39 - Mi alma gemela

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Nota: La narración puede verse muy apresurada, pero tomen en cuenta que son dos meses en un solo capítulo y realmente no quería hacerlo muy tedioso.





Inicios de Junio - Dos meses antes de los últimos sucesos en el capítulo anterior.

Oikawa nunca creyó que hacer una llamada fuera tan dificil. Nunca se habría imaginado que estaría frente a un autobús a punto de partir a Miyagi sin haberse despedido de Iwaizumi. El chico ni siquiera tenía idea de que partía ese dia. 

Su plan había sido irse sin decir adiós. Porque era un cobarde, o tal vez era su instinto de supervivencia porque no imaginaba que fuera posible seguir viviendo sin Iwaizumi Hajime. Pero a último momento creyó que despedirse era necesario. Para Iwaizumi, para él, para su relación...

Asi que marcó el número de memoria, aunque tuvo que corregirlo varias veces porque estaba temblando. Sus manos temblaban tanto que hasta temió tener Parkinson. Creyó que iba a vomitar al iniciar la llamada. 

- ¿Oikawa? - preguntó su mejor amigo apenas contestó. 

Retuvo la respiración por lo que le parecieron horas. No había hablado con Iwaizumi en semanas y hacerlo ahora solo para despedirse le rompía el corazón. 

- Hola Iwaizumi - intentó que su voz no temblara. 

- ¿Sucede algo? 

- Bueno... sólo llamaba para decirte que hoy me voy a Miyagi. 

Se removió incómodo cuando no obtuvo respuesta de inmediato. 

- Oh, bueno, ¿a que hora? Tal vez podría ir y... 

- No - lo interrumpió -. Ahm... yo ya estoy en la estación y no falta mucho para que deba subir... entonces... 

- Si, entiendo - lo escuchó reír levemente. 

Quiso creer que a pesar de estarse riendo le dolía tanto como a él, incluso si eso era un pensamiento despreciable. 

- Ya está todo listo. Kuroo y Akiko vinieron a dejarme. Me voy en unos minutos. 

"Dime que no me vaya. Solo dilo Iwa-chan. Pidemelo una vez y correré a buscarte... por favor."

- Ten un buen viaje - recibió como respuesta después de unos segundos. 

Y dolió. Sabía que era lo mejor, pero eso no hacía que doliera menos. 

- Si, seguramente dormiré todo el viaje - fingió reírse para esconder que había comenzado a llorar.

Ninguno volvió a hablar por otro par de minutos. Oikawa rezó para que Iwaizumi no escuchara su llanto. 

- Cuidate Oikawa. 

- Tu igual Iwaizumi - sorbió la nariz -. Debo irme. 

- Adiós Oikawa - escuchó a duras penas. 

- Adiós. 

Colgó de inmediato al no poder soportar más. Dejó salir su dolor y cayó de rodillas al suelo mientras se abrazaba a sí mismo. Sentía que le habían arrancado el corazón y temió que ese sentimiento no fuera a desaparecer nunca. 

- Me duele tanto - sollozó recibiendo el abrazo de Akiko. 

- Lo sé, lo siento Tooru. Pero pasará. 

- No, no, no - lo dijo mil veces -. ¿Dolerá así siempre?

- No. Algún día ya no dolerá. Va a pasar, lo prometo - Kuroo susurró abrazando a ambos. 

¡No me toques! - KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora