19 - Dolor acumulado

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4686. Les pido amablemente que pasen a buscar unos pañuelos porque estoy 99% segura de que van a llorar. Al menos yo si lloré poquis escribiendo este capítulo.

Desde que llegué al departamento con Kuroo, las cosas avanzaron con demasiada rapidez.

Actualmente llevo algo así como mes y medio viviendo con Kuroo y estoy a poco de lograr el mes trabajando en NekoGames.

No ha sido fácil acostumbrarse, pero no me quejo demasiado sobre mi situación actual.

Mi día a día se resume a levantarme, tomar una ducha, almorzar junto a Kuroo y luego pasar toda la mañana y gran parte de la tarde trabajando. Al finalizar el día, Akiko se encarga de llevarme a casa, cenamos algo juntos y en ocasiones Kuroo se une por algunos minutos, aunque es más común irme a dormir sin que Kuroo llegue al departamento.

Los únicos días en que mi rutina cambia un poco son martes y jueves. Esos días salgo un poco más temprano del trabajo y Bokuto se encarga de llevarme a mis consultas con el psicólogo.

Al principio estuve renuente a viajar solo en un auto con Bokuto, pero ya van tres semanas de esta rutina y me he acostumbrado al ruidoso piloto. Suele cantar o charlar demasiado sin esperar muchas intervenciones de mi parte.

Admito que me gustaría que fuera Kuroo quien me llevara, pero desde que inició el proyecto aquel es muy raro que pueda verlo en algún otro momento que no sea en el desayuno.

En mi día libre, es decir domingo, se ha hecho normal que Akiko me recoja del departamento y termine en su apartamento o en casa de Bokuto y Akaashi. Kuroo solo ha ido una vez, pero Akiko asegura que ese es su comportamiento cuando se encuentra ocupado con el trabajo.

Justo en este momento acabo de terminar sesión con el psicólogo y camino casi en automático hasta el auto de Akaashi, el cual es conducido por Bokuto.

- ¡Kenmaaa! - grita Bokuto al verme entrar y no tarda en encender el auto.

Las sesiones no han sido malas. Como esperaba, ni siquiera hemos tocado el tema de Hiroki, sino que empezamos con toda mi vida antes de él.

No digo que mi vida fuera horrible en ese entonces, pero la ansiedad social no me era de gran ayuda para encajar en el mundo y tener una infancia y adolescencia de ensueño. Y no hace falta mencionar que los niños y adolescentes la gran mayoría del tiempo son unos idiotas.

- ¿Todo fue bien? - pregunta mi acompañante mientras juega con la radio durante el semáforo.

No tengo ganas de contestar, así que decido cambiar el tema. Siempre funciona con Bokuto.

- ¿Por qué eres tú quien me lleva a las sesiones? - pregunto algo que siempre me dio curiosidad.

Entiendo que Kuroo y Akiko no pueden por su trabajo, pero posiblemente sería más sencillo que yo solo me traslade al lugar. Incluso si es caminando y no es de mi agrado la idea.

No me gusta depender de ellos. Siento que hacen demasiado y, aunque no parecen hacerlo por lástima, mi cabeza dice que sí.

- ¡¿Tan mala compañía soy?! - exclama y no se si realmente está indignado o solo bromea. - Simplemente soy el que mayor tiempo tiene - se encoge de hombros.

- ¿No trabajas?

- Soy entrenador auxiliar para un equipo de tercera división de Japón y también en el gimnasio de la ciudad - explica. - Los entrenamientos con tercera división son en la mañana y en el gimnasio son 4 días a la semana.

- ¿Así que tienes las tardes libres? - continuo preguntando, solo que ahora lo hago con genuino interés.

- Sip - contesta.

¡No me toques! - KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora