18. Haven't you taken enough from me?

2.4K 238 31
                                    

Narra Kellin

Suspiré antes de tocar la puerta frente a mí. ¿Cómo había terminado aquí? Ni si quiera yo sabía.
—¿Puedo pasar? —pregunté, mordiendo mi labio para no llorar por lo patético que debía verme en ese momento.
—Claro, pasa —murmuró, sonando confundido, aunque no lo culpaba por eso; la última vez que nos habíamos visto no fue exactamente la mejor situación del mundo.
—¿Puedo saber qué pasó? —dijo, observando mis maletas con atención.
—Uh, sólo... necesitaba estar en un lugar sin él —expliqué, tratando de decir lo menos posible.
—Está bien, lo entiendo —sonrió—, me alegra que hayas decidido venir conmigo.
—Sigues siendo mi amigo, Austin, era obvio que lo haría —aclaré; no quería darle falsas esperanzas.
Sí, mi relación con Vic estaba jodida, pero eso no significaba que volvería con Austin.
No sabía si hacía lo correcto al estar con mi exnovio mientras Vic me buscaba por todos lados, pero en ese momento, ya nada importaba.

[Un mes después]

Ya había pasado tanto tiempo, y el dolor aún no se iba. Desde el primer día que había abandonado la gira, Vic no había dejado de llamarme, aunque ahora eran menos las veces que lo hacía. Desearía poder decir que eso no me importaba, pero estaría mintiendo. Quería que él se preocupara por mí, que sintiera lo mismo que yo, pero al parecer no era así.
Me moría por saber si Vic estaba pasando por lo mismo que yo, pero era tan cobarde que ni siquiera me atrevía a salir de la habitación de invitados.

En pocas palabras, mi vida se estaba yendo a la mierda y no hacía nada para detenerlo. Trataba de no alterarme mucho por mis bebés, pero parecía que hasta la más mínima cosa me hacía llorar.
No podía dejar de cuestionar cada cosa que hacía, y aún no sabía si estaba bien haber ido con Austin. Aunque supe que sí lo era cuando Vic lo llamó y él mintió por mí, diciendo que no me había visto.
En ese momento había querido quitarle el teléfono y decirle a Vic que fuera por mí y volviéramos a ser una familia, pero lo único que logré hacer fue huir de mis problemas, de nuevo.

Los recuerdos de cuando pasaba las tardes simplemente acostado junto a Vic, disfrutando de su compañía, parecían tan lejanos.
Ahora mis días transcurrían en estar encerrado en la tranquilidad de la habitación que Austin me había dado o estar con él, aunque eso fuera lo más incómodo del mundo.
Hoy, desgraciadamente, era uno de esos días. Él no dejaba de ver mi vientre hinchado, y no lo culpaba; había crecido tanto en esta semana que incluso a mí me sorprendía.
—Uh, Kellin, no tienes que decirme pero, ¿tú-tú estás...? —comenzó, despegando su vista del televisor.
Nos encontrábamos sentados en su sofá, viendo un aburrido programa, aunque no me había atrevido a quejarme para no llamar su atención y eso funcionó, o al menos hasta ahora.
—Eh... sí, estoy embarazado —murmuré, sintiéndome extraño en cuanto las palabras salieron de mis labios.
—¿Cómo? —Fue lo único que pudo decir. No quería tener que explicarle, porque eso sería sacar los recuerdos que tenía con Vic.
—Uh... É-Él quería formar una familia y bueno, aquí estoy —susurré, tratando de contener mis lágrimas al pensar en Vic.
—Hey, está bien, no llores —pidió, acercándose a mí. No quería que lo hiciera, y por suerte el sonido del timbre me salvó.
Austin me miró, indicándome con un gesto que subiera, y eso hice sin querer cuestionarlo.
—Ya te lo dije, él no está aquí —Escuché a Austin decir. No entendía a qué se refería, o eso fue hasta que alcancé a oír otra voz.
—¿Y por qué debería creerte? —preguntó Vic—. ¿¡Kellin!?
No sabía que hacer; una parte de mí quería correr a sus brazos y dejar que me explicara todo, pero otra lo único que quería era esconderse hasta que el dolor desapareciera con el tiempo, aunque dudaba que eso fuera posible.
Tuve que morder mi labio y controlar mis sollozos, escondiendo todo el dolor que sentía hasta que la puerta principal se cerró de un portazo.

Recargué mi espalda en la pared del pasillo, dejando que mi cuerpo cayera hasta estar sentado. Abracé mis piernas contra mi pecho, deseando poder hacerme lo más pequeño posible hasta desaparecer.
Las lágrimas nublaban mi vista, pero alcancé a distinguir a Austin corriendo hacia mí antes de rodearme con sus brazos.
Sabía que él lo único que trataba de hacer era consolarme, pero al estar a su lado no me sentía mejor. Lo que necesitaba era tener a Vic conmigo, diciéndome que todo estaría bien, no a Austin.
—N-No puedo —murmuré, sintiendo como el nudo en mi garganta me impedía seguir hablando.
No podía ni quería seguir sin Vic, y me hacía sentir impotente necesitarlo a pesar de lo que había hecho; supongo que al tenerlo siempre conmigo me había acostumbrado a su compañía, y ahora que no estaba, me hacía sentir enfermo, como si faltara una parte de mí.

Hubiese estado el resto de la noche revolcándome en mi autocompasión, sino fuera porque vi como el rostro de Austin se acercaba cada vez más al mío.
Su mirada estaba fija en mis labios y no parecía tener intensión de detenerse. La parte herida de mí quería tanto besarlo para lastimar a Vic como él lo había hecho conmigo, pero simplemente no podía, algo dentro de mí hizo que corriera mi cara en cuanto su boca estaba a centímetros de la mía.
Austin se alejó lentamente de mí, con una expresión herida.
—Supongo que siempre lo elegirás a él por encima de mí —rio sin gracia.
Sabía que eso era una aseguración, pero aun así asentí, provocando que varias lágrimas se deslizaran por sus mejillas—. ¿Sabes cuántas noches deseé que estuvieras de nuevo a mi lado, abrazándome como siempre lo hacías? Cuando te vi en mi puerta la esperanza que había perdido volvió, pero, ¿cómo fui tan estúpido para pensar que volverías a mí?
No sabía que contestar; sin darme cuenta había estado dañando y utilizando a Austin, era una mierda de persona.
—Lo-Lo siento por todo, nunca fue mi intención lastimarte —admití—. Supongo que lo mejor será que me vaya y...
—¡No! —interrumpió—. Por favor, no te vayas, Kellin.
—Austin... no es justo lo que te estoy haciendo. No puedo correr contigo al primer problema que tenga con Vic. Creo... creo que lo mejor será decir adiós.
A pesar de que él no quería, aceptó. Mentiría si dijera que me sentía triste de tener que irme, porque no lo hacía; se sentía bien poder cerrar todo lo que había tenido con Austin y seguir mi vida, aunque no tenía ni idea de cómo haría lo último.
Guardé todas mis cosas en mi maleta para salir de la casa sin siquiera mirarlo una vez más.

Ahora no tenía ningún lado en donde esconderme de Vic y sin más remedio, comencé a caminar hacia la casa que solía compartir con él.
Lo único que podía era suplicar internamente que no estuviera allí. Pero cuando llegué, logré ver las luces de la planta baja encendidas.
Bufé antes de dirigirme a la puerta, y antes de que siquiera hiciera un intento de abrirla, Vic lo hizo por mí, dándome una mirada llena de sorpresa.
No tardó en rodearme con sus brazos, pero no correspondí su abrazo. Lo único que pude hacer fue alejarlo de mí y pasar al interior de la casa sin atreverme a mirarlo.

Dancing With A Wolf | Kellic mpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora