CAPITULO 11

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♫All The Small Things - Blink-182♫

¡Mierda! Fue mala idea dejar esa carta...

Seguía cuesta arriba, estaba totalmente perdida, la Nieve cubrió el camino, y se nota que no ha pasado nadie por esta parte de la montaña. Realmente no se cuan grave fue la avalancha, si cubrió la pista de patinaje o quizá no, nunca la visité, así que la única que sabe como estaba era la NN (no identificada) que estaba en mi cabaña, que a estas alturas ya se habrá largado la desagradecida esa.

En cualquier caso, ¿Por qué no enviaron gente a revisar si yo estaba viva o no?, mejor no empiezo a juzgar antes de tiempo, lo único que se me ocurre es que hubo víctimas en la pista de esquí y Smith que pertenece a la brigada auxiliar está ocupado, quiero pensar eso...

Reconozco este lugar, había llegado a las rocas que días antes me había servido de camuflaje para tomar fotos de tigres.

—¡Mierda! ¡que cansada que estoy! — tomaba aliento, ya que subir cuesta arriba con la nieve fofa era como dar tres pasos, pero solo avanzaba uno.

No vi la mochila, la dejé en las rocas, lógicamente la fuerza de la avalancha aparte que la arrastró, de echo debe estar enterrada en algún lugar cercano, gire mi cuerpo viendo alrededor, definitivamente no podría escarbar todo ese lugar.

Mi corazón se aceleró cuando, oí el sonido de un oso, pero no era muy grueso.

Subí un poco y definitivamente era un oso pequeño que estaba a unos quince metros de mí.

—¡Carajo! — en otras circunstancias, le tomaría mil fotos, pero no estoy en un refugio o camuflada y lo mas probable es que su madre ya me olfateó.

—¡Rjrrr, rjrrr!—la mamá osa había llegado, imagino que mi alma estará tomando un avión de regreso a casa por que no me di cuenta en qué momento mi cuerpo empezó a correr cuesta abajo, "sin vida".

A zancadas corría con dificultad en mi cabeza me hacía películas. No quiero que hagan "revenant parte dos" pensaba... corrí lo más rápido que pude, cuando perdí el aliento. Giré hacia atrás y vi a la Osa caminar lento cuesta arriba.

—¡Fiuh!, eso estuvo cerca—decía mientras recuperaba el aliento.

Tengo mucha sed y estoy muy cansada, ni modo, tengo que regresar, mi intento de comunicarme falló...

—definitivamente tengo que volver—dije hablando conmigo misma, me arrepentí de salir sin mi cámara, la vista realmente era de ensueño y la verdad tomarle unas fotos a ese oso bebe hubiera estado genial inclusive gravarme escapando de la Osa, sonreí para empezar mi camino de regreso a la cabaña.

—Otra vez eras tú, enviándome un oso para regresar—hablé con la naturaleza—seguro que no se fue...—como está la situación por la zona, lo ultimo que quiero es salir a buscar a la paranoica esa, que debe de estar por ahí sin poder moverse.

Soy de Tailandia así que respeto mucho la naturaleza, soy budista, la naturaleza para nosotros no es algo externo al ser humano, sino parte de nosotros y de nuestra devoción. Consideramos a las personas como parte de la naturaleza, con una conexión intrínseca, en la que, si un elemento se ve afectado, los otros también sufrirán las repercusiones.

—tienes que entenderme, pero ok, fue demasiado la carta...—seguía hablando a los arboles que estaban en mi camino.

Llegué a la cabaña con el susto que me di, no tenía ganas de salir más— creo que por hoy no saldré más—dije abriendo la puerta de la cabaña.

Entré sin mirar el fondo de la cabaña, me quité la casaca y la colgué en un cuerno de la puerta, fui al lavatorio y puse agua en la cocina, morí de sed, fue un gravísimo error no llevarme una cantimplora, ¿y si me pasaba algo?, toda la situación me estaba estresando, sobre todo no tener comunicación.

Puse poca agua por lo que hirvió rápido y lo junté con agua helada para entibiarlo, me lo tomé rápido, si que tenía sed. Quizá debe de ser ya medio día, y el cereal que me preparé en la mañana no me hacía abasto, puse más agua hervir, respiré hondo para girar y verificar si realmente se fue o no la mujer.

Me acerqué a la cama, y ahí estaba, quizá haciéndose la dormida, vi que tenía una polera blanca, vi que mi ropa estaba revuelta...

—eso creí—dije antes de dar la vuelta para preparar el almuerzo, no oí respuesta.

Busqué en la despensa, y una sonrisa malévola se formó en mi rostro, de todas las latas que había cogí, la que tenía guiso de frijoles.

En el fondo estaba feliz de que no se haya ido, no sé que me pasó al escribir esa carta, debo averiguar por que motivo es tan hostil, está claro que debe ser de buena familia, su traje de essquí debió costarle por lo menos veinte mil dolares, lo curioso es que es un traje especial de medalleros olimpicos, pero ella no tiene cuerpo de deportista...en fin tengo que buscar la forma de pedir ayuda, pero primero es la comida. 

Cociné arroz y calenté la lata de guiso de frijoles, luego le serví acompañado de una infusión de hierbas especiales para el estómago.

Fui y la bandeja lo puse en el velador, sabía que se hacía la dormida.

—Debes comer caliente—le dije antes de retirarme e ir a comer mi ración.

Si nuevamente botas la comida juro que te cocino y te como—dije en mis adentros...

ACCIDENTE FORTUITO [corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora