Saturno Dorado - Un Deseo entre las Estrellas

Capítulo 9: "Brazo de Cañón" Richter

     Aterrizando en la bahía de Miracle Moon, estaba la nave crucero conocida por muchos como “The Supernova”. Dicha nave estaba perfectamente armada para la batalla, comparable totalmente con los cruceros de batalla de la Fuerza Aérea y Espacial de la Alianza. Incluso con los cruceros de la Sky Force; y dicha nave le pertenecía a un pirata muy conocido en todos los sectores fuera del alcance de la Alianza. Durante años, ha sembrado el terror en civilizaciones y estaciones espaciales. Famoso por ser un feroz combatiente, que solo, ha sido capaz de asesinar pelotones de soldados con un solo movimiento de su brazo. La razón de su gran poder individual reside en su brazo derecho, el cual no es más que un cañón de energía termonuclear. Por eso, nadie lo llama por su nombre completo, sino por el apodo por el que se hizo popular: “Brazo de
Cañón” Richter; capitán de la muy conocida tripulación de los Piratas de la Nova.

     En el restaurante, muchas personas reconocieron el nombre de “Brazo de Cañón Richter” por lo que se asustaron al escuchar la alarma del vigilante de bahías.

-Ha vuelto… -musitó Grit mientras observaba desde la puerta del restaurante a The Supernova aterrizar. -¡Ha vuelto!
-¿De quién hablan? –dijo Lex. Por primera vez, el peligro inminente venía de alguien a quien él no conocía.
-Un viejo enemigo ha vuelto. –Grit llamó a sus cocineros y comenzó a dar órdenes. -¡Abran el refugio! ¡Todos los comensales, sigan a los camareros al refugio y ocúltense!

     Las personas se levantaban de sus mesas y corrían con los camareros, quienes los guiaban hacia un sótano que quedaba detrás del restaurante. Grit alzó la voz de nuevo:

-¡Traigan las mesas de acero! ¡Hagan una barricada al frente! No olviden las armas. ¡Todos tomen un rifle láser ya!

     Cada cocinero de cada escuadra de cada parte de la estación tomó un rifle láser de una bóveda secreta que tenían. Mientras tanto, otros hicieron una gran barricada con mesas de acero frente al restaurante. Al mismo tiempo que eso transcurría, de The Supernova bajaban Richter junto con su tripulación, la cual era de 117 hombres, sin contarlo a él y a sus tres oficiales. Estaban todos armados, pues sabían que no los recibirían con
abrazos.

     En el restaurante, Valentine y Stanley se unían a la multitud que corría al refugio. Voltearon por un instante y notaron que Lex no los seguía.

-¡Lex, tenemos que ir al refugio! –gritaba Stanley.

     Lex lo miraba como preguntándose “¿Es una broma?”. Entonces dijo:

-No iré a ninguna parte. La diversión está aquí.

     Uno de los camareros se acercó a él para insistirle que fuese al refugio.

-¡Señor, vamos al refugio ahora! ¡Esto se pondrá peligroso!

     Lex no le prestó atención, y quitándose la chaqueta que llevaba para ocultar su cinturón en donde guardaba sus pistolas de plasma y sus cargadores dijo:

-Cuento con eso. –sacó sus pistolas de plasma, comprobó la carga y acercó al frente para unirse a la batalla.

     La tripulación de Richter había llegado al frente del restaurante con él a la vanguardia. Se detuvieron a 30 metros de este cuando notaron que al frente de ellos se alzaba una gran barricada con cocineros armados dispuestos a combatir. Grit también estaba armado. Tomó un megáfono y comenzó a hablar con Richter, quien cargaba su brazo de cañón reposando en su hombro derecho, puesto que era muy pesado.

-¡Pensé que nunca volverías! ¡Pensé que todo había quedado claro la última vez, Richter! –decía Grit.

     Richter tenía una mirada fría que atemorizaba, y como añadidura, una gran cicatriz que caía desde el inicio de su frente, bajaba por su ojo y mejilla derecha y culminaba en la quijada.

-Así es. –habló Richter, con una voz gruesa y lenta. –Había quedado claro. Pero las cosas cambiarán esta vez.
-¿Qué es lo que quieres? –preguntó Grit.
-Comida y bebida. Para toda mi tripulación, ya.