Me voy a quedar sin uñas si sigo de esta forma, pero simplemente no puedo evitarlo. Estoy nerviosa, no dejo de verme en el espejo en busca de las más mínima imperfección. El reflejo en el espejo podría significar tantas cosas para nosotros los humanos. El espejo era la única manera en la que podíamos vernos y en este momento lo único que observaba era a una chica aterrada y a punto de vomitar.
El baile había empezado a recibir gente desde las 6, pero mi entrada sería a las 7 en punto. Esa hora ya estaba muy próxima y los nervios que sentía eran descomunales. Mi estómago se retorcía en mi interior, mientras observaba como el azul obscuro del vestido resaltaba mi pálida piel. Las estrellas fue mi toque personal, la sastre del palacio decidió que lo correcto era que yo eligiera el elemento que contendría el vestido y no dude ni un segundo en escoger esas pequeñas estrellas plateadas.
Las ansias por saber cómo sería todo no me dejaban en paz, ayer me esforcé por disimular calma, tranquilidad y seguridad, pero en estos momentos era incapaz de mostrar otras emociones que no fuera la histeria, el nerviosismo y la imprudencia. Porque si, cuando estoy muy nerviosa no puedo dejar de hacer tonterías que me hacen ponerme más nerviosa y hacer más tonterías. Es como un círculo vicioso del cual no puedo escapar.
Por unos instantes agradezco el que mis padres siempre se hayan preocupado tanto por mi seguridad que no me hicieran participar en este tipo de eventos antes, pero por el otro, odio el que se hayan preocupado tanto por mi seguridad porque ahora no se como diablos debería de actuar. No se que decir, no se como caminar, como debería pararme, ni si quiera se si estoy respirando de manera adecuada o si todos los invitados terminaran burlándose de mi en cuanto ponga un pie en el salón.
Trato de invocar las palabras de papá.
"Nadie puede hacerte de menos a menos que tú se lo permitas"
Lo sabía, ellos siempre me habían recalcado que mientras yo proyectara seguridad, nadie se atrevería a debatirla. Intente tomar un par de respiraciones, porque por más que deseaba que el tiempo se detuviera, este parecía ir más rápido y la temida hora llegó. Unos leves toques a mi puerta me hicieron saber que mi momento de bajar era ya.
-Su alteza, sus invitados aguardan por usted – uno de los guardias me informó después de yo haberle dado el permiso de abrir la puerta. Con un asentimiento de cabeza comencé a dirigirme a su dirección aún con las piernas temblándome del miedo.
-Muchas gracias – le contestó mientras soy escoltado al palco de donde bajaré. Maldigo la idea de que entrara por esas ostentosas y largas escaleras, qué pasa si me caigo? Deja tú el dolor, la vergüenza.
-Con ustedes, el diamante de la corona de Krendigan, Lia Annalisse Krendigan, princesa de Krendigan y futura reina de nuestra nación – desde que el hombre comenzó a hablar todas las miradas en el salón se dirigieron a mí. Había de todo tipo, por un lado estaban las de mis padres, quienes me miraban con adoración y admiración, sonreía para ellos. Por otro lado había varias jóvenes que no me dedicaban la mejor de las miradas, pero tampoco me queje al respecto. Y por último las miradas de curiosidad, esas eran las que predominaban por toda el salón.
Todos hicieron una reverencia ante mí, la cuál yo respondí con una leve inclinación de cabeza para después comenzar a caminar hacia la gran pista donde mi papá ya me esperaba listo para que iniciáramos mi primer baile de la noche. También sería la primera vez que bailara en frente de tantas personas y eso me ponía aún más nerviosa, no era la mejor bailarina del mundo para ser sincera.
Estuve practicando mucho en estas semanas, pero a veces le pisaba los pies a mi papá por accidente y aunque el me decía que no pasaba nada, eso no quitaba que tuviera miedo de hacérselo a alguien más. Porque si, no solo bailaría con papá, todos los jóvenes solteros de la fiesta tienen que bailar conmigo, aparte de que es una forma de presentar sus intenciones. Hunter y Deimos no son los únicos que tienen intenciones de proponerme matrimonio, pero si son los únicos los cuales me conviene aceptar.
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El diamante de la corona
Fiksi UmumHola, mi nombre es Lia Annalisse Krendigan princesa heredera al trono de Krendigan, pero mis padres me dicen solo Annalisse. Tengo 20 años y en unos días será mi cumpleaños número 21, donde pasará lo inevitable, algo que ha maquinado en las cabezas...