Siento como me mueven ligeramente seguido de escuchar mi nombre varias veces. Lentamente comienzo a abrir mis ojos acostumbrándome a la luz que se colaba por las ventanas de mi habitación. Lo primero que vi fue a mi doncella real intentando levantarme de la manera más agradable posible. Sonreí ante ese gesto.
-Buenos días, Lili - le dije aún algo adormilada
-Buenos días su alteza, en serio lamento ser yo quien interfiera con su siesta y tranquilidad pero, la familia Albanis acaba de llegar de visita y el joven Deimos desea verla - las palabras de Lili lograron que mis ojos se abrieran de manera muy rápida para salir prácticamente corriendo al baño mientras hablaba con mi doncella.
-Como es que están aquí? Vinieron nada más así sin avisar? - el tono frenético de mi voz no era algo que pudiera controlar. Es que está gente no sabía lo que era avisar?
Me metí a la ducha mientras Lili me contaba que aparentemente habían mandado una carta que mi padre había contestado, pero que se le había olvidado comentarnos algo a los demás. Estuve a punto de molestarme con papá, pero creo que con el enojo de mi mamá será más que suficiente castigo por su olvido.
Me bañé y arreglé en tiempo récord y mi elección fue un vestido verde pastel con pequeñas mariposas por la falda y el corsé. Creo que tenía un estilo bastante normal y despreocupado. Iba saliendo de mi cuarto cuando ese pensamiento comenzó a hacer que tuviera miedo, la familia real de Albanis me había visto siempre con vestidos de gala, no sabía si recibirlos con un vestido tan sencillo fuera lo mejor.
Aun así no detuve mis pasos y seguí caminando en dirección a las escaleras. Hasta cierto punto si me llegaba a quedar con Deimos, el me vería de esta forma a diario, sus padres también lo harían. No tenía nada de malo mi vestido y él no estar perfectamente presentable siempre. Con ese pensamiento ahora comencé a caminar con más emoción hacia mi destino.
Mis ojos captaron la espalda firme y grande de Deimos. Se encontraba platicando con mi padre, Anthony y con su padre. Mi mamá, la reina y la princesa Delaney se encontraban sentadas un poco apartadas de los caballeros. Aprecie como se disponía a tomar el té.
-Buenos días majestades y altezas- Mi voz llamó la atención de todos los presentes, incluso Deimos se volteo en busca de mi e inmediatamente su característica sonrisa socarrona apareció en su rostro. Yo me limité a rodar mis ojos pero de manera divertida.
-Princesa - fue el primero en acercarse a mi tomando mi mano y besando el dorso de esta. Seguido de hacer una pequeña reverencia a la cual yo le conteste propiamente.
-Príncipe Deimos - fue mi modo de contestar. Nuestras familias no tardaron en alejarse de nosotros y sabía que eso no era una coincidencia. Sus padres posiblemente deseaban que su hijo me enamorara y los míos que lo conociera para poder descartarlo o aceptarlo.
-Tiene un estilo diferente hoy alteza - fue su manera de iniciar la conversación mientras nos sentábamos en uno de los sofás de la esquina.
-Es un día normal en el palacio alteza, no tengo deseo de usar ropa formal - el asintió con su cabeza pero no emitió ninguna otra palabra. Había algo raro en él, parecía un poco perdido en sus pensamientos. El Deimos que yo conocía siempre estaba un paso antes en la conversación, como si supiera con exactitud lo que ibas a contestarle y ya tuviera listo su contraataque, pero el que veía hoy simplemente parecía fuera de sí. Intuí que sería mi turno de iniciar la conversación.
—Tú nombre no es común, sabes cómo tus padres tuvieron la idea? - parpadeó unos segundos para recomponerse de mi pregunta, se tomó un pequeño tiempo para contestarme.
-Lo sacaron de la mitología griega, Deimos es la personificación del terror - mis ojos se abrieron antes su respuesta.
-Vaya, que tétrico. Porque tus papás querían que su hijo representara al terror? - una vez las palabras abandonaron mi boca logre ver como esa aura perdida que lo acompañaba ese día se dispersaba y él aura perspicaz y juguetona volvía. Esa chispa que lo caracterizaba volvió a sus ojos y sabía que él Deimos que yo conocía había vuelto. Mi boca se secó ante ese acontecimiento.
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El diamante de la corona
Ficção GeralHola, mi nombre es Lia Annalisse Krendigan princesa heredera al trono de Krendigan, pero mis padres me dicen solo Annalisse. Tengo 20 años y en unos días será mi cumpleaños número 21, donde pasará lo inevitable, algo que ha maquinado en las cabezas...