13. You stupid girl

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Narra Vic

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Narra Vic

Apenas iba llegando al edificio donde vivía Danielle y ya podía escuchar la música que sonaba a todo volumen. Desde ese momento supe que haber venido había sido un error.
Ignoré todos mis pensamientos y caminé hasta llegar al apartamento de mi exnovia, donde la música llegaba a lastimar mis oídos.
Me abrí paso entre toda la gente y después de varios minutos de buscar con la vista, logré ver a la chica que conocía hace años y por la que muchas veces deje a otras personas; pero esta vez sería diferente, no volvería a joder todo por ella.
—¿En serio hablaremos aquí? —le grité por encima del sonido de la música.
Ella negó, tomándome de la mano y arrastrándome a lo que supuse era su habitación.
—Déjame adivinar, ¿quieres dinero? —pregunté al ver que Danielle sólo me miraba.
—Eres un idiota, y no —respondió, rodando sus ojos. Buscó algo por todo el lugar hasta que tomó una pequeña bolsita blanca en sus manos—. ¿Quieres?
Inmediatamente negué, desde que estaba con Kellin había dejado esa mierda, sobre todo porque la usaba para tratar de ser feliz y ahora que lo tenía a él, lo era.
—Oh, cierto, lo olvidaba. Te casaste y desde entonces actúas como todo hombre de familia, aunque pronto lo serás —se encogió de hombros—. ¿Cómo se siente tener a un fenómeno viviendo contigo?
—No lo llames así, perra —gruñí.
—Auch, eso dolió —río—, como sea, ¿no quieres algo más?
Sabía que ella no comenzaría a hablar sin no aceptaba algo, por lo que le pedí una cerveza.
—Ahora sí, hablemos —murmuró.
Estuve de acuerdo con ella, haciéndole un gesto con la cabeza para pedirle que siguiera hablando mientras ingería más alcohol del que ya había tomado durante la noche.
Sentía como mi vista se nublaba durante segundos, pero no era nada por lo que preocuparme.
—Vic... te extraño mucho —susurró en mi oído.
Ni siquiera me había dado cuenta de en qué momento se había acercado tanto, pero ahora su rostro estaba a centímetros del mío.
—¿Ah sí? Pues yo a ti no —admití y traté de alejarme de ella, pero mis pies no respondían a mis órdenes.
—Eso es una lástima —dijo, y lo siguiente que supe era que sus labios estaban en los míos, moviéndose rápidamente mientras su mano bajaba hasta mi entrepierna.
Sabía que era un gran error no apartarme cuando comenzó a quitar mi camisa, pero algo me impedía reaccionar. Era como si mi mente no tuviera poder sobre mi cuerpo y de un momento a otro mis manos recorrieron cada centímetro de su suave piel. Sabía que estaba mal, pero simplemente no podía quitar mis manos de su cuerpo. Era como si lo único para mí fuera Danielle, y no existiera Kellin ni nada relacionado con él.

¿Nunca has sentido que estás dentro de una pesadilla, pero no puedes despertar? Eso sentí cuando desperté junto a Danielle y vi el condón usado en el suelo junto con nuestra ropa; no pude evitar sentirme realmente estúpido

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¿Nunca has sentido que estás dentro de una pesadilla, pero no puedes despertar? Eso sentí cuando desperté junto a Danielle y vi el condón usado en el suelo junto con nuestra ropa; no pude evitar sentirme realmente estúpido. Había engañado a Kellin. Él no había hecho ninguna maldita cosa para merecer esto, pero aun así lo había traicionado.

Lo más seguro era que ella hubiese puesto algo en mi bebida, pero eso no justificaba el hecho de que lo había engañado.
Era un maldito hipócrita; muchas veces había criticado y odiado a las personas infieles, pero ahora era una. Era mi esposo, él me había dado todo de sí y ahora lo tiré lo nuestro por la borda. Tres años de relación arruinados por una simple noche. No podía creer lo estúpido que era.
—Buenos días —sonrió Danielle a mi lado, cubriendo su cuerpo desnudo con la sábana, como si, por desgracia, anoche no la hubiese visto.
—No me vengas con esa mierda. ¿Qué diablos quieres de mí? —gruñí.
—¿Así es como me tratas? Me decepcionas Vic, creí que serías más considerado ante el hecho de que tu preciado Kellin podría enterarse de todo esto.
—No te atreverías —dije, sintiendo como el pánico nublar mi mente.
—¿Quieres probarme? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta—.Eso creí. Debes saber que mi silencio es muy barato, y está en venta.
En verdad no podía creerlo, ella estaba dispuesta a arruinar mi vida g sólo por algo tan vacío como el dinero.
—¿Para eso me llamaste? ¿Sólo porque necesitabas dinero? ¡Lo hubieras pedido de cualquier otra puta manera! —grité, sintiendo como las lágrimas provocadas por la ira se escapaban de mis ojos.
—Oh cariño, no lo tomes personal. Yo no te obligué a acostarte conmigo, tú decidiste hacerlo y ahora paga las consecuencias —La odiaba como nunca había odiado a nadie más, y todo porque ella tenía razón.
—Eres una perra —murmuré, tratando de recordándome que era una mujer y no debía golpearla, aunque me moría por borrarle esa estúpida sonrisa de su rostro.
—Lo sé cariño. ¿Sabes? En este preciso momento podría ir a contarle todo a Kellin —dijo, tomando un mechón de su cabello entre sus dedos, jugando con él como si fuera más importante que el hecho de que por su culpa podría perder a la única persona que amaba.
Gruñí y tomé mi cartera del bolsillo trasero de mi pantalón, el cual se encontraba en el suelo, y le di el poco dinero que traía.
—¿Sólo esto? ¿No te quedaste pobre? Vamos Vic, sé que tienes mucho más que esto —suspiró, fingiendo decepción en su voz.
—Es todo lo que tengo ahora —dije. Tomé mi ropa y me vestí lo más rápido posible antes de caminar hacia la puerta. Pero antes de que pudiera salir de allí y tratar de olvidarlo todo, habló una vez más.
—¡Hey! No olvides que esto sólo es la primer parte.
—¿Qué?
—¿Pensabas que con esto me conformaría? Claro que no querido, te buscaré cuando necesite más y...
No quise seguir escuchando ninguna maldita palabra más de ella y salí, cerrando la puerta con fuerza.

Mientras caminaba regreso al hotel, varias lágrimas de impotencia y decepción se deslizaron por mi mejilla, y ni siquiera me molesté en secarlas.
Había jodido todo y era consciente de que podía perderlo todo de nuevo, porque si no tenía a Kellin, no tenía nada.

❝Todo saldrá bien❞

Traté de recordarme eso una y otra vez, pero sabía que no era cierto, no podría ocultar mi error para siempre, pero hasta entonces, me rehusaba a perder a Kellin.
En cuanto llegué pude sentir la culpabilidad caer sobre mí como un balde de agua helada. Mi esposo dormía tan despreocupado sobre la cama, con sus mejillas levemente sonrojadas y los labios entreabiertos. Él era tan ajeno a toda la mierda que pasaba a su alrededor, y planeaba que siguiera así; por ningún motivo lo perdería.

Aún era muy temprano, pero decidí tomar una ducha para quitar el olor del horrible perfume de Danielle, que para mi mala suerte se había quedado impregnado en mi ropa.
A pesar de que tallé con toda mi fuerza cada centímetro de mi cuerpo, seguía sintiéndome asqueado de mí mismo. Era una vergüenza y no merecía a Kellin, de hecho, no merecía nada.
Nunca en mi vida me había sentido tan decepcionado y sobre todo, nunca me había odiado tanto. ¿Por qué lo había hecho? Kellin era mucho más que suficiente, pero yo no lo era para él, ya no.
Cuando salí del baño mi esposo bostezó, abriendo sus parpados lentamente y en cuanto me vio sonrió, y eso sólo sirvió para hacerme sentir peor.
—Hey —murmuró antes de caminar hasta mí y envolverme en sus brazos.
No me importó que pudiera mojarlo y lo abracé de vuelta. Aspiré su dulce aroma único y eso logró tranquilizarme de una manera increíble.
No supe cuando había empezado, pero ahora el hombro de Kellin estaba empapado por mis lágrimas.
—Vic, ¿qué pasa? —preguntó, secando con sus manos mi rostro de forma suave y delicada.
—Nada bebé —mentí—, no tienes por qué preocuparte.
Intenté sonreírle, pero sólo logré formar una extraña mueca. Sabía que él no me había creído, pero no me presionó. Se limitó a besar mis labios y ni siquiera fui capaz de devolverle el beso.
—¿Me vas a decir que está pasando? —exigió.
—Yo... no puedo —murmuré y desde ese momento lo supe; estaba perdiendo todo.

Dancing With A Wolf | Kellic mpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora