¿Lo prometes?

30 Parte de sanar

Con ayuda de Anthony terminé mi trabajo a tiempo y lo envié, casi con 4 días de antelación.

Mamá volvió a preguntar por la beca y yo la verdad ya no estaba muy pendiente a eso. Sí, quería estudiar en el extranjero pero no sabía qué estudiar.

Podría estudiar algo con Literatura o Administración de Empresas para tener mi propia librería o tal vez las dos cosas. No quería volver a hablar de eso con Anthony, preferiría solo decirle la decisión que tome.

-Mamá ¿Puedo pasar? -me acerqué a su oficina. Estaba ahí, como todos los días enviando correos.
-Sí, pasa cariño. -me miró y sabía qué iba a preguntar -¿Quieres hablar?
-La verdad sí. ¿Puedo preguntarte algo?
-Lo que quieras.
-¿Cómo supiste qué querías estudiar?
-Es difícil de responder. -mamá miró su ordenador un rato y volvió a mirarme -Yo no estudié nada de lo que estoy haciendo ahora, realmente estudié publicidad.
-¿Qué? ¿Pero eso qué tiene que ver con tu profesión?
-Lo estudié porque varias amigas entraron a la carrera y pensé que estando con ellas me gustaría. Me gradué en 4 años, pero no me gustaba absolutamente nada. Empecé a trabajar en una empresa pequeña ofreciendo servicios publicitarios, luego cambié de trabajo y empecé en otro. Con los años aprendí administración de empresas, logística de transporte y lo mezclé con publicidad, me volví socia en una agencia logística.
-Pero sí te sirvió publicidad.
-Sí, solo cuando empecé, luego ya hice con mi trabajo lo que quise y ahora estoy aquí.
-Vale... -quería decirle sobre mi plan, pero no sabía cómo, nunca me ha costado hablar con mamá, estaba muy nerviosa.
-Ya suéltalo, no le des vueltas. Dilo.
-Cambiaré contabilidad por Administración de empresas. -solté
-¿Sigues queriendo la beca?
-Eso creo. Me gustaría mucho, pero me costaría alejarme de ustedes.
-Toma la beca, a donde sea que vayas a estudiar, nosotros te esperaremos aquí. Estudia lo que quieras y no te preocupes por nosotros, estaremos bien.
-¿No estás enojada? -pregunté
-¿Por qué lo estaría? Prefiero que estudies algo que quieres a que estudies algo solo por gusto ajeno.

Abracé a mamá y salí de ahí, llamé a Anthony para contarle mi plan, pero no respondió.

Investigué sobre las becas y tenía que aplicar en diciembre para hacer el examen en enero y ver si quedo en lista en marzo. Dependiendo de ello entraría a la universidad en Canadá.

Mi teléfono sonó y fuí por el, era Anthony.

-¿Podemos hablar? -fue lo primero que dijo.
-¿Qué tienes? -pregunté asustada.
-Está pasando de nuevo y necesito hablar. -de nuevo ataques de ira.
-¿Qué sucedió?
-Debería contarte la verdad, espero de verdad que no me odies.
-¿Dónde estás? -pregunté.
-En casa.
-Voy para allá.

Le pedí a Miguel que me llevara y avisé que llegaría tarde. Desde que cumplí los 18 papá dejó de prestar atención a si salía o no, solo me dice que le diga a dónde iré y que le mande la ubicación. Es suficiente para que este relajado.

No tardo mucho en llegar, cuando estoy en la puerta de su apartamento, llamo a la puerta muy asustada.

Abrió y tenía una cara de moribundo, estaba muy mal, como la primeras vez que vi uno de sus ataques. Solo pude abrazarlo.

-Está bien, tranquilo. -lo abracé hasta que empezó a llorar.

Cerré la puerta y fuimos a su habitación. Él seguía llorando, apretaba sus puños y estaba tenso. Se quedó dormido mientras lloraba, fuí a la cocina a preparar algo de comer y un té para que se relaje.

La verdad no sé cuánto paso, todo el tiempo estuve pensando en lo que dijo <<Debería contarte la verdad, espero de verdad que no me odies>> ¿Hablaba de su abuela o había otra verdad?

Estaba perdida en mis pensamientos cuando Anthony llegó a la cocina.

-¿Quieres comer? -pregunté.
-No tengo hambre.
-Vale... -no sabía si quería hablar sobre eso o no, pero quería preguntar qué sucedió -¿Quieres hablar?
-¿Me juzgarás?
-Nunca te he juzgado, puedes contarme lo que quieras.

Anthony dió la vuelta y caminó hacia la sala, lo seguí y me senté en el sofá.

Él miraba el piso, tratando de buscar palabras y yo no quería presionarlo si no quería hablar de ello.

-Podemos no hablar de esto, si quieres. -le dije esperando que no se sintiera obligado a contarme.
-Si quiero hacer las cosas bien contigo... Tengo que contarte qué sucedió ese día. -sus ojos oscuros se cristalizaron, me acerqué a él tomando su mano y lo miré.
-Está bien, toma tú tiempo.

Anthony siguió callado por un tiempo más, sus lágrimas caían y su rostro estaba bastante rojo.

-Esa noche... Todo fue mi culpa. La perdí y fue mi culpa. -soltó mi mano y se levantó, tocó su cabello, se limpió la cara y volvió a sentarse. -Yo... había ganado el intercolegial de natación, la abuela iba a verme todas las prácticas. Cada tarde, desde que tenía 5 años, ella iba al colegio y se quedaba en la piscina esperando hasta que mi entrenamiento terminara. Ese día, el día del campeonato, mamá y papá no fueron, solo estaba la abuela conmigo. Había ganado y estaba feliz, le dediqué la medalla a ella. Saliendo de ahí, fuimos a comer pizza, era mi comida favorita y ella lo vió como mi premio. -no supe en qué momento tomé la mano de Anthony pero estaba temblando -terminando de comer íbamos a casa, ella me dejaba abrir el carro y sentarme a delante, me dió la llave y corri hasta el auto y me senté a esperarla. Demoró un poco y salí oara decirle que se diera prisa, iba casi terminando de cruzar la calle cuando... -se quedó callado y sus lágrimas comenzaron a salir más rápido, una tras otra -cuando un conductor hebrio la atropelló.

Anthony se levantó y empezó a caminar por toda la sala, nunca lo había visto así, tan roto y frágil.

-Fue mi culpa, si yo la hubiese ayudado habría cruzado más rápido y no estaría muerta.
-Anthony, no fue tu culpa. Tú no sabía lo que iba a ocurrir.
-Pero lo pude evitar, la pude haber ayudado.

Lo abracé, no paraba de llorar.

-La tomé en mis brazo pero ya no había nada que hacer, no tenía pulso. Via mi abuela murió en mis brazos. -sus ojos hinchados de llorar me rompieron el corazón y se me escapó una lágrima -En la comisaría llegó mamá y papá, ambos asustados y llorando.
-¿Y el conductor?
-Cuando choco contra mi abuela... El auto patinó y se estrelló en el poste de luz, el hombre atravesó el vidrio y estaba en cirugía.
-Joder. -susurré.
-No recuerdo nada después de eso. Bloquee cualquier emoción desde ese día. Me irritaba por todo y por nada y el resto de mi historia la conoces.
-Tus arranques de irá.
-Sí. El conductor murió días después de la cirugía, tuvo una infección posoperatoria y no sobrevivió.
-Dios mío.
-Él murió y mató a la única persona que me quería. Ella estuvo siempre y de un momento a otro ya no estaba. Murió en mis brazos y yo no pude hacer nada.
-Pero no es tu culpa, no puedes asumir la culpa de algo que tú no causaste.
-Deje de estar en mi casa porque todo me recordaba a ella.
-Por eso te quedabas en la mía. -muchas cosas empezaron a tener sentido.
-Tus padres y Miguel sabían de todo, les pedí que no te contaran nada.
-¿Por qué?
-No lo sé, solo no quería que supieras lo mierda que soy y que por mi culpa murió mi abuela, no quería que supieras de mis ataques de irá o que me lesionaba a mi mismo, solo no quería que tu concepto de mí cambiara.
-¿Por qué lo hacías? Lesionarte.
-Sentir dolor me recordaba que estaba vivo y prefería eso que pegarle a alguien.
-¿Tus padres qué dijeron?
-Mamá lloraba, papá solo me decía que tenía que ser fuerte y que saldría de eso. No servía de mucho. La terapia era una tortura hasta que llevaste tú.
-No puedes aferrarte a mí para solucionar tus problemas internos. Anthony no es sano.
-Lo sé y sé que estoy jodido por hacer eso, pero estoy intentando sanar para que estemos bien, porque quiero formar parte de tu vida sin hacerte daño.
-¿Lo estas intentando o solo lo dices?
-Lo intento, volví a terapia y canalizó mi ira nadando, creo que estoy mejor, pude hablar bien de ello después de casi 5 años.
-¿Volviste a nadar?
-Me hace sentir cerca de ella.

Siguió llorando un tiempo y volvió a quedarse dormido en el sofá.
Busqué una sabana y me acosté con él. Quería dormir con él y abrazarlo todo el tiempo.

-Te quedaste. -dijo.
-Te prometí estar a pesar de todo.