Capítulo 7: Miracle Moon.

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     En el sistema Sedirkl, cerca del planeta Iughmba, se encuentra una estación espacial de categoría 3. Esta categoría otorgada a las estaciones espaciales las definen como grandes. La estación espacial que se encuentra ahí lleva por nombre “Miracle Moon”, ya que es un restaurante en medio del espacio; y su forma es plana, rodeado con una esfera de vidrio templado que resiste láseres de potencia 50 y con una entrada libre para que las naves entren a la esfera y aterricen en la bahía de la estación. La bahía es lo suficientemente grande para muchas naves. Está dividida en 4 secciones de aterrizaje: Naves Crucero, Naves de Exploración y Transporte Grandes, Medianas y Pequeñas. Naturalmente, no aterrizan naves caza en la estación, pero en caso de que lo hicieran, estaba disponible la bahía para naves pequeñas. En cuanto al restaurante, pues estaba en medio de la estación. Un gran edificio con capacidad para 1500 seres vivos diferentes. Alrededor, edificios más pequeños con otro tipo de especialidades en comida también formaban parte de la estación. Lo más fascinante, era que los múltiples chefs que trabajaban ahí eran de diferentes especies y eso le daba al restaurante una calidad gastronómica interestelar. De ahí se dice que los mejores chefs de la galaxia trabajan en Miracle Moon.

     Luego de dos días de viaje, el Sweet Revenge llegó a la órbita de Iughmba. Le dio la vuelta al planeta y ahí, orbitando a cientos de kilómetros del planeta, se encontraba Miracle Moon.

-Es ahí. El restaurante en el espacio. –decía Lex señalándole a Valentine la estación.
-En verdad nunca había venido. –dijo Valentine.
-¿Buscarás un chef aquí? –preguntó Stanley.
-Sí. Conozco a alguien aquí. Conversaré con él. –dijo Lex.
-Creo que sucederá lo mismo que en Borges-37. –dijo Stanley.
-¿A qué te refieres? –preguntó Valentine a Stanley.
-Me refiero a que el cocinero que Lex elija no querrá venir con nosotros.

     El Sweet Revenge aterrizó en la estación. El trío bajó de la nave y caminó hacia el restaurante. Al entrar, Valentine y Stanley, que no habían estado ahí, quedaron maravillados por lo hermoso que era el lugar. Decoraciones, música en vivo, comida de cualquier clase; un sitio hermoso para pasar el rato y disfrutar de una buena comida. Lex caminó directo a la barra. Conversó con un camarero y le pidió ver a Giz-Mhok Leek. El camarero buscó al solicitado, y de la cocina salió un Ornitoniano, provenientes del planeta Pteroeta. Dicho planeta está gobernado por especies inteligentes con características de aves. Normales para ellos, raros para los humanos que están acostumbrados a las aves domésticas de sus planetas natales. Giz-Mhok Leek era un Ornitoniano de raza Ramphastida. Sus características físicas eran las de un tucán humanoide; al menos así lo describían los humanos, ya que el término “humanoide” era utilizado mucho en la galaxia por científicos de diferentes especies para categorizar a cualquier raza que camine erguida y comparta rasgos con el Homo Sapiens.

-¡Tiempo sin verte! ¡Gharrrgh! –gritaba el ornitoniano.
-¡Así es, querido amigo! Volví, como te lo prometí. –dijo Lex.
-Un año después, pero lo hiciste.
-Mejor tarde que nunca. –dijo Lex.

     Caminaron hacia una mesa y se sentaron los cuatro para conversar.

-Esta es mi tripulación, Giz-Mhok. Te presento a Valentine Kauffman, mi piloto, y él es Stanley Briggs, mi mecánico. –dijo Lex señalando a sus amigos.
-¡Un placer! Todo amigo de Lex es amigo mío. –decía Giz-Mhok mientras hacía ruidos característicos de ave.
-Mucho gusto. –dijeron incómodamente Valentine y Stanley.
-¿Viniste en busca del cocinero? –preguntó Giz-Mhok.
-Sí, así es. Llegó el momento.

     Giz-Mhok ya sabía la razón por la cual Lex estaba ahí. Se conocían desde hace mucho; Lex le había comentado sus planes.

-Sabes que no me ofrezco porque no tengo interés en encontrar el gran tesoro. –dijo Giz-Mhok. “el gran tesoro” era uno de los nombres que se le daba a Saturno Dorado para disimular.
-Y no te recluto porque sé que no te interesa. Verás, busco a alguien fuerte, a un buen chef que también sepa pelear. No quiero tripulantes inútiles.

Saturno Dorado - Un Deseo entre las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora