22 - Un buen año

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Ropa de Akaashi y Kenma descrita en el capitulo pasado

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Ropa de Akaashi y Kenma descrita en el capitulo pasado. Olvide poner las fotos jsjsj :)



La fiesta de Akaashi fue de hecho muy tranquila. Kenma esperaba mucho más alboroto del que realmente hubo, pero cree firmemente que todo se debió a la presencia de más personas con más sensatez y cabeza como para pensar en los pobres vecinos que soportan cada fin de semana a los ruidosos de Bokuto y Akiko, sin olvidar a Kuroo antes de que su trabajo se volviera más exigente y le impidiera ir. 

Kenma se sintió lo suficientemente cómodo como para no estar detrás de Kuroo o Akiko toda la fiesta. Conversó con algunos amigos de Akaashi y Bokuto, quienes fueron agradables, no muy ruidosos y llenaban los silencios de parte del teñido. Todos en aquella fiesta concordaron en que Kenma era alguien "cool" a pesar de lo reservado y calmado que era. 

Se podría decir que todo fue normal. Akaashi disfruto su fiesta sorpresa, la cena estuvo deliciosa y el ambiente fue cómodo. Solo hubo un pequeño detalle que hizo de aquella fiesta algo interesante para Kenma, aunque no fue literalmente un algo, sino un alguien. 

Fue a mitad de la cena cuando el timbre de la casa volvió a sonar y, aunque Akaashi estuvo algo sorprendido, Bokuto atendió la puerta con completa normalidad para recibir a uno de sus compañeros esporádicos de fiesta. 

Oikawa Tooru. Ese fue el nombre que escucho Kenma salir de la boca de Akiko cuando preguntó por él. Todos allí parecían conocerlo menos él y, aunque no le dio gran importancia a su persona, más tarde descubrió algo interesante que no sabía como procesar. 

Después de la cena, Kenma se mantuvo al lado de Akiko durante una media hora y en aquel lapso llego a presentarse cara a cara con Oikawa, quien lo saludó efusivamente y fue muy amable. El castaño y la pelirroja entablaron alguna conversación y, como no parecía molestarles la presencia de Kenma, él se quedó ahí tan solo escuchando. 

- ¿Me vas a decir que te sucede? - preguntó Akiko tras un suspiro de cansancio. 

- No sé de qué hablas - respondió el castaño para después empinarse su vaso de cerveza. 

- Si claro, eso ni Kenma se lo cree - bufo ella. 

- ¡Él me cree! ¿A que si? - Oikawa observó suplicante al teñido y, obligado por presión social, terminó negando y ocasionando un puchero en el chico. 

¡No me toques! - KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora