¡Shhhh! Se van a despertar, no grites. –me dijo tirando una almohada. —¿De qué lado duermes?

—Del que me agarre el sueño. –nunca entendí esa manía de tener un lado de la cama, yo daba vueltas hasta hallarme y luego me quedaba dormida.

—Vale, rarita.

Le volví a tirar la almohada.

Nos reímos un rato y nos acomodamos para dormir. Pensé que sería más incómodo tener que dormir juntos después de lo que pasó, pero con él todo tenía solución. Tenía la cualidad de saber cuándo no hablar las cosas y de cuando sí, era algo que admiraba de él.

—¿Puedo abrazarte?

—¿Qué? –Eso me tomó por sorpresa lo que dijo, era extraño.

—Que si... ¿Puedo darte un abrazo? –Me repitió nervioso.

—Sí, claro, ven aquí. –Le di un abrazo, el temblaba, no sé si eran nervios o tenía frío, pero no lo quería soltar.

—¿Puedo dormir aquí? –Preguntó con una voz tímida y casi sonaba como a un susurro

—Sí. –Y nos quedamos dormidos.

Él estaba sobre mi regazo, me daba un poco de nervios qué podría pasar en la mañana si nos veían durmiendo así, pero no me importaba la verdad.
El había sido muy tierno y por extraño que sonara me gustaba que pidiera permiso para abrazarme o dormir conmigo.

¿Lo prometes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora