Capítulo 1: Contenedor

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     En el vacío sideral del espacio, volaba una nave grande de Piratas espaciales que, para ahorrar energía, no se encontraban viajando a la velocidad de la luz. El capitán de la nave observaba junto a sus oficiales el vacío oscuro del espacio, hasta que de la nada, una explosión acompañada de varios trozos metálicos de una nave apareció frente a ellos. Entendieron que se trataba de una nave que había explotado viajando a la velocidad de la luz y ahora sus partes deberían de estar esparcidas por varios sectores del parsec en el que se encontraban. No le dieron importancia alguna ya que esas cosas pasan. Pero algo llamó la atención del capitán, y era un contenedor que vieron flotando también con los trozos de la nave. Dicho contenedor era usado por piratas para guardar reliquias y dinero, ya que eran casi irrompibles y muy seguros para guardar cosas. Sin pensarlo dos veces, el capitán ordenó a sus tripulantes atraer el contenedor con el rayo abductor y que revisaran qué había dentro. Habiendo hecho esto, los tripulantes de la nave, seis de ellos, se encontraban destapando el contenedor en la bodega de carga. Al abrirlo, de él salió un joven de cabello oscuro y liso que agradeció la ayuda de los piratas.

-¡Manos arriba! –dijo el Sobrecargo de la nave (el encargado de la carga a bordo) mientras lo apuntaba con una pistola láser.

-¡Tranquilos! –dijo el joven. –Estoy desarmado. –aclaró.

-¡Identifícate! –insistió el pirata.

     El joven solo trató de calmar la situación diciendo que no tenían por qué ponerse violentos. Entonces mencionó su nombre; él era Lex Bryant.

-¿Lex Bryant? ¿No hemos oído ese nombre? –mencionó uno de los piratas que lo apuntaba con su pistola.

-Estoy seguro de que no. –mencionó Lex, siendo evasivo.

-Llevémoslo a las celdas. El capitán querrá interrogarlo. –agregó el Sobrecargo.

     Cuando los piratas intentaron tomarlo para meterlo en el calabozo de la nave, Lex sacó sus propias pistolas que tenía ocultas bajo su franela y le disparó rápidamente a cada uno de ellos, dejándolos tirados en el suelo retorciéndose de dolor. Gracias a la mentira inicial y a saber esconder sus armas, Lex engañó a todos y les disparó. Solo dejó ileso a uno.

-¡Estoy desarmado! ¡No me hagas daño! –exclamó el único pirata que quedó vivo.

-Ya sé que lo estás, tranquilo. –respondió Lex.

     Lex obligó al único sobreviviente de los piratas a que lo llevara hacia el hangar de naves escape. El pirata así lo hizo, pues no quería morir, y una vez en el hangar de naves de escape, Lex tomó una y despegó. En la cabina de mando, uno de los oficiales avisó al capitán de un despegue no autorizado de una nave de escape. Al instante, llegó el pirata que fue amenazado y les explicó la situación. Con la información obtenida, el capitán ordenó que le dispararan a la nave para que Lex no escapara. Pero antes de que pudiesen derribarla, Lex aceleró la nave de escape a velocidad luz y desapareció de sus radares.

-¡Se escapó! –exclamó el capitán. -¿Quién era ese?

-No lo sé. Pero era bueno disparando, acabó con todos los demás, capitán.

-¿No dijo su nombre?

-Creo que dijo que era... Bryant. Lex Bryant.

     El capitán se pasmó al escuchar el nombre de Lex. Reconoció el nombre de inmediato debido a los rumores que había escuchado.

-No lo puedo creer. Tuvimos a la rata de Bryant a nuestra merced... y ni cuenta nos dimos. –dijo el capitán lamentándose.

     Lex logró otro exitoso escape. Estaba acostumbrado a estas vivencias, ya que durante cinco años de su vida había sido un pirata, y todos lo conocían como "La Rata Ladrona". Lex llegó a un planeta gobernado por la Alianza para encontrarse con un viejo amigo de él; un joven mecánico que trabajaba en un taller con sus primos. Luego de descender en la nave, se identificó como "prisionero prófugo" con la Alianza, y luego de varios exámenes, fue dejado en libertad. La nave fue confiscada por los guardias y tuvo que caminar hacia su destino: el taller de su amigo. Al llegar, lo vio reparando un rifle láser, los cuales eran muy populares en la galaxia en aquella época, pero no muchos avanzados en tecnología. Entonces lo saludó:

Saturno Dorado - Un Deseo entre las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora