CAPITULO 26

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El río era una cinta verde azulada que brillaba bajo el sol de la media mañana. En las aguas bajas de las orillas, sobre las rocas de colores, crecían juncos abundantes que se mecían con el dulce arrullo del viento, misma que dejaba a su paso una estela de ondas sobre la superficie del manto liquido.

El paisaje era tranquilo y lo hizo aun más perfecto al divisar a su luna sonriendo al otro lado del río. Sus cabellos dorados se mecían sujetos en una pequeña coleta, dejando al descubierto su etéreo rostro adornado de dos zafiros de gracia y hermosura. La túnica que ataviaba su grácil figura, presentaba algunas manchas húmedas, producto de su pequeño jugueteo con los omegas menores. Jimin soltaba carcajadas a su lado, mientras observaba el resultado de su travesura, un Jungkook mojado de pies a cabeza, contagiando a Seokjin en el proceso.

—Es bueno que se diviertan —hablo Heesoon, varándose a su lado con la mirada fija en los omegas que resplandecían de felicidad.

—Me gusta verlos en armonía —suspiro Namjoon—. Como deseo que nunca borren esas sonrisas de sus rostros —dijo, observando a los pajarillos volar, dibujando formas imaginarias sobre los menores.

—Nosotros lo haremos realidad —Namjoon se giro ante la determinación del alfa mayor y asintió convencido de sus palabras. 

Existía un juramento entre los miembros que conformaban el orden de la paz, donde las cabezas de cada familia debían unirse a su cometido en caso de que la guerra entre clanes se desatase en un futuro. Era un juramento de lealtad hacia la Diosa Luna.

 —¿Cómo van los preparativos para tu partida? —cuestiono el mayor volviéndose hacia Namjoon. 

—Estoy listo, mis hermanos también lo están. Solo nos falta esperar el alba para partir a tierras sureñas.

—¿Estas seguro que no quieres que te acompañe? — volvió a interrogar Heesoon, buscando revocar su idea de marchar con solo sus hermanos hacia el Clan Min—. Conozco a Suga  y puedo ayudarte a concretar un acuerdo con él.

—Estoy agradecido por tu intención, pero te recuerdo que tu presencia en el clan es indispensable, eres uno de los mejores en cuanto a combate y estrategia, es mejor si los alfas y betas entrenan bajo tu mando; además estaré más tranquilo si te quedas cerca a Seokjin. —Se podía observar en Namjoon la preocupación en sus pupilas, en el modo que sus cejas convergieron en una curva y se formaron leves arrugas en su frente 

 —Entiendo y en cuanto a Seokjin, recuerda que lo considero familia, así que no tienes por que preocuparte. Cuidarlo será mi enfoque principal. 

Namjoon volvió a agradecer y viró su mirada al frente, donde su omega lo observaba con una dulce sonrisa iluminada por el dorado del cielo.

—¿En que piensas? —interrogo Seokjin en un susurro, sumido bajo el calor de su pecho desnudo, bajo la intimidad de su habitación cargada de feromonas. Habían vuelto a profesar su amor en la sabanas de su lecho compartido, alcanzando el éxtasis de su cordura y reforzando los hilos invisibles de su lazo.

Namjoon le sonrió, rodeando con sus brazos su delicada cintura y dejando un pequeño beso en esos labios de cereza que lo enloquecían.

—En un futuro contigo.

—¿Y que hay en ese futuro? —preguntó el omega con un brillo de ilusión.

Namjoon lo contemplo tan bonito, que sintió como esos destellos avellanas se deslizaban por su corazón y se alojaban en el fondo de su estómago, provocando en Seokjin un dulce sonrojo. 

—Yo sosteniendo tu mano, sentados en la entrada de nuestro acogedor hogar que pronto comenzare a construir —Seokjin soltó una hermosa risilla, encantado con las palabras de su alfa —. Y con nuestros cuatro cachorros corriendo alrededor.

INDIGO (Namjin) /COMPLETA/EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora