CAPITULO 22

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Las paredes se mantenían calientes, con el libido de la excitación abarrotando la habitación. El alfa abandono las delicadas sabanas de seda blanca y camino desnudo hacia el ventanal que daba vista al mar. Los cortinajes fueron descorridos, permitiendo que la brisa fresca de la tarde penetre en la cámara y aliviane la pesadez de las feromonas.

—¿Qué te tiene tan pensativo? —cuestiono Nayeon, recostada de lado, con la palidez de su piel desnuda expuesta a los débiles rayos del atardecer. 

—Te estas tardando en darle un heredero a tu esposo— replico el alfa con bastante frialdad, girándose sobre sus talones y clavando sus iris grises en la mujer.

Nayeon lanzó un bufido, no dejándose intimidar por el alfa de Seohyun. Los años que había compartido su lecho con Juwon, a espaldas de su única pariente, le había dado la oportunidad de conocer los intereses del alfa, convirtiéndola no solo en un desahogo de emociones sino también en cofre de secretos.

—Es más probable que tenga un hijo tuyo que un heredero Jeon —manifestó, recostándose de espaldas con la vista en el techo. Sentía las ingles adoloridas y las piernas acalambradas. El sexo había sido desenfrenado y apremiante.

—Nunca anude en ti.

—Lo se —suspiro—. Pero..., es exasperante esta situación. He intentado de todo para provocar en Hyunsuk alguna clase de excitación que conlleve a tomarme en su lecho, pero el simplemente me evade. Al principio creí que se trataba de alguna impotencia sexual, pero mis suposiciones se desvanecieron al descubrirlo en pleno acto con un joven omega. El chiquillo llevaba una peluca rubia y los ojos vendados. Seokjin, era lo único que se escuchaba en esa habitación conjuntamente con los patéticos sollozos del omega. 

Juwon frunció el ceño, tratando de buscar en sus recuerdos algún amante de Hyunsuk que llevara ese nombre. No se le venia a nadie a la mente, pero eso no evitaba que la punzada de incertidumbre se instalara en su mente.

¿Quién eres Seokjin?  

Un toque en la puerta hizo que su realidad retomara protagonismo dejando de lado sus pensamientos. Juwon se acercó al guardarropa y tomó una túnica plateada con sutiles bordados dorados. Su desnudes fue cubierta y camino descalzo hacia la entrada.

Nayeon advirtió su propia desnudes y tomo las sabanas blancas para cubrirse hasta la barbilla.

 —Di una orden clara de no molestar —vocifero el alfa hacia su sirviente personal. El beta se mantuvo cabizbajo, evitando mirar directamente a su amo.

—L-lo siento mi señor, pero... su hijo mayor se encuentra en el fuerte.

—¿Dónde esta? —cuestionó Juwon, soltando un gruñido entre dientes.

—En el jardín de la Luna Min. 

El alfa inhalo hondo desprendiendo feromonas ácidas. Claro indicio de su cambio de humor.

—Ve por un cambio de ropa. ¡Apresúrate! —ordenó, observando al beta correr por los pasillos en dirección a sus aposentos.

—No había visto al mayor de tus cachorros en mucho tiempo, escuche que se convirtió en un pirata mercenario. Que encantador destino para un hijo desertor... —tarareo Nayeon, dejando de lado las sabanas blancas y tomando su propia túnica de seda perla. 

Juwon cruzó la habitación en dos zancadas, agarrando con brusquedad los delgados brazos de la omega.

—No colmes mi paciencia omega. Regresa a las tierras del Norte, cumple tu función de esposa sumisa y engendra un heredero con prontitud. Mis planes no se concretaran con Hyunsuk vivo, ¿lo entiendes verdad? 

INDIGO (Namjin) /COMPLETA/EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora