5. I'm broken and bleeding

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[Hace cinco años]

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[Hace cinco años]

Narrador omnisciente  

El gran apartamento se encontraba frío y desolado. El teléfono sonaba una y otra vez, pero no había nadie. Austin estaba intentando localizar a Kellin, quien se suponía debería estar en el apartamento; apenas eran las diez de la noche, pero el problema era que su novio le había asegurado que estaría todo el día y noche en casa. Vaya mentira. Mientras Austin estaba de gira en algún lugar de Europa —al menos eso creía Kellin— él se encontraba en un bar, entregándose a Vic cómo tantas veces lo había hecho.

—Vi-Vic... aquí no —gimió en su oído. Estaban en una de las cabinas del sucio baño de algún bar de mala muerte; claro que podían permitirse un lugar costoso, pero era para que nadie los reconociera.
—Kellin... no sabes cuánto necesito estar dentro de ti —suspiró, ignorando lo que su amante había dicho. El moreno se encontraba entre las piernas del menor, haciendo fricción entre sus erecciones.
—Vamos a mi departamento, Austin no está —pidió, tratando de tomar toda su fuerza de voluntad y no dejarse follar de una vez por todas.
—Pero Kell...
—Anda, te prometo que te compensaré —Esas palabras fueron suficientes para convencer al moreno, él sabía lo que significaban esas palabras acompañadas de la pequeña sonrisa del pelinegro; no se atrevería a desaprovechar la oportunidad de tener los labios de su amante alrededor de su miembro.

No tardaron mucho en llegar al departamento que Kellin compartía con Austin; durante todo el camino el señor que conducía el taxi no pudo evitar estar completamente incomodo ante los dos chicos que se comían a besos en la parte trasera de su auto.
Aún ni entraban al lugar, cuando ya estaban tratando de quitar la ropa del contrario, suerte que no había nadie más en el pasillo. Ambos se dirigieron con pasos torpes a la habitación de Kellin.
—Ahora cumple con lo que prometiste —ordenó Vic con voz ronca por la excitación. El menor simplemente sonrió con inocencia antes de arrodillarse frente a él.
Bajó de una forma lenta y tortuosa la cremallera de su pantalón, pero definitivamente había valido la pena; la sensación de la lengua del pelinegro por todo su glande lo hacía desear más. Sus suspiros y gemidos se hicieron más fuertes cuando lo metió de lleno en su boca.
—Pa-Para —dijo, sintiendo esa sensación tan conocida en su estómago; no quería venirse tan rápido. El menor lo obedeció, levantándose para poder unir sus labios. Apenas y lo hizo, Vic tomo control de beso, mordiendo el labio del contrario cuando se separaron.

Por un momento sus miradas se encontraron, perdiéndose en los ojos uno del otro.
—Eres hermoso —susurró Vic, al tiempo que quitaba la camisa de Kellin. Éste último no pudo hacer otra cosa más que sonrojarse fuertemente.
Hace varios meses que su "relación" no era basada solamente en sexo en casi cualquier lugar, las cosas eran cada vez más serias que incluso Vic había dejado a su novia Danielle por una pequeña escena de celos que Kellin le había hecho, sólo que el moreno nunca se había atrevido a pedirle a su amante que hiciera lo mismo con Austin, porque hacer eso, significaría tener que decirle que estaba enamorado de él; al principio la idea de amar a otro hombre le parecía repugnante, pero después de casi un año de haber estado teniendo sexo con Kellin, esta idea desapareció por completo.
—Mierda Vic —gimió el menor. El moreno lo había hecho recostarse sobre la cama, de modo que su amante se encontraba arriba de él. Ahora se encontraba besando su torso, dejando marcas de que era suyo, sólo suyo. Quitó la última prenda del perfecto cuerpo de su amante, dejándolo completamente expuesto ante él.
—Sólo hazlo, quiero sentirte dentro de mí —pidió, sabiendo el efecto que causaba en el mayor cuando hablaba sin rodeos. Frunció el ceño cuando Vic se acostó a su lado, pero esa expresión fue reemplazada por una amplia sonrisa al oír sus palabras.
—Quiero que me montes.
Él no tardó mucho en obedecerlo. Buscó en el cajón de la mesita de noche, y a pesar de que sólo la luz de la luna los iluminaba encontró el lubricante entre todas las cosas.
Puso una gran cantidad en el pene del moreno antes de sentarse sobre este lentamente. A pesar de que su interior ya estaba algo acostumbrado a su tamaño, eso no quitaba que sintiera una punzada de dolor cada vez. Cuando el dolor desapareció por completo, comenzó a dar pequeños brinquitos sobre el cuerpo del mayor, uno cada vez más fuerte que el anterior, provocando que cada vez el miembro del contrario golpeara más profundo.

Por otro lado, en otro lugar cercano al departamento, Austin se encontraba caminando hacia su hogar, con un ramo de rosas en su mano y el celular en la otra, tratando de localizar una vez más a su novio, tan ingenuo a la situación. Se dio por vencido, Kellin nunca contestaría el celular, sólo esperaba que estuviera en casa para su sorpresa; la gira había acabado antes de lo previsto y quería sorprenderlo llegando a casa sin avisarle antes, y vaya que si lo sorprendió.
Metió la llave en la cerradura despacio, tratando de no hacer ruido, pensando que su pareja se encontraba dormida. Caminó lentamente a la habitación principal, y cuando encendió la luz, deseó nunca haberlo hecho.

El ramo de rosas que llevaba en las manos cayó al suelo, destruyéndose, pero eso poco importaba; era como si el tiempo se hubiera detenido. Aquello que sus ojos veían no podía ser cierto, su novio simplemente no podía estar teniendo sexo con su mejor amigo en la misma cama donde tantas veces le había hecho el amor.

—¿Ke-Kellin? —Fue lo único que salió de su boca. El nudo en su garganta estaba creciendo, al punto que le costaba un poco respirar. Las lágrimas ya bajan libremente por sus mejillas, y el dolor en su pecho iba creciendo cada vez más.
Inmediatamente la luz se encendió, Kellin y Vic se separaron por instinto, tratando de vestirse lo más rápido posible.
—Austin, yo... —Casi decía "lo siento, no es lo que parece" pero en realidad no lo sentía, y sí era lo que parecía—. Mierda.
La tristeza y decepción que Austin sentía fueron reemplazadas poco a poco por la ira. Kellin apenas y se había puesto su bóxer cuando el puño de su novio choco fuertemente con su mandíbula.
—¡Eres una maldita zorra! —Todas las buenas intenciones con las que había llegado, se habían esfumado por completo. Se sentía usado, traicionado, estúpido por creer todas las mentiras de su novio.
Si se ponía a pensar, Kellin nunca fue demasiado cauteloso con su infidelidad, prácticamente se besaba con Vic frente a sus ojos, sólo que él nunca había querido verlo, porque lo amaba, y eso dolía.

El pelinegro aún estaba aturdido por el golpe, cuando otro se avecinaba a su cara nuevamente, sólo que ésta vez Vic lo detuvo.
—Ni se te ocurra volver a tocarlo —gruñó. Sin dudas no podía ser más cínico; se suponía que Austin era su mejor amigo, pero los mejores amigos no traicionan de esa manera.
—Tú no te metas.
—Oh, claro que sí lo hago, tú no eres nadie para decirme que hacer —Las cosas se estaban poniendo tensas, la ira destellaba en los ojos de ambos chicos, y Kellin lo único que hacía era verlo todo desde el suelo; había caído gracias al impulso del golpe.
—Bueno, se suponía que si era alguien, ¡era tu maldito mejor amigo Vic! Todo el apoyo que te di ¿¡Y así es como me pagas!? ¿¡Follándote a mi novio mientras no estoy!?
—¿Yo? ¿Tú amigo? No te confundas Austin, nunca lo fuiste. Y bueno, no creo que Kellin haya sido realmente tu novio; si me permites, desde que empezaron a salir, yo ya jodía su trasero cada noche, sin que tú tuvieras la mínima idea.
Tras esas palabras, el poco orgullo y dignidad que le quedaba a Austin se fueron por la borda, ¿tanto tiempo tenían haciéndolo ver como un estúpido? Lo peor de todo es que él lo había permitido, había permitido que jugaran con él y sus sentimientos.
—Sólo quiero hablar con Kellin, a solas —pidió Austin, tenía tantas cosas que decirle, no podía quedarse con todo ese odio en su interior. Ya no tenía nada de qué hablar con Vic, ni siquiera quería verlo; no quería estar cerca de una persona tan hipócrita como él.
—Está bien Vic, si te necesito, te llamaré —Algo indeciso, el anterior nombrado salió de la habitación.
—Austin, yo... nunca quise que te enteraras de esta manera —admitió, bajando la mirada. Él tenía planeado dejarlo la próxima semana, cuando regresara de su gira, pero al parecer el destino quería otra cosa.
—Entonces, ¿tenías planeado decirme que tenías mucho tiempo viéndome la cara de estúpido? —Todo resultaba muy doloroso para él, ni siquiera podía ver el rostro de Kellin sin querer echarse a llorar como un niño al que le acaban de quitar su juguete.
—¿Cuánto tiempo tiene esta mierda? —preguntó, al ver que el pelinegro no decía nada más.
—Yo... una semana después de aceptar ser tu novio.
—Dios... No puedes ser más cínico, ¿se la chupabas y luego venías y me besabas? —preguntó, sin siquiera tratar de ocultar el asco en su voz.
—Austin, no lo veas de esa manera...
—¿Entonces de cuál? —El ojiazul no respondió, no se esperaba esa respuesta.
—Me das asco —Esas fueron sus últimas palabras, antes de salir de la habitación y luego del departamento con su corazón hecho trizas.

Aunque no pareciera, a Kellin le habían dolido sus palabras, pero no podía hacer nada, no podía reprocharle nada a Austin, se merecía eso y más.
—¿Estas bien? —preguntó Vic entrando en el cuarto. El menor simplemente asintió.
—Que no te importé lo que te dijo, recuerda que yo te quiero, más de lo que él es capaz.
La mente del menor dejó rápidamente el tema de Austin al oír lo que había dicho.
—¿Tú-Tú me quieres? —preguntó.
—Sí, siempre lo he hecho, te quiero Kellin.
—Dilo, dilo una vez más, por favor —pidió, acercándose más al cuerpo del moreno.
—Te quiero, te quiero... —repitió una y otra vez, besando sus labios.
Tal lo suyo con Austin había acabado, pero no le dolía mucho, porque Vic lo quería y eso era suficiente para él, Vic era suficiente para él.


Dancing With A Wolf | Kellic mpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora