7. Why don't you figure my heart out

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Narra Kellin

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Narra Kellin

Sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo cuando me susurró eso. Sabía que no era nada bueno estar a completa disposición de un Vic que se ha estado "absteniendo" durante quince días. En verdad temía por la salud de mi trasero.
Apenas el doctor dijo que podíamos irnos, mi esposo me arrastró prácticamente hasta el auto. Traté de disfrutar mis últimos momentos de poderme sentarme hasta que llegamos a casa y entramos.
—No sabes cuánto tuve que aguantarme —murmuró, antes de unir nuestros labios. Pude sentir sus grandes manos tocar mi cintura y trasero por encima de la ropa, hasta que sus dedos se fueron metiendo en ésta. Sin cortar el beso me hizo retroceder hasta que mi espalda topó con una de las paredes de la sala de estar. Se molía de una manera lenta contra mí, haciendo que nuestras entrepiernas rozaran.

Sus manos bajaron hasta mis muslos, donde comenzó a acariciarlos una y otra vez hasta que subió una de mis piernas a su cintura, dándome a entender que quería que subiera la otra también, y eso hice, quedando entre la pared y su cuerpo. Me besaba lento, con lujuria, haciéndome sentir necesitado.
Con algo de dificultad quité su camisa y empecé a besar su cuello, él alzó la cabeza, permitiéndome tener más acceso. Mordía y succionaba cada centímetro de su piel, marcando mi territorio.
Vic hizo lo mismo con mi camisa, arrojándola a alguna parte de la sala, eso no importaba ahora; lo único que importaba éramos nosotros dos, nada más.

Suavizó su agarré, haciéndome caer de manera lenta al suelo. Con algo de prisa desabroché su pantalón antes de bajarlo junto con su ropa interior, liberando su gran erección. Me arrodillé frente a él, sonriendo al ver como pedía a gritos con su expresión que lo hiciera. Di una lamida desde el glande hasta sus testículos, ganándome más de un suspiro por su parte. Decidí no jugar más con él y lo metí de lleno en mi boca. Ahuequé mis mejillas para tratar de no ahogarme por el tamaño de su pene. Con mi lengua hacia pequeños círculos sobre la punta, saboreando el amargo sabor del pre-semen.
—Ugh, si Kellin... trágalo todo —gruñó. Y eso hice cuando se vino en mi boca. Succioné cada gota se su semen con rapidez; no es como si fuera la primera vez que lo hacía.
Cuando me levanté hasta quedar a su altura me besó de nuevo, mordisqueando suavemente mi labio inferior antes de separarnos.
—Te deseo.
Me parecía increíble como con tan sólo dos simples palabras podía encenderme más de lo que ya estaba. Quitó lo que restaba de mi ropa, haciéndome quedar completamente expuesto ante su merced.
—Eres jodidamente hermoso —susurró con voz ronca. Sus manos recorrieron cada parte mi cuerpo una vez más, deteniéndose en mi trasero, el cual apretó todo lo que quiso antes de darme la media vuelta.

Una de sus manos recorrió toda mi columna vertebral antes de llegar a mi espada baja. Creí que me iba a "preparar", pero cuando sentí una punzada de dolor en mi espalda baja, supe que lo que se estaba metiendo en mi interior no era solamente un dedo.
—Vic... Me-Me duele.
Él se limitó a girar un poco mi cabeza, haciéndome torcer un poco mi cuello, pero valió la pena porque pude concentrarme en el dulce sabor de sus labios y no en el insoportable dolor en mi trasero. Poco a poco fue empujando hasta que estuvo dentro de mí por completo.
—Lo siento, pero no sabes cómo necesito esto —No había entendido del todo sus palabras, y cuando lo hice era demasiado tarde. Gruñí de dolor; aún no me había acostumbrado a tenerlo cuando ya había salido y entrado rápidamente. Y aunque doliera, lo estaba disfrutando; tal vez era porque hace mucho que no lo hacíamos, o porque me agradaba la sensación de saber que podía complacer a mi esposo.

Con cada embestida el placer iba aumentando y el dolor disminuyendo, hasta que lo único que hacía era gemir y pedir por más.
—Maldición, podría follarte día y noche —murmuró, haciendo que su aliento chocara en mi oído, provocándome un escalofrío.
—Y-Y yo... po-podría dejar que me fo-folles día y noche —admití, con voz temblorosa. Estaba tan cansado por el hecho de que estábamos de pie y era mucho más difícil, pero aun así me obligaba a mí mismo a seguir.
—Mierda Kellin, estoy cerca.
Cuando lo dijo, sentí como un peso fue retirado de mis hombros, al menos no sería el único en correrme pronto.
—Sí Vic... quiero que me llenes —gemí, sabiendo el efecto que tenía en mi esposo cuando hablaba de esa manera.
Él se limitó a seguir entrando y saliendo de mí lo más rápido que podía. El orgasmo estaba tan cerca que incluso mi vista se nubló un poco y el oxígeno comenzó a faltarme.
—Ah... Vic... ma-más —pedí, sintiendo como todo mi cuerpo se contraía; estaba tan cerca. Mi cuerpo no soportó más y me corrí, manchando la pared frente a mí, y no me importo, ya limpiaría después. Él lo hizo dentro de mí un par de segundos después y ambos caímos al suelo completamente exhaustos.
Nos miramos por un momento, como si el tiempo se hubiese detenido para nosotros, antes de reírnos sin ningún motivo.
—Te amo —dijo antes de besarme con delicadeza.
—Yo más.

Me encontraba tratando de conciliar el sueño mientras mi esposo me abrazaba por la espalda; sí, eran las dos de la tarde, pero por lo que acabábamos de hacer estaba tan cansado

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Me encontraba tratando de conciliar el sueño mientras mi esposo me abrazaba por la espalda; sí, eran las dos de la tarde, pero por lo que acabábamos de hacer estaba tan cansado. Vic me tuvo que cargar hasta nuestra cama, porque ni siquiera podía pararme por mi cuenta.
Y como si el mundo me odiara, apenas estaba quedándome dormido cuando tocaron la puerta.
—Ve a abrir —bostezó Vic.
—¿Qué? ¿Me estas jodiendo? Apenas y puedo pararme por tu culpa, ve tú.
—Me gustaría estar jodiéndote, pero no lo estoy —dijo, haciendo que me sonrojara levemente—. Ya que, voy yo.
Mi esposo salió de nuestra habitación y yo seguí tratando de dormir, hasta que escuché unos gritos. Algo confundido, me concentre más en las voces, hasta que reconocí la de Oliver y la de Vic.
—¡No lo entiendes Víctor! ¡Tengo a Hannah pero aun así me acosté con Josh! ¿Sabes qué pasa si ella se llega a enterar?

Dancing With A Wolf | Kellic mpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora