CAPITULO 20

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Maratón (1/?)

El cielo rasgaba el amanecer, pintándolo de dorado, rosa y purpura. Jeon Hyunsuk se encontraba de pie en el balcón de sus aposentos, azotado por la brisa fresca del exterior. Apoyado en la barandilla, sintió la piedra negra, dura y áspera bajo los dedos, sin quitar la mirada del horizonte de su dominio.

—Mi señor, un alfa extranjero solicita con urgencia una audiencia privada con usted. —Su sirviente personal hablo en voz baja, como si no quisiera molestar a su Líder en su solemne meditación.

—¿Dónde esta? —cuestionó el alfa con tono sereno y sin voltear la mirada, causando en el beta un sentimiento de extrañeza.

—En el salón principal. 

Hyunsuk atravesó el corredor a paso lento, pasando ante una hilera de ventanales largos en forma de arco, desde los que se divisaba el imponente panorama de la muralla defensiva, el patio de armas y el jardín de cerezos. Los guardias patrullaban por los adarves, mientras los soldados practicaban con el arco. El sonido de las flechas originando un sonido parecido a una bandada de pájaros que emprendían vuelo por el cielo.

Sus botas hicieron eco por el suelo de mármol del espacioso salón, custodiado por cuatro alfas de su guardia, dos posicionados firmemente en la base de las escalinatas a su trono y los otros dos envarados en el arco triple de la entrada. Su aroma dominante llenó las paredes de granito e instó a que su visitante bajara la cabeza como muestra de respeto ante la presencia de un sangre pura. 

—Líder Jeon —el alfa reverencio profundamente manteniendo la mirada gacha.

—Veo que hasta los perros mas fieles pueden traicionar a sus amos —escupió Hyunsuk mientras se ubicaba a sus anchas en el respaldo de su trono y escrutaba al hombre frente a él. El extranjero llevaba una capa raída de color verde, con un jubón y botas color marrón, que hacían juego con su pelo y sus ojos castaños. —dime ¿Dónde esta tu Señor?

—Muerto, Líder.

—Vaya, digno castigo para un cobarde —espeto con una sonrisa irónica—. Y tu. ¿Qué es lo que pretendes presentándote ante mi?¿Eres consciente que puedo mandarte junto a tu amo?

—Mi Señor, si usted considera que mi sangre es digna de manchar sus manos no me opondré en absoluto. Pero siento que aun puedo servirle de utilidad.

Hyunsuk explotó en una carcajada falsa, llenando el salón con su voz barítona y fingiendo limpiar pequeñas lagrimas de las esquinas de sus ojos. 

—¿Cómo puede servirme un perro rastrero como tú? —cuestionó anticipando un monólogo inventando que llamase su atención. 

—Puedo ayudarle a recuperar su tesoro —hablo Taejeon, levantando la mirada y chocando con los iris ónice de Hyunsuk—. Las personas que lo traicionaron, su hijo y el omega Indigo. Puedo llevarlos a ellos. 

 

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INDIGO (Namjin) /COMPLETA/EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora