Saturno Dorado - Un Deseo entre las Estrellas

Capítulo 11: Comienzan Las Persecuciones

     La próxima parada del Sweet Revenge fue en Ulula, un planeta tropical, con predominancia de bosques y enteramente civilizado. Lex ordenó detenerse ahí porque quería hacer unas cuantas compras antes de continuar el viaje; también aprovecharía para poder recargar la nave de energía. Estando en una estación de servicio en el planeta, bajaron de la nave.

-¡Oh, tierra! ¡Qué alivio! –exclamaba Brian al tocar el suelo.
-No te emociones. En unas horas despegamos de nuevo. –dijo Valentine.
-Muy bien, esto es lo que haremos. –decía Lex. –Conseguiremos una caja de herramientas de primera para Stan. De esa forma comenzará a sernos útil.
-Eso es ofensivo. –dijo Stanley.
-Lo segundo será conseguir más cargadores de plasma para mí. Se me agotaron luego del tiroteo en Miracle Moon. –dijo Lex.
-¿Por qué usas pistolas de plasma? Son mejor las pistolas láser. –dijo
Brian.
-Los cargadores de plasma son más baratos. Además, el plasma no es peor que el láser.
-Una pistola láser puede disparar cincuenta proyectiles antes de quedarse sin energía. Con tu pistola de plasma solo puedes disparar veinte veces con cada una y debes cambiarle los cargadores.
-Oye, es personal, ¿entiendes? No te daré explicaciones. Cargo con estas pistolas de plasma desde hace tres años y no pienso deshacerme de ellas. –afirmó Lex.

     El grupo llegó a una armería. Lex compró todos los cargadores que pudo, mientras que Brian compró con su dinero propio unas cuantas cargas más para el rifle. Luego de eso, compraron una caja de herramientas de primera calidad para Stanley; para irse, pagaron la energía con la que recargaron la nave y se prepararon para despegar.

-No estoy seguro de querer hacer esto de nuevo, muchachos… -dijo Brian
nervioso.
-Ah, no. Hazme el favor y ni se te ocurra gritar de nuevo. –dijo Valentine.
-Sí, por favor. –agregó Lex.

     Entonces, desde la estación de servicio hacia el cielo, el Sweet Revenge despegó. Volaron un momento sobre el planeta antes de salir de la atmósfera para hablar sobre el siguiente destino.

-¿A dónde vamos ahora? –dijo Valentine.
-Seguiremos el rumbo actual hacia el planeta que te dije. –respondió Lex.
-¿Dioria? –preguntó Valentine.
-Así es. Hace tiempo que no visito ese planeta.
-¿Qué buscaremos allí?
-A un viejo amigo que se unirá a la tripulación.

     A punto de salir de la atmósfera del planeta, un problema se presentó. De la nada, un disparo láser impactó el Sweet Revenge, causando una
gran agitación en la nave.

-¡¿Qué fue eso?! –gritó Stanley sorprendido.
-¡No tengo idea! ¡No sé si…! ¡No puede ser! –gritó Valentine al ver el radar de la nave.

     Dos naves caza perseguían al Sweet Revenge en los cielos y disparaban contra ellos deliberadamente.

-¡Dos naves caza nos atacan! ¿Por qué? –gritó Valentine.
-¡No lo sé! ¡Toma acciones evasivas! –gritó Lex.
-¡Eso haré! ¡Cierra la boca!

     Valentine comenzó a descender y a volar en direcciones distintas, haciendo giros en el aire muy bruscos.

-¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Aquí vamos de nuevo! ¡Lo sabía! ¡Debí haberme quedado en el restaurante! –gritaba Brian muy asustado.
-¡Cállate, Brian! ¡Me desesperas! –gritaba Valentine.
-¡No nos vamos a estrellar! ¡Valentine nos sacará de esta! –dijo Lex.

     De repente, varios disparos impactaron los impulsores e híper-impulsores del Sweet Revenge.

-¡Ah! ¡No! ¡Esto es malo! –gritó Valentine.
-¿Cuál es el problema? –preguntó Lex.
-¡Los impulsores están dañados! ¡No podremos ascender así!
-¡Vamos a morir! –gritaba Brian mientras rompía en llanto.

     Stanley trataba de calmar a Brian mientras que Lex discutía con Valentine forzándola a buscar opciones que los mantuvieran vivos.

-¿No podemos aterrizar en algún sitio? –decía Lex.
-¡Nos alejamos demasiado de la estación! ¡De aquí a que volvamos nos derribarán! –respondió Valentine.
-¡Entonces improvisa!
-¿Qué demonios, Lex? ¿Cómo qué improvise?