CAPITULO 7

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—Quédate en silencio y no intentes escapar, por que aunque tu cruces el basto mar o escales los Alpes nevados. Aun así te encontrare. — El tono de advertencia del alfa, estremeció el estado taciturno de la beta. Quien, aun con el miedo reflejado en sus ojos, no había respondido ninguna de las insinuaciones de su verdugo.  

Un doble nudo, en una rama baja, inmovilizo las pálidas manos que ahora se mostraban azuladas. El clima frio del bosque, penetraba sin misericordia las delgadas capas de su vestido magenta de mangas largas y cuello alto de encaje. Sus ojos vagaban por el espeso bosque de coníferas, buscando algún indicio de ayuda, encontrando solo el oscuro verde grisáceo de los árboles y el blanco de la nieve.  

—No tardare mucho cariño y cuando todo esto termine. Tu y yo, nos dirigiremos hacia el sur y formaremos un hogar. —Taemin la observo profundo. Sus largos cabellos azabaches, ondeaban con el susurro del viento. La miel de sus orbes, contrastaban con el suave rubor de sus mejillas. El alfa esta encantado con la belleza de su beta.  

Hace meses atrás, cuando cumplía su papel de espía en el Clan Norte. Taemin, choco accidentalmente con la delgada figura de la mujer. Sus sentidos se crisparon en frenesí, en el momento exacto que sus manos tocaron las contrarias. Desde ese día, el alfa juro silenciosamente tenerla para si. Los siguientes días, después de su encuentro, Taemin la siguió con sigilo por el pueblo, no descuidando su puesto en el Fuerte Jeon. Hasta que un día, observo a la beta acompañada de un joven alfa de piel morena y cabellos castaños. Su lobo rugió en celos y los siguió entre las sombras, hasta el final del bosque. Ahí, solitaria y pequeña, se alzaba el hogar de la beta, que para su sorpresa, también era el hogar del joven alfa y de un hombre anciano.

Despabilando los recuerdos de su mente, el alfa tomo con afecto un mechón azabache e inhalo poquito el casi imperceptible aroma a lavanda. Su lobo se regocijo con la esencia y se sintió complacido por el acto. Taemin volvió sus ojos a la beta y estudio unos segundos su expresión, encontrando en ella algo que le complació. Enderezando su cuerpo enfundado en un conjunto negro, característico de los soldados del Clan Jeon, camino unos pasos hacia el este. Sus mirada se volteo unos segundos hacia Juhyun y antes de seguir, muto a su lobo de pelaje marrón con tonos azabaches. Perdiéndose con grandes zancadas, en el tupido bosque frío.   

*+*+*+*

—Esta tardando mucho. —murmuro Donghyun, contrariado. 

Taejoon percibió la tensión en torno a la boca de su Líder y la ira apenas contenida en los ojos dorados, bajo la gruesa capucha negra de su capa.

—El vendrá. Debe hacerlo —respondió bajo Taejoon, dejando salir una exhalación. Su rostro inexpresivo miraba fijamente el norte del claro nevado. Lugar donde años atrás se pinto de carmín y muerte.  

El viento frío soplaba entre el bosque, los arboles se agitaban emitiendo susurros, como si tuvieran vida propia. Los minutos transcurrieron y pronto, ambos alfas sintieron la presencia de alguien acercarse. El enorme lobo marrón, salió de entre los altos árboles, generando masas de nieve con sus fuertes garras. El animal respiraba agitado y de sus fauces expedía leves gruñidos con vaho que se entremezclaban en nubes de vapor. 

—Cambia —ordenó Donghyun, una vez que el lobo se poso frente a él. Su aroma picante denotaba su molesto estado de ánimo. 

Taemin muto en el claro nevado y el frío golpeo su piel desnuda. Taejoon le lanzo una gruesa capa de marta y retrocedió un paso detrás de su líder. Siempre recto y taciturno. 

—Habla ahora, antes que desquite mi ira contra ti —masculló Donghyun, entre dientes. No retirando sus orbes dorados, de la mirada seria que Taemin le devolvió.  

INDIGO (Namjin) /COMPLETA/EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora