Capítulo 27: Tres Escenarios En El Teatro De Veragor.

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     Había pasado un rato después de que la tripulación ejecutara su plan de defensa. Se encontraban Adler, Matthew, Brian y Stanley en la entrada del pueblo. Los locales se escondían en sus casas, temerosos por lo que pudiera ocurrir, mientras que Lex descansaba en cama siendo cuidado por Adara. Valentine y Stefan ya estaban lejos del pueblo dentro del Valentine´s Pride, aguardando órdenes de Matthew.

-Ahí vienen. –decía Adler, quien podía ver más lejos con sus binoculares.
-¿Cuántos son? –preguntó Matthew.
-Siete. –respondió Adler.
-¿Los puedes acabar tú solo?
-Sí, les lanzaré unas avispas.

     Adler lanzó su flecha especial “Avispas Silbantes” y al explotarlas, acabó con seis de esos gánsteres. El que quedó solo, se regresó asustado.

-Te faltó uno. –dijo Matthew.
-La flecha solo libera seis mini proyectiles. Pero no importa, porque me interesa que ese sujeto le cuente a los demás lo que hicimos.
-¿Y si vuelven con más? –preguntó Stanley.
-Esa es la idea. –respondió Adler.

     Durante el tiempo en el que esperaban a los gánsteres, Matthew fue a conversar con el alcalde del pueblo para preguntar si tenían Speederbikes que les pudiesen prestar. El alcalde les entregó al grupo una Speederbike para cada uno y continuaron esperando en la entrada del pueblo. Viendo al horizonte, esta vez vieron llegar a diecisiete gánsteres sobre Speederbikes.

-¿Te encargas, Adler? –preguntó Matthew.
-Derribaré seis, tú encárgate del resto. Mis flechas no son infinitas. –respondió él.

     Adler disparó su flecha especial y mató seis gánsteres. Matthew tomó su rifle, se alejó un poco del pueblo y comenzó a disparar. Brian lo apoyó un poco, y así, acabaron con la mayoría de los gánsteres.

-¡Quedó uno! –dijo Brian.
-Perfecto. Suban a las motos, vamos a seguirlo. –dijo Matthew.
-Ya era hora. –agregó Adler.

     El grupo subió a las Speederbikes y aceleró, siguiendo al gánster que se retiraba para encontrar la base en donde pensaba ocultarse. Si encontraban aunque sea un escondite, podrían iniciar el ataque contra la mafia de Arnold.

     En la casa en donde Lex descansaba, estaba él recostado mientras Adara cambiaba sus vendajes. Lex podía mirar su brazo quemado y las partes de carne faltantes.

-¿Segura que podré recuperar el brazo? –preguntó él.
-Sí, luego de curar las quemaduras podremos reconstruirlo. Con el pasar de los años, se han inventado poderosos cicatrizantes y fórmulas que reconstruyen el tejido. Puede tardar, pero es efectivo. Eso depende del metabolismo de la persona, o la forma de vida. –respondió Adara.
-Sabes mucho de medicina.
-Sí, así es. Como te dije, desde pequeña estoy curando a las personas. Lamentablemente, no pude salvar a los más cercanos a mí.
-Me habías dicho que a tu padre lo habían matado.
-Sí, así es. –dijo Adara, triste. –Lo hirieron. Intenté curarlo junto con otras enfermeras… pero eran demasiado graves las heridas.
-Lo lamento mucho. –dijo Lex.
-No te preocupes. Eso fue hace mucho tiempo. Ya no importa.

     El silencio reinó en la habitación unos minutos. Ninguno de los dos pronunciaba palabra alguna. Lex admiraba la forma en la que ella lo atendía, y ella, sintiendo curiosidad por su paciente, decidió reiniciar el intercambio de palabras.

-¿Qué hay de tus padres? –preguntó Adara a Lex.
-No conocí a mi padre. Me crié con mi mamá solamente.
-¿Y dónde está ella?
-En Orela, sistema Alyosha.
-No he oído hablar de ese planeta ni de ese sistema.
-Imagino que no. Está muy lejos. Igual no importa; el planeta fue esclavizado por todo un imperio.

Saturno Dorado - Un Deseo entre las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora