2. Walking on a dream

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Narra Kellin

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Narra Kellin

Me desperté e inmediatamente el dolor en mi espalda baja se hizo presente.
Como pude me levanté de la cama, tratando de no despertar a Vic. Busqué mi ropa por toda nuestra habitación, pero no lograba encontrarla.

❝Dios, Vic es especialista en hacer desaparecer mi ropa❞

Pensé y no pude evitar sonrojarme al notar el doble sentido de mis palabras.
Opté por tomar la playera de mi esposo y un bóxer limpio de mi cajón. Bajé a la cocina y comencé a preparar el desayuno, tal y como lo hacía cada mañana.
Mi vista se desvió a las capsulas que se encontraban sobre la mesa del comedor.
¿Debería tomarlas ya? ¿Y si me arrepiento después? Sin darme cuenta, ya estaba frente a la mesa.
—Después de esto, ya no hay vuelta atrás —me recordé. Tenía miedo y mi mano temblaba a medida que llevaba las capsulas a mi boca.
Al fin había pasado, desde este momento estaba más que seguro que mi vida cambiaría para siempre.
Si todo funcionaba, tendría un bebé, y si no, moriría.
Varios besos en mi cuello hicieron que regresara a la realidad.

Los fuertes brazos de mi esposo rodeaban mi espalda mientras mordisqueaba mi cuello; sabía perfectamente como terminaría esto.
–Uh, Vic... no, para –dije, tratando de hacer que mi voz no sonara tan temblorosa, pero se me hizo imposible. Me estaba excitando de nuevo y no era nada bueno teniendo en cuenta lo que nos dijo el doctor—. Ya he tomado las capsulas.
Con eso se separó de mí de golpe.
—¿Por qué lo hiciste? Yo quería disfrutar un poco más —murmuró haciendo un tierno puchero.
—Tranquilo Vic, sólo serán quince días —reí ante su actitud—. Cuando pasen te prometo que haré lo que quieras.
Cuando quise retractarme de mis palabras era demasiado tarde, ya había una enorme sonrisa en su rostro.
—Yo... no me refería a eso... —Antes de que pudiera decir algo más, sus labios me callaron.
—Lo siento Kell, ya dijiste que harás lo que yo quiera. Dios, ya quiero que pasen estos quince días —Conociéndolo, sería un milagro si mi trasero sobrevive a lo que vendrá.

Traté de ignorar la mirada de Vic en mi trasero mientras servía el desayuno.
—¿Puedes dejar de violarme con la mirada? —bromeé.
—Hey, no es mi culpa que mi esposo sea malditamente sexy con mi ropa. Créeme, si no hubieras tomado las capsulas, te follaría en este instante.
Sentí la sangre centrarse en mis mejillas, sin dudas Vic nunca fue alguien a quién le avergonzara decir cosas como esas en cualquier momento.
Ignoré su comentario y me senté a su lado y empezamos a comer.
—Vic... ¿cómo le diremos a nuestras bandas? —pregunté. Ambos sabíamos que esta plática tenía que llegar.
Nuestros amigos y los fans de nuestras bandas sabían que estamos casados, más no saben absolutamente nada de que planeamos formar una familia.
—Yo... no sé Kellin, no creo que los fans de Sleeping With Sirens lo tomen muy bien ¿sabes? Llegará un momento en el embarazo donde ya no podrás subirte a un escenario.
Él tenía toda la razón, cuando llegue ese momento, a nadie le gustará saber que me "retiraré" de la música por un tiempo.
Noté como Vic bajo la mirada; él sabía que la música era lo que más amaba hacer, pero mi amor por ella no era nada comparado al que le tenía a él.
—Amor, no te preocupes, aún no llega ese momento, así que no debemos preocuparnos por sus reacciones ¿sí? Me conformo por decirles a los chicos —sonreí, levantando su mentón y obligándolo a verme—. No olvides lo mucho que quiero esto Vic, formar una familia es más importante para mí que estar toda la vida tocando en escenarios.
—Si quieres les podemos decir esta noche, habrá una reunión y ellos estarán —sugirió.
—Me parece perfecto —admití antes de besar sus labios.

Estaba algo nervioso, no tenía ni la menor idea de cómo lo tomarían los chicos, en especial mi banda

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Estaba algo nervioso, no tenía ni la menor idea de cómo lo tomarían los chicos, en especial mi banda. Hacía poco sacamos un nuevo disco además de que pronto empezaría la gira por todo el mundo con Pierce The Veil; todos los planes tendrían que ser postulados, por lo menos de por mi parte.
—¿Estás listo? —preguntó Vic entrando en nuestra habitación.
—Sí, ¿Qué tal me veo? Siento que...
—Amor, te ves hermoso con cualquier cosa —No pude evitar sonrojarme ante sus palabras. A pesar de llevar juntos más de tres años nunca perdió el detalle de decirme cumplidos todo el tiempo, y eso era algo que en verdad aprecio.

Subí al asiento del copiloto y Vic comenzó a conducir a casa de Mike, donde sería la "reunión", aunque, conociéndolos, no sería simplemente eso.
Durante el camino estuvimos cantando como si no hubiera un mañana.
—¡Dios, mi esposo canta como mujer! —dramatizó Vic antes de bajar del auto.
—¡No canto como mujer!
—Claro que sí, incluso gimes como mujer.
—No es mi culpa que las mujeres tengan la voz como yo... ¡Espera! ¿¡Sabes cómo gime una mujer!? —dije, sintiendo como la sangre me hervía. No era una sorpresa que Vic estuvo con varias mujeres antes de mí, pero no tenía que restregármelo en la cara.
—¿Celoso?
—No, ¿Por qué debería de estarlo? Además tú gimes como Austin —murmuré, nombrando a uno de mis exnovios. Dos podían jugar al mismo juego.
—Dios, de todas las personas, ¿tenías que nombrarlo a él? —preguntó con cierto fastidio en su voz. No era un secreto que Vic odiaba a Austin, aunque aún no sé porque, ya había pasado mucho tiempo desde aquella noche.
—¿Qué tiene de malo? Sabes que tú ahora eres mi esposo y él sólo un amigo.
—¿Amigo? Se nota que él aún no supera que le robé a su novio hace cuatro años.
Sí, había dicho "robé". ¿Por qué? Fácil, por el hecho de que yo comencé a salir con Vic cuando todavía estaba con Austin... En pocas palabras, engañé a mi ex con Vic, aunque no me arrepentía en lo absoluto, porque si no lo hubiera hecho, en este momento no estaría a lado de la persona a la que más amo.
—Ya, deja tus celos y entremos que de seguro están esperándonos —dije tomándolo del brazo y arrastrándolo hacia la casa de su hermano, donde nos abrió Alysha.

Dancing With A Wolf | Kellic mpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora