Capítulo 13: La Nueva Nave.

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-No puedo creer que hayas hecho esto, ¡eres increíble! –decía Lex, señalando el que Valentine haya abandonado el planeta a velocidad luz.
-¡Era la única opción! Si no lo hacía, nos volarían en pedazos esta vez. –respondió ella.
-Entonces agradezco que lo hayas hecho. –dijo Brian.

     Stanley señaló los alerones de la nave, añadiendo que estaban dañados.

-Pero el que hayas hecho esto fue muy peligroso. La coraza de la nave sufre muchos daños al chocar la gravedad del planeta con el híper-impulso. No deberíamos seguir volando así. –dijo él.
-No te preocupes, Stan. Conseguiremos una nueva nave. –dijo Lex.

     Valentine se alarmó por lo que Lex dijo. No le pareció nada agradable.

-¿Qué dijiste? ¿Nueva nave? Estás bromeando, ¿no? –dijo ella.
-No, no bromeo. Tenemos que abandonar el Sweet Revenge. –aseveró Lex.
-No, no abandonaré mi nave. Es mi nave desde hace dos años, ¡mía! –Valentine se puso histérica.
-No podemos seguir usando esta nave. Arnold sabe que tú eres la piloto de esta nave y nos seguirá persiguiendo en tanto la usemos para viajar.
-¿Y qué propones? ¿Que la venda y compre otra? No venderé el Sweet
Revenge.
-No te pido que vendas el Sweet Revenge. Puedes conservarlo; en un hangar, en algún planeta, pagando mensualmente por su cuidado a mecánicos que no tienen más nada qué hacer por su vida…
-No. Es mi nave y me quedaré con mi nave.
-Valen, Lex tiene razón. Necesitamos otra nave. –intervino Stanley.
-¿Estás de su lado? –dijo Valentine.
-Es la mejor opción. Podremos burlar a Arnold si cambiamos de nave. Además, si vamos a tener una tripulación grande, creo que necesitamos una nave de exploración mediana o mayor y no un carguero de pilotaje individual. –afirmó Lex.

     Valentine lo pensó un rato sentada en su asiento de piloto. Miró a Brian esperando oír su opinión. Brian la miró a ella, miró a Lex y a Stanley y luego habló:

-Es cierto. Necesitamos otra nave.

     Estando tres contra uno, Valentine no quiso discutir.

-Bien. Necesitamos una nueva nave. –dijo Valentine. –Guardaré el Sweet Revenge en un hangar del sindicato de transportistas. Boris puede hacerme ese favor. La pregunta ahora es, ¿dónde quieres conseguir una nueva nave?

     Lex tocó el panel de navegación de la nave y buscó en el catálogo de navegación, el cual poseía en su lista las opciones de viaje más cercanas, más lejanas y las que se encuentran en el mapa a sus alrededores, pero que no se pueden acceder porque se debe trazar una ruta.

-Iremos allí. Rowan Starships. Una de las mejores concesionarias de naves estelares en la galaxia. –afirmó Lex.
-Pero eso está muy lejos. No está en la ruta predeterminada. Habría que tomar un desvío por otros sistemas. Será un viaje como de tres días, si estuviésemos en Cerroz. –dijo Valentine.
-Pues hacia allá iremos. Paremos en una estación espacial de servicio. Hagamos las reparaciones necesarias, recarguemos de energía la nave y prosigamos. Hay que abandonar este sector lo más rápido posible antes de que Arnold nos localice.
-Bien. La estación espacial de servicio más cercana está a dos horas de aquí, según el temporizador del mapa.
-Está bien. Pónganse cómodos. –dijo Lex. –Disfrutemos de la calma antes de que nos metamos en otro problema.

     El dañado Sweet Revenge saltó a hiperespacio una vez más, en dirección hacia Rowan Starships, en donde ayudaría a la tripulación a encontrar su reemplazo.

     Pasados los tres días de viaje, luego de haber parado en 2 estaciones, el
Sweet Revenge llegó a Rowan Starships, una concesionaria de naves estelares. Al llegar, Valentine aterrizó la nave en la bahía para los clientes. La tripulación bajó de la nave y entraron a las instalaciones internas de la estación. Lex iba de primero, caminando rápido; hasta que vio a un alienígeno humanoide, con brazos gruesos, grandes y cabeza redonda y sin cuello: un Sumariano, provenientes de un planeta afiliado a la Alianza.
-¡Kira! ¡Volví! –dijo Lex saludando al alienígeno.
-¡No puede ser! ¡Lex Bryant! ¿Cómo estás? –dijo él mientras abrazaba a Lex.

Saturno Dorado - Un Deseo entre las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora