6 Puedes confiar en mí

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Pasó una semana tranquila. Por esta semana me pareció extraño no ver a Anthony, no estaba saliendo a correr en las mañanas ni se pasaba por la casa como de costumbre. Ya era costumbre verlo aquí desde los 7 años; andar corriendo y jugando con Miguel, molestándome y ahora, una semana libre de Anthony; comenzaba a extrañarlo.

-¿Oye por qué Anthony ya no viene?

-¿Te acuerdas lo de su trabajo? -Dijo Miguel, mientras terminaba de desayunar.

-Ajá, el de deportes o algo así. -Dije recordando vagamente la conversación.

-Sí, ese. Bueno, lo contrataron. Está en clases de 7:00 de la mañana a 12:00 de la tarde y trabaja de 2:00 de la tarde a 6:00 de la noche. -Me dijo.

-¿Cuándo estudia o entrena? -Si mal no estoy, Anthony estudiaba nutrición y luego quería estudiar educación física. Quería ser nutricionista deportivo o algo así, no me sorprende, siempre se destacó en los deportes y en los entrenamientos.

-No lo sé, hace una semana no hablo con él. Digamos que está en una etapa de adaptación. -Dijo

-¿Los horarios se lo arreglaron por las clases? -No sé por qué me estaba preocupando por su horario.

-Sí, el dueño es amigo de su papá. -Empezó a reír sin sentido. -Estas muy loca por saber el bienestar de tu amorcito. -Lo malo de preguntarle a Miguel sobre Anthony, era su cizaña.

-Cállate víbora. -Me levante de la mesa, fregué mi plato y me encerré en mi habitación a terminar las clases.

Mis padres salieron, ¿A dónde? Nadie sabe. Siempre hacen eso y regresaban antes de las 6:00 de la tarde con comida y ganas de matar a alguien, lo normal.

Miguel salió con Vi, creo que le iba a entregar el regalo que le compró. Era una cadena muy linda, el dije decía su nombre 'Vivian'. Miguel estaba muy nervioso y duro alrededor de una hora buscando su ropa para verse decente para ella. Se veía idiota cuando estaba nervioso.

A decir verdad Vivian le hacía bien a Miguel, le hacía dar cuenta lo idiota que era a veces y él era muy feliz con ella.

Esto solo significaba una cosa. Sola en cosa todo el día. Odiaba quedarme sola. Y me parecía absurdo no estar yendo a la escuela presencial cuando todos salíamos sin importar la pandemia. Por lo menos la escuela me mantenía ocupada un tiempo, tenía suficiente tarea para estar ocupada todo el día.

Tenía tarea de historia, literatura y química. Solo eran ensayos e informes; me gustaba hacer esos trabajos de literatura en los que puedo dar mi humilde opinión sin que nadie me juzgue porque solo mi profesor lo leía.

Escuchar música y hacer mi tarea me facilitaba el proceso, aunque me estresan los estúpidos anuncios de YouTube pero no pretendo pagar por quitarlos. Estaba terminando la tarea de química cuando música fue interrumpidapor un mensaje

¿Podemos hablar?

Sí ¿Qué tienes?

¿Estás en tu casa?

Sí, ¿Anthony estás bien?

***

No era muy común que Anthony necesitara hablar conmigo, tenía a Miguel, aunque él no estaba aquí. Me dejo en visto y 15 minutos después tocaron a la puerta. Anthony estaba afuera llamando.

-¿Qué tienes? -Lucia muy mal, pésimo. Tenía ojeras y sus ojos oscuros estaban como perdidos, no podía distinguir esa mirada. Pensé que estaba drogado, pero Anthony no se droga, según yo -Luces muy mal, pasa. -Fuimos a mi habitación, mi mamá odia que se sienten en los sillones de la sala.

-Te necesito. -¿Cómo que 'te necesito'? desde cuando hace eso. Tomo mis manos y se sentó en la cama -Solo quiero que estés aquí.

-Si necesitas hablar, estoy aquí. -Era uno de esos momentos en los que solamente quiere estar en silencio y no hablar de sus problemas. Anthony comenzó a llorar, luego se quedó dormido en mi cama.

Todo era tan extraño, llegó a mi casa como si nada, lloró y luego se duerme sin importar nada.

Me puse a hacer algo de comer y un café por si se despertaba, sé que no le gusta el té, esto fue lo único que se me ocurrió. Estaba muy preocupada y no sabía a quién llamar. Anthony no lloraba, no si podía evitarlo, no frente a las personas.

-¡A! -Anthony había aparecido de la nada en la cocina, ni siquiera oí sus pasos. -Si vuelves a hacer eso voy a ponerte un cascabel en el pie.

-Lo siento, no quería asustarte. -lucia más calmado, mejor que antes aunque aún un poco moribundo.

-¿Estas mejor? -Le ofrecí una taza de café.

-Sí, solo estaba un poco agobiado y no me sentía bien. -Dijo mientras se sentaba en el comedor. -¿Puedo contarte algo?

-Sí, claro. Prometo no decirle a nadie. -Sus labios hacían movimientos como si dijera algo, pero no lo hacía, estaba inmóvil.

-Tengo miedo, -estaba confundida, no entendía a qué se refería y no quería preguntar y que luego dijera 'olvídalo' -tengo miedo de lo que soy capaz de hacer cuando tengo rabia o ira. Sé que esto no te incumbe en lo absoluto, pero te lo cuento a ti porque no quiero que me digan que vaya a terapia. Los 2 años que llevo en terapia no me funcionan para una mierda. Quería dejar de sentir miedo cuando me enfado, corría para liberar mi mente en los momentos en los que estaba enfadado, pero ya no funciona, ya... -Ahora tenía sentido que trotara una hora si se enojaba o corriera tan rápido. -ya no me controla, nada lo hace.

-¿Quieres un consejo o solo quieres que te escuche? -En este momento estaba confundida, no quería que dejara de decirme que le pasaba, pero tampoco podía simplemente decirle un consejo cuando no sé qué espera que le digan. A veces las personas solo esperan ser escuchadas.

-Solo no me digas que vaya a terapia. -Su voz esta triste y con miedo.

-Vale, no lo haré. -Temí por lo que iba a decir, solo espero que no se lo tome a mal y que le sirva de algo. -Busca un ancla, aférrate a ella y recuérdala siempre que tengas miedo de hacer algo.

-¿Un ancla?

-Sí. Algo como una frase que te recuerde ser fuerte y no hacer una locura o algo parecido. Corrías para despejar tus pensamientos, es algo parecido.

-¿Una persona? -Pregunto con algo de ilusión.

-También, creo -No era terapeuta, ni siquiera sabía si lo que le decía estaba bien. -que si eso te recuerda que tienes que controlarte, está bien.

Él no quiso seguir el tema y yo no lo forcé. Comimos y hablamos de su nuevo trabajo, mis clases en línea y una serie que él quería que viera.

-¿Puedo llamarte si estoy mal? -me preguntó.

-¡Claro! Si estas mal, si estás bien, si necesitas algo. Estaré siempre que necesites a alguien. Le dije.

-Gracias. -me respondió.

-De nada, tú has estado para mí siempre que te necesito. Así que yo estaré para ti siempre que me necesites, incluso si no me necesitas voy a estar ahí contigo. -Le dije mientras terminaba de comer.

Esto era de las cosas más rara que me habían sucedido jamás. Anthony no dijo mucho más haya de que tiene problemas de irá y necesita controlarlos. No es como que alguien pueda llegar y decir eso así por así y que no suceda nada en la mente de la otra persona.

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