11 Un viaje largo

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Estaba muy feliz por irme a Santiago. Amaba estar allá y más cuando era invierno. El petricor de las tardes lluviosas, tener que cortar el césped por las tardes cuando no llovía, salir a caminar por la tierra las mañanas frías. Definitivamente amaba estar en casa de mis abuelos, era una lástima no poder quedarme allá toda una vida y solo poder ir para vacaciones, verano o fiestas patrias.

Pensé que yendo una semana allá me libraría de lo que dijo Sof, eso de que Anthony quería hablar conmigo me daba algo de miedo. Para mi sorpresa, su carro estaba frente a mi casa y estaba metiendo maletas.

—Hola bella durmiente. —Eran las 7:00 de la mañana y era sábado, lo que menos me apetecía a esa hora era escuchar a Sof burlándose. –Veo que tu galán irá con nosotros a esta semana de aventura. —Y se burló.

—Shhhhh, puede oírte Sof. –Me preguntaba qué tanto pudo escuchar Anthony mientras Sof intenta susurrar.

—Hola flamenco ¿Dónde están tus maletas? –Ahora solo quería que me tragara la tierra.

—Es la negra que está en la puerta y la chica rosada que está encima –Que gran inicio vacaciones.

—¿Solo llevas una maleta? ¿Tienes ropa allá? –Su pregunta me sacó de onda ¿Cuanta ropa cree que tengo que llevar para estar una semana?

—No, no tengo ropa allá. Pero en esa bolsa esta todo lo que necesito; 5 blusas, 2 pantalones cortos, 2 pijamas, 2 buzos, ropa interior y medias. Y en la chica cosas de higiene personal. –Para mí era toda la ropa que necesitaba, si me hacía falta, hay una lavadora que sirve a la perfección.

—Eres muy práctica, no como alguien que lleva 3 maletas. –Dijo Miguel cargando las bolsas de Sof.

—Oye, necesito todo lo que hay en esas bolsas y ten cuidado de que algo se rompa. –Sof exageraba un poco con la ropa, llevaba demasiada y al final terminaba usando el mismo pantalón la semana completa porque sentía que era el único que le quedaba bien. –Tengo sueño, esto es muy temprano y se supone que estamos de vacaciones.

—¿Vi va a ir siempre? –Miguel había dicho algo de eso, pero nunca confirmo nada.

—Sí, la recojo en su casa que esta de camino. Nos vamos en dos carros; tú, Sof y Anthony en el suyo y yo, Vi y mis padres en el mío. –Eso solo podía significar una cosa, Vi iba a ser interrogada por mi mamá y mi papá interferiría para que dejara de hacer el viaje incómodo. Creo que agradezco ir en el carro de Anthony.

—Anthony, recuerda parar en el supermercado. Via tiene la lista de la compra en su celular. –Sí, iba a interrogar a la pobre Vi, mamá nunca dejaba que alguien más hiciera la compra y que me mandará no sé si era un privilegio o una sentencia de muerte.

—Está bien señora Elena. –Anthony entendiendo el que iban a interrogar a Vi. – ¿Vamos al súper de allá o hacemos las compras acá?

—Mejor cuando estemos allá, avancemos lo que podamos. –Respondí mirando la lista de cosas que mamá había pedido.

—Nosotros vamos saliendo, tengan cuidado en la carretera y pongan el waze. –Papá estaba un poco obsesionado con las aplicaciones del tránsito, siempre que él manejaba recibía una multa y por eso se aprovechaba de que Miguel tiene licencia.

-Vale señor Robinson. Tengan cuidado y saludos a Vi. –Dijo Anthony mientras terminaba de revisar el carro.

Pasaron unos 20 minutos desde que el carro del interrogatorio se fue, estaba terminando de ver si se quedaba algo y vi que se quedaba el cargador del celular de mamá, típico de ella.

Recogí lo que se quedaba y cerré las puertas. Sof y Anthony ya estaban en el carro. Me tocaba ser copiloto.

—Tomaré gasolina antes de salir de Chorrera. Compra botanas en el local frente a la gasolinera. –Me dijo Anthony dándome su tarjeta.

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