Capítulo 13. El inicio de una etapa

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No dejaba de ver las manecillas del reloj moviéndose, por un lado deseaba que avanzarán más deprisa, pero por el otro, hubiera preferido que se congelaran. No sabía cómo sentirme respecto a tener mi primera cita. La pregunta de si sería mágica no dejaba de atormentarme.

Quería que fuera perfecta, pero en esta vida realmente algo lo era? Me di rápidamente cuenta de que estaba intentando pensar en cuestiones filosóficas con el único propósito de no pensar en la cita que estaba a minutos de acontecer.

En ese instante mamá y papá entraron a la sala de estar. Note que mi padre se encontraba algo extraño, probablemente era porque no le agradaba la idea de ver a su única hija saliendo con alguien. Sonreí ante ese pensamiento.

-Una moneda por lo que causa esa sonrisa Annalisse – dijo mamá.

-Papá te encuentras bien? – dije y mamá se dio cuenta de inmediato que era lo que me había hecho sonreír, ella también lo hizo. Papá por otro lado nos miró serio a las dos, supuse que él también se había dado cuenta.

-Hacer burla de tu padre es muy poco correcto Annalisse – las carcajadas de nuestra parte no se hicieron esperar. Decidí pararme y sentarme a su lado para después abrazarlo - ¿Qué le paso a la pequeña niña que corría por todos estos pasillos y no tenía citas con nadie? – pregunto al aire.

-Creció papa – su abrazo se volvió más fuerte al instante

-Hubiera sido mejor si no contestarás – fue lo único que dijo. Así nos quedamos algunos segundos ante los ojos felices de mamá, pero nuestro momento fue interrumpido en cuanto el guardia entro a la sala anunciando la llegada del príncipe Hunter Leridon. Nos separamos y mi padre dio el permiso necesario para que Hunter pudiera entrar.

-Majestades – dijo él mientras realizaba la reverencia de protocolo – alteza – paso a saludarme a mí. Los tres respondimos con una leve inclinación de cabeza y un "alteza" de manera simultánea – permítanme expresarles lo agradecido que estoy por que hayan accedido a que Annalisse saliera conmigo – mi padre asintió.

-cuídala muchacho por favor – fue toda su respuesta y con eso ambos salimos de la sala con Lili, mi doncella, y algunos guardias detrás.

No tengo porque mentir, el viaje en carruaje fue sumamente incomodo. Creo que los dos estamos bastante nerviosos por la situación. No emitimos ni una sola palabra. Ni si quiera sabía hacia donde nos dirigíamos.

El vehículo se detuvo justo enfrente de una heladería, sonreí de manera inmediata e inconsciente. El helado era uno de mis postres favoritos en el mundo. No sabía si él sabía eso o si fue una simple coincidencia, de todos modos me pareció lindo.

Él se bajó y abrió mi puerta ayudándome a bajar del coche, de esa forma entramos al local. No tardamos en recibir una mesa por parte de la dueña, así como toda la atención por parte de los meseros. De alguna forma este tipo de cosas no me sorprendían.

-Bien Annalisse platícame más sobre ti – me dijo Hunter una vez que la mesera se fue por nuestra orden.

-Realmente no hay mucho que contar alteza, toda mi vida me la viví en el castillo, prácticamente con las únicas personas con las que me relacionaba fuera de mi familia eran los duques y sus hijos, y con las señoritas Whitehouse y Krett. Mi vida siempre fueron clases, libros y preparación para ser una buena heredera algún día – él me estaba escuchando atentamente y eso me hacía sentir algo nerviosa.

-Puedo preguntar por qué sus padres decidieron mostrarla en sociedad hasta sus 21 años? – yo asentí antes de hablar.

-Ellos siempre han estado preocupados por mi seguridad y por mi estabilidad. De alguna forma son conscientes de que ser una heredera al trono de una nación es un gran peso que debe de ser cargado sobre solo un par de hombros. La presión, las críticas, los malos comentarios y las personas aprovechadas eran exactamente lo que querían mantener alejado de mí. Yo no iba a ninguna reunión, ya sea dentro o fuera del castillo. Anthony por ser hombre iba a las reuniones dentro del castillo, aunque normalmente solo hacía acto de presencia y se retiraba a los pocos minutos – el asintió y se mantuvo callado mientras que la mesera depositaba nuestros helados sobre la mesa.

El diamante de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora