CAPITULO 30

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Con el gélido atuendo gris de capa blanca y diamantes plateados, Min Juwon parecía un Líder amortajado, sentado en su ostentoso trono sombrío, con su sucesor varado firme a su derecha, compartiendo una expresión similar con su padre.

-Líder Jeon Hyunsuk, es un honor recibir su solemne presencia en los predios de mi dominio.

-Ser cortes no va con tu personalidad, Min -asevero Hyunsuk, firme en los pies de las escalinatas que conducían al trono de Juwon, con su general y sus subordinados más leales secundando su postura-. Dejémonos de hipocresías y hablemos con palabras claras.

Juwon se reclino sobre su trono y enlazo sus manos sobre su regazo. La inexpresión en sus ojos de un color gris oscuro, simulando carecer de vida.

-Bien -asintió-. Entonces te escucho.

Hyunsuk se giro hacia su general y le hizo una pequeña venia. Su subordinado acorto la poca distancia que los separaba y le entrego la caja de madera que sus manos custodiaban. Un fuerte sonido seco se escucho entre el tenso silencio y los presentes soltaron exhalaciones de estupor y asco, al contemplar el contenido que el objeto resguardaba.

Jeon Hyunsuk había dejado caer la caja de madera con fuerza, provocando su inmediato destrozo por el impacto y la cabeza de Min Nayeon salir rodando por el piso de mármol.

-Traigo la cabeza de mi esposa a los brazos de su amante -increpo el Líder del Clan Norte.

Juwon mantuvo su mirada impasible, no afectándole las palabras de Jeon y mucho menos observar la expresión de terror congelada en la cabeza de Nayeon.

-Padre... -escuchó el susurro de su hijo menor a su derecha. Juwon levanto su diestra sin virar la mirada, callando las palabras de su sucesor con ese simple gesto.

-¿Eso es todo?, creí que tu visita tenia un propósito mayor y de relevante importancia -minimizo Juwon, disfrutando observar un atisbo de desconcierto en la disimulada mirada inescrutable de Hyunsuk.

-Jugaste tu juego Min Juwon y fallaste -dijo el alfa Jeon con voz segura, presidiendo una sonrisa de triunfo-. Mi heredero no llevara la sangre de tu Clan y tu no podrás hacerte del poder de mi territorio. Nayeon esta muerta y nuestro trato queda anulado por infidelidad. Mi orgullo fue manchado y fue mi deber defenderlo, quedando absuelto de todo juicio por las leyes de tu gobierno. No puedes condenarme Min y todos los presentes son testigos de ello al confirmar tu mismo tu injuria.

-Tienes toda la razón, no puedo condenarte. -Hyunsuk extendio más su sonrisa al escuchar las palabras de Juwon-. Pero...-pronunció Juwon, inclinándose hacia delante y sosteniéndole la mirada-, siempre debes recordar que este es mi Clan y mi palabra es ley dentro de mi territorio. No importa si eres culpable o inocente, si yo quiero que mueras, simplemente te mueres. Por más Líder que seas, aquí no eres nadie.

Hyunsuk titubeo su sonrisa y la confianza de su actitud, pero se obligo a mantener su semblante seguro. Sabia que caminaba sobre hielo frágil en tierras extranjeras, un paso en falso y se hundiría.

-Deja de dar vueltas y mejor expresa lo que verdaderamente te trajo a mi encuentro -continuo Juwon, cansado de escuchar las palabrerías de un cobarde.

-Mi tesoro. Lo quiero de vuelta -demando con determinación Hyunsuk.

-Lo haría, si supiera a que tesoro te refieres.

Jeon Hyunsuk apretó los labios, conteniendo los impulsos de lanzarse sobre el arrogante alfa que lo observaba con desdén. Deseaba tanto destrozar esos oscuros ojos grises y arrancar su cabeza de tajo.

-¡No trates de engañarme! -vocifero, no importándole perder la cordura frente a su enemigo. El deseo de recuperar a Seokjin siendo más fuerte que su raciocinio-. ¡La existencia del Índigo. Se que lo sabes! ¡La maldita perra de Nayeon debió ponerte al corriente!

INDIGO (Namjin) /COMPLETA/EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora